Mientras el mundo contenía el aliento por la entrada descontrolada de los restos de un cohete chino o asistía a la fase de grupos del Mundial de Qatar, un lanzamiento de la empresa OpenAI conseguía robar el foco de atención tecnológica a una Twitter que vivía sus horas más convulsas tras la compra de Elon Musk, a una Meta que despedía al 13% de su plantilla o a la plataforma de criptomonedas FTX tras declararse en bancarrota. ChatGPT irrumpía en nuestras vidas y marcaba el "hasta aquí" de la gran revolución que estamos viviendo en directo con la inteligencia artificial como gran protagonista.
"Debemos agradecer a ChatGPT haber actuado como punto de inflexión. Chatear con ese sistema nos ha permitido descubrir que el agua ha pasado de estar calentita y confortable a quemar", explica Carlos Fenollosa, profesor de Inteligencia Artificial en la Universidad Politécnica de Cataluña y de Emprendimiento en la UIC, en su libro La singularidad (Arpa) que acaba de publicarse.
Tras una serie de desarrollos tecnológicos, la inteligencia artificial entraba con ChatGPT en una nueva fase que tiene un nombre: la singularidad. "Se trata del punto de inflexión a partir del cual las aplicaciones superinteligentes y los robots pasarán a protagonizar el relato. Realizarán la mayoría de tareas por nosotros y transformarán la sociedad en algo diferente a lo que es ahora", asegura Fenollosa. Este ensayo desgrana la inevitable transformación económica, laboral y social de la humanidad gracias a esta tecnología y arroja luz sobre cómo hemos llegado hasta aquí junto con sus ventajas y peligros, pero también sobre los retos que tiene por delante la sociedad.
Aunque confiesa a infoLibre que la elección de una abeja robótica para la portada de su libro es una casualidad, la idea está clara: el mundo está cambiando y hasta el insecto más importante para la supervivencia humana tendrá su réplica en la inteligencia artificial.
¿Realmente la singularidad está tan cerca de producirse como se insinúa en el libro, que ya no estamos hablando de 50 años vista?
La singularidad es este punto de inflexión visto desde una perspectiva histórica. Para nosotros, lo que estamos viviendo, es un proceso exponencial y no lo vemos como un único punto o un día a una hora determinada. Pero, hemos aprendido históricamente cómo son estos procesos exponenciales. Está claro que la inteligencia artificial está cogiendo una velocidad de escape, un crecimiento exponencial, y con este libro lo que intento es frenar un momento y decirle a la sociedad: "oye, esto está empezando, tenemos tiempo para trabajar y para adaptarnos, pero no esperemos a que nos pillen toro".
El salto cualitativo hacia esta singularidad se produce con la irrupción de ChatGPT. ¿Cómo es posible que se haya producido un cambio tan sustancial en tan poco tiempo? Porque antes, lo más parecido era Siri o Alexa...
Este es el quid de la cuestión. Fue lo que me abrió los ojos y lo que me motivó para escribir el libro. Lo que ha sucedido con ChatGPT es una combinación de factores, como la aparición del transformador que es una arquitectura de redes neuronales de un sistema que se llevaba tiempo usando. Google lo inventó en 2017 para traducir páginas web y prácticamente lo dejó en un cajón. Pero, como era una herramienta que tenía mucho potencial, algunos investigadores empezaron a ver qué más se podía extraer de esto, especialmente los de OpenIA, que son los creadores de ChatGPT. Sacaron el modelo GPT y lo fueron mejorando cada año, pero seguían siendo cosas muy tipo Siri, muy cutres.
Y de repente aparece ChatGPT y el salto es espectacular. Y aquí es donde pongo el foco: en qué pasó entre GPT 3 y el 3.5, que es ChatGPT. Por ejemplo, vemos que el tamaño de la red neuronal se amplía muchísimo, es decir, cada nueva versión es 10 o 100 veces más potente que la anterior. También se pasa de una arquitectura del transformador que servía para exclusivamente traducir páginas web a algo que piensa, razona, nos responde y es indistinguible de chatear con una persona. Para la gente de OpenIA, el cambio no ha sido por casualidad, pero al resto del mundo lo ha cogido con el paso cambiado.
