"Su futuro es mutación o muerte": X evoluciona de red social a arma de destrucción masiva de democracias

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"Twitter se ha convertido en los últimos años en el arma de destrucción masiva de nuestras democracias". Con estas contundentes palabras, la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, daba un paso al frente para abandonar con efecto inmediato X, como se conoce ahora a la red social después de su cambio de nombre este mismo verano. Su decisión, aunque pueda parecer anecdótica, una persona entre millones de usuarios, es en realidad un síntoma más de la situación precaria en la que se encuentra la tecnológica después de llevar ya un año a la sombra del multimillonario Elon Musk. 

"La cuestión aquí es cómo una política, que lleva activa en la plataforma desde el año 2009 y con una gran comunidad de más de un millón y medio de seguidores, decide renunciar. Esto nos debe interpelar sobre la disfunción de una herramienta que se está convirtiendo más en un problema que en una solución", explica Carmela Ríos. Para esta periodista y experta en redes sociales y desinformación, la decisión de Anne Hidalgo de abandonar esta red social es además "un paso importante" y que traslada un mensaje claro a la ciudadanía: "Twitter ya no sirve e igual empieza a ser prescindible". "No tiene la influencia que tenía antes", reconoce Laura Pérez Altable, doctora en comunicación e investigadora de la Universitat Pompeu Fabra. 

¿Cuándo comenzó X a ser prescindible? Todo cambió en Twitter cuando Musk hizo efectiva la compra a finales de octubre de 2022, convirtiéndose de inmediato en "tuitero en jefe". Trece meses después, las primeras y erráticas decisiones que tomó en su aterrizaje en la compañía de San Francisco —sobre todo la ola inicial de despidos y la implantación de un confuso sistema de suscripción— se han convertido en una constante generando caos y desconcierto entre los usuarios. La red social ha sufrido múltiples caídas de sus sistemas, la desinformación y el odio han terminado de infectar todos los rincones de la tecnológica, la ultraderecha pulula a sus anchas y sin límites, y el culto al líder es ya un mandamiento más en las normas de la tecnológica

Lo resume a la perfección la propia Anne Hidalgo en su tuit de despedida: en el Twitter de hoy "polémicas, rumores y burdas manipulaciones dictan el debate público" gracias a un algoritmo "donde sólo cuenta el número de me gusta". "Esta plataforma y su propietario actúan deliberadamente para exacerbar tensiones y conflictos", continúa la alcaldesa de París que acuña así el concepto de "arma de destrucción masiva de las democracias". 

¿Tiene razón la regidora de la capital francesa en sus acusaciones? "Twitter, y no es la única red social, tiene muchos elementos que la hacen peligrosa porque ponen en marcha mecanismos para socavar los fundamentos de la democracia", explica Ríos que coincide con Hidalgo en que "es un arma de una potencia que no estamos en disposición de calcular". Para Pérez Altable, la clave en todo esto es "la polarización" que reina en el mundo actual: "Hidalgo tiene razón, pero hay que contextualizarlo dentro de un contexto polarizado. Hay medios de comunicación que están ayudando a esa polarización y otros muchos elementos, no sólo X". 

Lo que está claro es que, a pesar de sus palabras gruesas, Anne Hidalgo no exagera en sus acusaciones. "Nos hemos acostumbrado a convivir con elementos que no son normales y que estamos interiorizando en esta etapa", reconoce Ríos. "La plataforma está capitaneada por una persona que no sabe. Esto es la consecuencia de una no buena gestión", argumenta Pérez Altables. 

Sin citar ni una sola vez Musk

Eso sí, en las 615 palabras de su tuit—en la versión en francés de la publicación que resume un artículo de opinión publicado el mismo día en Le Monde titulado Para seguir fiel a mis convicciones y a mi compromiso, hoy dejo X— , Hidalgo no menciona ni una sola vez a Musk. Es más, a quién culpabiliza de que actualmente la tecnológica sea un "proyecto político" que quiere "prescindir de la democracia y sus valores en favor de poderosos intereses privados" es a las "miles de cuentas anónimas" de las "granjas de trolls". Además, también enumera una lista "interminable" de "abusos" que se comenten en la plataforma, aunque en concreto cita la manipulación, la amplificación de los discursos de odio y el acoso a científicos, mujeres, ecologistas o progresistas. 

Ya en marzo, una investigación de la BBC realizada con datos académicos y testimonios de usuarios apuntaba en la misma dirección al determinar que que bajo el liderazgo de Musk el discurso de odio y la explotación sexual infantil se han incrementado, que las campañas de acoso se han intensificado y no se están "detectando", que los trolls se han envalentonado y que las cuentas que siguen perfiles misóginos y abusivos han aumentado en un 69%. "X se ha convertido en una herramienta muy útil y valiosa para construir discursos de odio y que se difundan con gran eficacia", señala Ríos que reconoce que este tipo de mensajes "no sólo corren como el viento, sino que son premiados por las redes".

