Banco Santander está muy implicado con la conservación del medioambiente y la sostenibilidad. La entidad se marcó en 2019 un ambicioso plan de descarbonización y desde 2001 mide su huella ambiental, cuantificando el consumo de energía, residuos y emisiones. Además, desde 2011, ha puesto en marcha diversos planes de eficiencia energética y sostenibilidad para asegurarse de que su impacto sea el menor posible. Como resultado, ha conseguido reducir un 21% el consumo energético, disminuir el 61% las emisiones a la atmósfera y rebajar un 75% el consumo de papel. También está a punto de erradicar este mismo año el consumo de plásticos de un solo uso en sus edificios en todo el mundo.
Todos estos pasos forman parte del objetivo de alcanzar cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050 para apoyar el Acuerdo de París sobre el cambio climático (las operaciones internas en sus instalaciones son neutras en carbono desde 2020). Para ello, según las Naciones Unidas, es necesario que en 2030 las emisiones se reduzcan un 45% con el fin de combatir el calentamiento global.
Como parte de este respaldo a la transición hacia una economía verde, el grupo financiero quiere también concienciar a la sociedad. Y, entre las iniciativas, da una serie de consejos para reducir con pequeños gestos, en estos momentos coyunturales de encarecimiento de los precios, la factura eléctrica y el derroche de agua.
El primero, elegir electrodomésticos eficientes a nivel energético. Aunque puede variar en función del país, en casos como Chile o España la etiqueta con el distintivo verde acompañado de una A+++ indica que se trata de un aparato eficiente y, por lo tanto, con un bajo consumo energético. También es fundamental utilizarlos adecuadamente, como por ejemplo poner el lavavajillas con una carga completa, planchar la ropa de una sola vez, aprovechar la luz natural, utilizar bombillas led o desconectar los dispositivos eléctricos que se no usen.
Otras recomendaciones son aprovechar el calor del cocinado usando tapas en ollas o sartenes, utilizar el calor residual de la vitrocerámica o el horno para que la comida termine de cocinarse sin necesidad de consumir electricidad, y mantener una temperatura constante en la vivienda a unos 20ºC en invierno y, en verano, de 24ºC a 26ºC. En este sentido, un termostato programable puede ser un aliado perfecto para configurar la temperatura, logrando el máximo bienestar. Por último, las revisiones periódicas de la caldera y los radiadores y su correcto mantenimiento permiten evitar posibles deterioros y accidentes provocados por una mala combustión.
El agua es otro factor fundamental. Más de un 70% de la Tierra es agua. La mayor parte de esta reserva proviene de océanos y mares, glaciares y casquetes polares, aguas subterráneas, lagos y ríos. Pero a pesar de su abundancia, la proporción de agua potable solo supone el 0,025% del total. En consecuencia, se trata de un bien escaso al que, en la actualidad, en torno a 2.200 millones de personas no tienen acceso.
Cambiar esta realidad está en manos de todos. Banco Santander propone algunos cambios en nuestra rutina doméstica, como reducir el tiempo de las duchas: 10 minutos de ducha suponen un gasto de 200 litros de agua. Para ser sostenibles, debemos limitar este tiempo a la mitad, además de cerrar el grifo durante el enjabonado. También descongelar los alimentos con antelación y en la nevera o a temperatura ambiente, evitando el agua del grifo; hacer un uso responsable del inodoro y no desechar en él objetos como toallitas no degradables; regar las plantas o el jardín por la noche para evitar malgastar hasta un 30% del agua que se evaporaría si se hiciera durante la mañana o por la tarde; y la utilización de dispositivos de ahorro de agua del grifo con instrumentos como limitadores o interruptores de caudal. Por ejemplo, cerrar el grifo durante el cepillado de dientes ahorra hasta 6 litros por minuto.
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Uso de energías renovables
El consumo de energía es, a nivel global, la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero como consecuencia de la actividad humana. De hecho, tal y como recoge la Agencia Europea del Medioambiente, dos tercios de esta exposición vienen dados por la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, el aumento del uso de energías renovables con las que abastecer las necesidades de la población está demostrando que es posible un futuro más sostenible.
En esta línea, Banco Santander se ha fijado otros objetivos ESG (siglas en inglés de medioambiental, social y gobierno corporativo) ligados a la protección del medio ambiente para cumplir hasta el año 2025. Entre ellos, movilizar más de 120.000 millones de euros en financiación verde, cifra que se elevará a 220.000 millones hasta 2030. Desde 2019 ha facilitado 41.700 millones, de los que 8.000 han sido el primer semestre de 2021. También aspira a que el 100% de la energía que se consuma proceda de fuentes renovables (ya ha superado el 60% fijado para este año).
Banco Santander está muy implicado con la conservación del medioambiente y la sostenibilidad. La entidad se marcó en 2019 un ambicioso plan de descarbonización y desde 2001 mide su huella ambiental, cuantificando el consumo de energía, residuos y emisiones. Además, desde 2011, ha puesto en marcha diversos planes de eficiencia energética y sostenibilidad para asegurarse de que su impacto sea el menor posible. Como resultado, ha conseguido reducir un 21% el consumo energético, disminuir el 61% las emisiones a la atmósfera y rebajar un 75% el consumo de papel. También está a punto de erradicar este mismo año el consumo de plásticos de un solo uso en sus edificios en todo el mundo.