Tras la irrupción de ChatGPT, centenares de expertos, investigadores y gurús tecnológicos salieron a firmar diferentes cartas y manifiestos alertando sobre el desarrollo de esta tecnología y sus usos "aterradores", dibujando además un futuro casi apocalíptico. ¿Está justificado ese temor?
No. Después de pensarlo, cuando uno discrepa de un manifiesto y mira quién lo ha firmado y ve que es gente que seguramente sea más inteligente que uno mismo, duda de si el equivocado es uno mismo. Pero, aquí sucedieron dos cosas. La primera es que hay un conflicto de intereses muy importante. Por ejemplo, uno de los principales firmantes fue Elon Musk que lo primero que hizo el segundo después de firmar fue crear un grupo de IA dentro de Twitter y empezar a desarrollar aquello mismo que él mismo denunciaba. La hipocresía es bastante evidente.
Y, por otra parte, hay otros intelectuales que son muy inteligentes, pero que no han acabado de entender realmente esta tecnología. Es verdad que ha habido un elemento que puede generar desconcierto o un miedo. Pero, la reacción que se ha producido es totalmente exagerada y diría que hasta contraproducente, porque meten miedo a la gente sobre algo que no va a suceder.
Competiremos en el trabajo con otras personas y también con ChatGPT
Explica en el libro que la singularidad cambiará el mundo de forma radical en cuestión de una generación. Y me llama la atención la apreciación sobre el futuro del mercado laboral ya que dice que es posible que nuestros nietos no necesiten, o no puedan, trabajar. ¿Vamos realmente encaminados a un mundo donde no será necesario trabajar?
Ojalá sea un mundo en el cual no tengamos que trabajar, siempre con coletilla de, para vivir. No significa que nos quedemos en casa viendo Netflix y bebiendo cerveza sino que podremos realizar tareas más o menos productivas sin la presión de que si nos echan a la calle nos quedaremos sin techo y sin comida. Sin embargo, sí que es bastante probable, porque ya está sucediendo, que, como muchas de tareas ChatGPT se pueden automatizar, las empresas han comenzado a despedir a parte de sus equipos de marketing o de atención al cliente.
Simultáneamente, también se le está cerrando el acceso al mercado laboral a los más jóvenes porque se produce una gran paradoja: la IA solo deja hueco a que trabaje la gente más experta, pero para ser experto hay que empezar a trabajar sin saber porque nadie les ha aprendido. Y no sé muy bien cómo se resolverá porque algo tendremos que hacer porque los más jóvenes cada vez van a tener menos posibilidades de empleo porque solamente habrá trabajo para la gente más experimentada.
Deja una pregunta en el aire en el libro sobre los sesgos de la IA que le quiero trasladar: ¿Qué pasaría si ChatGPT, en vez de haber nacido en EEUU y heredar los sesgos del hombre blanco occidental, se hubiera gestado en Sudán y acarreará los sesgos de un país en guerra y la cuarta región con menor libertad del planeta?
La inteligencia artificial no deja de ser una herramienta, una construcción, que replica a sus creadores. Parece que en Occidente nos gusta mucho fustigarnos, pero al final somos sociedades ilustradas, o eso creemos, con unas ciertas garantías democráticas a pesar de los muchos problemas que tenemos. Pero no en todo el mundo hay democracia. Puse Sudán como caso extremo porque busqué cuál era el peor país del mundo. Pero si en vez de Sudán, hubiera sido Rusia o China y lo empezasen a usar para causar ciertas interferencias en esta Segunda Guerra Fría que estamos viviendo, el tipo de debate que tendríamos seguramente sería muy diferente. Los riesgos de los que hablaríamos serían mucho más importantes e incluso afectarían a nuestra seguridad física.
Los mensajes apocalípticos por la IA meten miedo sobre algo que no va a suceder
Explica en el libro que cuando una IA plagia es a causa de un error del sistema, y este comportamiento debe evitarse. ¿Cómo se puede entrenar una IA respetando, por un lado, los derechos de autor y, por otro, la privacidad de los datos de los usuarios?
Con respecto a los derechos de autor, hay que poner salvaguardias para que esta tecnología que tiene la capacidad para generar un resultado indeseado como es el plagio lo evite.
