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Caño critica en su informe la pérdida de credibilidad de ‘El País’ y el “aislamiento” de Javier Moreno

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JAIME SOTERAS

Antonio Caño elaboró, a petición del presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, un informe sobre el periódico que dirigirá a partir del 4 de mayo, que parte de una dura crítica sobre la “pérdida de credibilidad” del diario, pide la renovación “profunda, casi total” de los actuales cuadros y, alerta a un tiempo sobre la actitud “revanchista” y “obstruccionista” que teme encontrar en la redacción, mientras hace una demoledora descripción de la etapa de Javier Moreno al frente del rotativo.

El documento, al que ha tenido acceso infoLibre [puedes verlo aquí en PDF], no supera los dos folios y medio, divididos en seis apartados. Fue enviado por error por el propio Caño, hasta ahora corresponsal en Washington, a una cincuentena de periodistas y colaboradores de las delegaciones americanas. Incluso le llegó a algún subdirector en Madrid. Ni siquiera Javier Moreno estaba informado de su existencia. Ese error precipitó el anuncio del relevo en la dirección de El País, que Juan Luis Cebrián comunicó a los mandos el pasado día 18.

Antonio Caño comienza dando por hecho que la “brutal” pérdida de credibilidad de las instituciones, producto de la crisis, afecta también a los medios de comunicación, incluido El País. Pero también culpa de esa falta de crédito al “automatismo” con el que parte del público ha “arrinconado” al periódico “en un lado del espectro político ante la proliferación y agresividad de la prensa de derechas”. “Nosotros mismos hemos contribuido a ese encasillamiento”, asegura el próximo director, “como reacción instintiva a nuestros competidores o por falta de imaginación”.

Convivencia deteriorada por el ERE

A su juicio, el primer periódico español ha perdido “capacidad de interlocución con una generación más libre y cansada de partidismo y sectarismo”. De hecho, los esfuerzos por llegar a esos lectores se han quedado “a medio camino”. En realidad, se han limitado a hacer “un trabajo más superficial” y dar paso a “temas ligeros” para atraer a lo más jóvenes.

También cree Caño que, acostumbrado al liderazgo, El País ha pecado de acomodaticio, tanto su equipo directivo como una redacción desmotivada, “sin los estímulos, la comunicación y el grado de exigencia necesarios”. “El brío de los primeros tiempos se perdió hace mucho”, abunda en la crítica, “y nunca fue sustituido por la búsqueda de la excelencia o el compromiso con el futuro”.

Del estado de ánimo de la redacción se ocupa Antonio Caño en varios momentos. Empieza por reconocer “el deterioro de la convivencia” que ha provocado el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de noviembre de 2012. Tras un duro conflicto, fueron despedidos 129 periodistas, el 28% de la redacción. Muchos de ellos han demandado a la empresa en los tribunales.

Después, sitúa como el tercero de sus tres objetivos como director “recuperar la vitalidad de la redacción”. Y, finalmente, advierte de que uno de los obstáculos para llevar a cabo sus metas será la “actitud revanchista, obstruccionista, casi saboteadora” que se encontrará “en algunos sectores de la redacción”.

Los “obstáculos” para renovar 'El País'

El nuevo director se compromete a adaptar la estructura del periódico a las que califica como “prioridades estratégicas”: internet, América y una edición de papel “renovada”. Todos ello partiendo de una “nueva narrativa con el público”. Para elaborarla, propone “obsesionarse menos en la búsqueda indiscriminada de lectores” y “enfocarse más” en precisar qué es lo que El País quiere decir. “Los lectores”, augura, “deben venir como consecuencia”.

En concreto, plantea, con carácter urgente, dividir el equipo directivo según las tres prioridades estratégicas antes citadas. También hacer una “renovación profunda, casi total, de los actuales cuadros del periódico”, incorporando a éstos a una “nueva generación” y a más mujeres.

Respecto al primer cambio, Antonio Caño adivina que será problemático “ascender a personas que actualmente no tienen rango en la redacción, incluidos algunos que ni siquiera están en plantilla”, sin que el periódico pueda descargarse del “peso de los salarios” de los actuales directivos.

