Facebook también compartió datos privados de sus usuarios con Netflix y Airbnb
Finalmente, y tras casi dos semanas de debate, el Parlamento británico ha publicado la documentación interna de Facebook requisada el pasado 25 de noviembre a la red social. Se trata de 250 páginas de archivos internos de la compañía estadounidense con sede en Menlo Park guardados y obtenidos gracias a la empresa de software Six4Three. El presidente del Comité de Cultura, Medios y Deportes, y diputado conservador, Damian Collins, ha sido quien ha tomado esta decisión por considerar que se trata de documentación de "interés público".
En estos archivos se encuentran correos confidenciales de los años 2012 a 2015 entre altos directivos de Facebook, incluidos sus número uno y dos: Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg. A pesar de la imagen de bonanza que intentaba presentar en aquel momento desde la compañía californiana, que salió a bolsa en 2012, esta documentación desvela los precisos cálculos comerciales que se llevaban a cabo en Menlo Park. Esta información fue conseguida de "manera extraordinaria" y usando los poderes legales del Parlamento británico obligando al fundador de Six4Tree, que mantuvo un proceso legal contra la red social, a entregar los documentos en un intento de pedir cuentas a la red social sobre su negligencia en el uso de datos y el respecto a la privacidad de sus usuarios tras hacerse público el escándalo de Cambridge Analytica.
En esta correspondencia se citan detalles de cómo la plataforma escondió que compartió datos personales de sus usuarios con terceras empresas. En concreto, en varias partes del documento difundido por Collins se habla de una "lista blanca". Según el diputado británico, se introduciría a ciertas compañías en este listado permitiéndole acceder sin restricciones a la información de personas en esta red social. Entre estas compañías se encontraría Netflix, Airbnb, Lyft o Badoo. "Estaremos en la 'lista blanca' para obtener todos los amigos, no solo amigos conectados", escribió Netflix a Facebook resumiendo su acceso a los datos.
En otro mensaje, se cifra en 250.000 dólares la cantidad que tendrían que pagar estas empresas para mantener el acceso a los datos. Incluso, en un correo de 2013, es el propio Zuckerberg el que da luz verde a que se bloquee el envío de estos datos a la aplicación de vídeos Vine –comprada por Twitter en octubre de 2012–.
En los archivos confiscados también se muestra la preocupación del departamento de comunicación por el "alto riesgo" que estaba corriendo la plataforma "desde la perspectiva de las relaciones públicas" con ciertos permisos que pedía su aplicación móvil en el sistema operativo Android. En concreto, Facebook omitió el hecho de que su app en el sistema operativo de Google recolectaba información de las personas que la usaban. Es más, en un correo se llega a justificar el permiso para leer llamadas debido a una petición del equipo de crecimiento de la red social.
Los correos también muestran la opinión del líder de Facebook sobre la estructura de precios de los desarrolladores. En un correo, Zuckerberg asegura que no ve riesgo en la exposición de su estrategia de compartir datos: "Veo riesgos del lado de los anunciantes pero no cómo eso conecta con el resto de la plataforma". "Sin limitar la distribución o el acceso a los amigos que usan esta aplicación, no creo que tengamos ninguna manera de hacer que los desarrolladores nos paguen, además de ofrecer pagos y redes publicitarias", aseguró en otro mensaje de 2012 el CEO de la compañía.
En la información obtenida por los británicos también se desvela el uso que le dió Facebook a la compra que de una aplicación de VPN, Onavo, en 2013. Según explica The Guardian, el objetivo de esta herramienta proporcionaba una "conexión más segura" para acceder a las aplicaciones o a la web en el móvil, sin embargo, los mensajes muestran que la información recopilada sobre la competencia por esta herramienta fue crucial para la compra de WhatsApp por 16.000 millones de dólares en febrero de 2014.
La versión de Facebook
Facebook no ha tardado en emitir una respuesta oficial tras la publicación de esta documentación. En una doble publicación, en su blog de medios y en el perfil del propio Zuckerberg, la compañía defiende sus decisiones. "Como todas las organizaciones, tenemos muchos debates internos y la gente aporta diferentes ideas", reconoce el CEO de la red social un post en el que aclara que algunas de estas ideas fueron finalmente rechazadas. Entre estas opciones se incluían la opción de "cobrar a los desarrolladores por el uso de la plataforma", un modelo similar al que siguen servicios como Amazon o Google y que es "diferente de vender los datos de la gente".
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El líder de la tecnológica californiana también asegura que a los correos publicados les falta "algo más de contexto" y que sólo muestran "parte de nuestro debate". Según Zuckerberg, estas conversaciones son previas al rediseño que llevó a cabo Facebook en 2014 para "prevenir apps abusivas" y limitarles el acceso y evitar que "muchas aplicaciones sospechas, como la app de preguntas que vendió datos a Cambridge Analytica, no pudieran operar más". Esta decisión, según reconoce el propio fundador, supuso que muchos de los desarrolladores denunciaran a la red social. "No dejamos que cualquiera desarrolle en nuestra plataforma", admite el CEO y asegura que se han centrado en "prevenir las aplicaciones abusivas durante años, y ese fue el principal motivo de este gran cambio en la plataforma que comenzó en 2014".
Facebook también explica en su post que los documentos que se filtraron fueron elegidos de "forma selectiva" para publicar "algunas, pero no todas" las discusiones internas "en un momento de cambios en nuestra plataforma". "Pero los hechos son claros: nunca hemos vendido datos de personas", reconoce la red social.
Según explica The New York TimesThe New York Times, Facebook había intentado por todos los medios evitar que el Parlamento británico publicara estos documentos. Estos archivos habían estado bajo secreto en Estados Unidos al ser parte de una demanda en California de Six4Three. Aunque, según admite el periódico neoyorquino, algunas de las cuestiones que revelan no son nuevas en Washington, muchos legisladores estadounidenses se plantean ahora si lo que dijo Zuckerberg en abril cuando acudió al Senado y al Congreso es cierto.