Sobre el tema de la privacidad de los datos personales, la inteligencia artificial no es una tecnología que ponga tanto en riesgo nuestros datos como otras tecnologías, como puede ser Internet o las redes sociales. El debate sobre la privacidad de nuestros datos es un debate muy importante, pero también es cierto que la principal preocupación en este debate no debe ser la IA sino más bien las redes sociales, los videojuegos que están diseñados como tragaperras para que les metas toda tu información, o las apps que nos instalamos y que aceptamos las condiciones sin mirar. No creo que la inteligencia artificial sea un amplificador de este problema
La nueva regulación de la IA en la UE es ya una realidad, pero cuenta en el libro que mientras Bruselas se caracteriza por aplicar políticas reguladoras para reducir el riesgo, EEUU prefiere responder solo si se produce un incidente. ¿Qué es mejor en el caso de la IA?
Personalmente, me gusta más la sociedad que construye la UE. Pero hay que tener en cuenta que la regulación no sale gratis y tiene efectos colaterales en la innovación, en la promoción, en la creación de nuevas empresas… Y eso es una cosa que hay que tener en cuenta, aunque no creo que el principal antagonista de la innovación en la UE sea esta nueva ley ya que hay otras regulaciones mucho más restrictivas para la innovación y la creación de nuevas empresas.
A partir de aquí, los nuevos avances vendrán liderados por los propios avances, por la propia inteligencia artificial
Todos estos escenarios que plantea recuerdan a argumentos que hemos visto en los últimos años en la salas de cine como en Her o en Terminator, ¿nuestro futuro se parece realmente a estas películas de ciencia ficción? Sin la parte en la que nos matan, claro…
No estoy absolutamente nada preocupado porque una IA nos pueda matar. Pero sí que es cierto que escenarios de la ciencia ficción se están volviendo realidad, pero esto es algo que siempre ha pasado: Julio Verne escribía sobre el viaje al centro de la tierra o el viaje a la luna, y viajamos a la luna y enviamos sondas al centro de la tierra. Las aspiraciones humanas son universales y están compartidas por toda la sociedad, y muchos artistas imaginan cosas que responden al anhelo humano. Así, primero viene el cine porque imagina cosas que no existen y luego la tecnología las hace realidad.
Dice en el libro que de todas las revoluciones de la historia, la singularidad es la de mayor importancia porque tiene el potencial de ser la última. ¿Y después qué nos espera?
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No lo sé, dependerá de lo que decida la propia inteligencia artificial. A partir de este momento dejamos las riendas de nuestro destino a la IA, lo que vendrá después no lo sabemos porque pueden venir muchas cosas como viajes por el espacio, inventos como la máquina del tiempo... todo lo que las películas han planteado podrá convertirse en realidad en el futuro y, gracias, a la IA podremos descubrir estas tecnologías más rápidamente. Por ello, esta afirmación de que tiene el potencial para ser la última revolución pero con la coletilla de que tiene el potencial de ser la última liderada por los humanos. A partir de aquí, los nuevos avances vendrán liderados por los propios avances, por la propia IA.
Es decir, en un futuro, esta entrevista la podrá hacer la evolución de ChatGPT.
Le pedí a ChatGPT que me escribiera qué preguntas creía que iba a hacer los periodistas sobre el libro para preparar las respuesta y, afinando el prompt, me sacó unas cuantas cuestiones que a mí no se me habían ocurrido, pero también es cierto que dándole al tarro había preguntas mejores. Lo que sí que es cierto es que está claro que en muchos de los trabajos, como el periodismo, además de competir con otras personas se comenzará a competir con ChatGPT.
Mientras el mundo contenía el aliento por la entrada descontrolada de los restos de un cohete chino o asistía a la fase de grupos del Mundial de Qatar, un lanzamiento de la empresa OpenAI conseguía robar el foco de atención tecnológica a una Twitter que vivía sus horas más convulsas tras la compra de Elon Musk, a una Meta que despedía al 13% de su plantilla o a la plataforma de criptomonedas FTX tras declararse en bancarrota. ChatGPT irrumpía en nuestras vidas y marcaba el "hasta aquí" de la gran revolución que estamos viviendo en directo con la inteligencia artificial como gran protagonista.