Curiosamente, el próximo director de El País critica que hasta ahora se haya excluido del equipo directivo a periodistas treintañeros al tiempo que se prescinde “en exceso de veteranos que podrían haber ayudado a crear un ambiente interno de mayor cohesión y compromiso”. Fue Juan Luis Cebrián quien, al anunciar el ERE al comité de empresa, aseguró que los periodistas mayores de 50 años no pueden tener “los perfiles profesionales para el modelo de periódico” que él pretendía. Antonio Caño tiene 57 años. “El perfecto equipo de trabajo es aquel que combina adecuadamente jóvenes y veteranos”, explica el nuevo director, quien además pone como ejemplo a Juan Arias, ex corresponsal en Roma que se trasladó a Brasil cuando se jubiló y sigue colaborando con El País a sus 82 años.

En todo caso, estos apuntes no significan que Antonio Caño critique el ERE. Es más, lo defendió en una videoconferencia ante el resto de la redacción en pleno conflicto. Su pareja, Yolanda Monge, y David Alandete, en aquel momento aún en la corresponsalía de Washington, difundieron entonces entre la redacción un escrito donde justificaban por qué no secundaban la huelga de firmas convocada en protesta por los despidos.

Ni despachos, ni coches de lujo ni aislamiento

Pero la mayor carga de profundidad la lanza Caño contra su predecesor en el cargo. Aunque no lo nombra en ningún momento, dedica el último de los epígrafes de su informe a explicar cómo cree él que debe funcionar el director de El País. Según destaca, éste debe ser “el líder de un equipo de periodistas”. Y para ello “tiene que conservar una imagen externa de independencia y coherencia”, además de poseer “la máxima autoridad en la redacción”. “Esa autoridad no se gana con autoritarismo ni exhibición de poder –despachos, coches de lujo, aislamiento–, sino con un historial que te avale y el crédito que se adquiere con decisiones razonadas y, en la medida de lo posible, correctas”.

Su lejanía de la redacción, es precisamente una de las principales críticas que ha cosechado la gestión de Javier Moreno y su equipo. Como exige el Estatuto de Redacción del periódico, el nombramiento de Moreno fue sometido en 2006 a la votación de la plantilla. El resultado no es vinculante, pero sí revelador. Javier Moreno recibió un amplio voto de castigo: 115 a favor y 90 en contra. Caño se sometió anoche a la aprobación de sus periodistas. Recibió 97 votos a favor, 81 en contra, 47 fueron votos en blanco y uno fue nulo.

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“Hasta donde se pueda hay que explicar las decisiones y escuchar otras ideas”, invita el próximo director de El País. “Un periódico tiene que ser dirigido de forma jerárquica, pero no aristocrática ni dictatorial”, continúa. De ahí que prometa “aumentar la democracia interna y engrasar los instrumentos de comunicación, que en muchos casos existen pero no siempre son utilizados de la forma adecuada”.

Igualmente aconseja publicar una encuesta sobre El País que queremos para explicar a los lectores cómo va a ser el periódico bajo su dirección. El País “tiene que ser optimista” y “mirar al futuro”, pero también debe “buscar en sus orígenes”, por un lado. Y por otro, dejar de ser “una sociedad cerrada”. ¿Cómo? Permitiendo a los lectores “hablar” con los periodistas, “no sólo con cuatro de ellos, en ocasiones los menos representativos”, ofreciendo el cargo de Defensor del Lector a “alguien de fuera de la casa” y dejando de “firmar misteriosamente El País. Madrid todas las informaciones delicadas”El País Madrid. También insta al periódico a actuar con “sinceridad” y “humildad”. Los lectores, subraya Antonio Caño, están “hartos de arrogancia y secretismo”.

Antonio Caño elaboró, a petición del presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, un informe sobre el periódico que dirigirá a partir del 4 de mayo, que parte de una dura crítica sobre la “pérdida de credibilidad” del diario, pide la renovación “profunda, casi total” de los actuales cuadros y, alerta a un tiempo sobre la actitud “revanchista” y “obstruccionista” que teme encontrar en la redacción, mientras hace una demoledora descripción de la etapa de Javier Moreno al frente del rotativo.

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