Un "absolutista de la libertad de expresión" sin moderación

¿La causa? En este caso, es doble. Por un lado, Musk se define como un "absolutista de la libertad de expresión" y esta filosofía la ha trasladado con todas las consecuencias a la red social. Por ello, y aquí el segundo motivo, ha desmontado prácticamente en su totalidad el equipo de moderación con el despido de 4.400 de los 5.500 moderadores contratados sólo un par de días después de asumir el trono tuitero. 

"Musk se equivoca: confunde la libertad de expresión con abrir la veda a la desinformación y a todos estos discursos de odio, pero también a la pornografía y a las estafas", sostiene Ríos que defiende que con esta excusa "se salta un montón de leyes". La última vez, por ejemplo, con los anuncios falsos sobre chiringuitos financieros que usan la imagen de famosos y medios de comunicación y que, en España, la CNMV está investigando, aunque siguen inundando a día de hoy la plataforma. "Y se hace con total impunidad y se repite cada día", apunta.

Por ello, "hay empresas que están quitando la publicidad", recuerda Pérez Altable. El propio Musk reconoció en noviembre de 2022 que muchos habían dejado de poner publicidad en Twitter, lo que provocó una importante caída de ingresos. Esta misma semana, en una conferencia pública de The New York Times, no se quedó corto en sus ataques contra los anunciantes por iniciar un boicot por tuits suyos antisemitas: "No pongas publicidad. ¿Alguien va a intentar chantajearme por publicidad? ¿Chantajearme por dinero? ¡Vete a tomar por culo! —la expresión que usó (Go fuck yourself) también se puede traducir como '"vete a la mierda)". Y lo dijo dos veces.

Twitter pierde su factor X, su fortaleza como plataforma de noticias

Además de los discursos de odio, el acoso y las manipulaciones, Hidalgo también pone el foco en la desinformación. "Podemos negar, desmentir y explicar constantemente, pero el ruido que generan las noticias falsas siempre será mucho mayor que el eco de una verdad fundamentada", defiende la regidora parisina. 

El factor X de Twitter, según Slate, siempre había sido su fortaleza como plataforma de noticias, sin embargo, ahora es un vórtice de afirmaciones falsas, una "máquina de niebla de guerra". En palabras de Carmela Ríos, estas noticias falsas han convertido a la tecnológica en una "máquina de información a la carta" que "termina confundiendo a la ciudadanía y a los propios medios de comunicación ya que se inflan realidades que no son como se cuentan en la red social". 

Diferentes investigaciones durante este último año apuntan en este mismo sentido. Este mismo mes de octubre, tras el inicio del conflicto en Gaza, Forbes detectó que los cambios de Musk en el código provocan que sea "difícil o imposible" que los usuarios obtengan noticias y actualizaciones en tiempo real". En marzo, un estudio de Poynter Institute señaló que la desinformación aumentó un 44% desde la compra del también fundador de Tesla y SpaceX. 

Un algoritmo que amplifica la ira, pero que muestra los mismos tuits

Anne Hidalgo también pone encima de la mesa que X impide "el debate, la búsqueda de la verdad, el diálogo sereno y constructivo necesario entre los seres humanos". Detrás de esta acusación se encuentra, sin lugar a duda, el timeline que durante el último año se ha llenado de un batiburrillo de cuentas que el usuario no sigue relegando a un segundo plano a los perfiles a los que realmente ha escogido entre sus "siguiendo". Sin olvidarnos de esos cuatro, cinco o seis tuits que se visualiza una y otra vez a lo largo del día. 

¿Está manipulando Musk el timeline de los usuarios para que vean lo que X quiere? "Los cambios en el algoritmo han permitido que se amplifiquen ciertos temas", reconoce Pérez Altable que admite que ahora "entras y ves todo el rato lo mismo y ves todo el rato el mismo bulo". No hay que olvidar que, a finales de junio, un estudio científico de las universidades de Cornell y de California en Berkeley señaló que desde la llegada del multimillonario el algoritmo amplifica la ira, la hostilidad y la polarización. "¿Qué valor añadido tiene ahora estar en Twitter? Porque ya no es dar visibilidad o contactar con gente, lo ha perdido", asegura esta profesora. 

La culpa no es solo de Musk

Aunque X ha perdido su esencia y la situación actual es precaria, lo cierto es que los problemas de la red social no son todos culpa de Musk. Twitter arrastraba una serie de agujeros y grietas que con la irrupción del empresario se han acentuado drásticamente. Para Pérez Altable, "esta tendencia" ya se veía pero es que "ahora no hay filtro": "La percepción es que se ha incrementado por una falta de moderación, se han acentuado". 

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Por su parte, Carmela Ríos destaca que "ha habido una toma de conciencia generalizada por parte de las instituciones de que las redes tienen un poder que no conocíamos. Por eso hemos a los gobiernos presionando con legislación y las redes se han puesto las pilas. Meta lo ha hecho, también TikTok. El problema de Twitter es que va por libre". No obstante, para esta experta, a comparación de otras plataformas, X actualmente "tiene una presión moderada en relación a la cantidad de disfunciones que estás permitiendo".

Ante el panorama actual, ¿puede empeorar la situación? "Todo es susceptible de un empeoramiento. Estamos en una deriva que no sé a dónde lleva esto: su futuro es o muerte o mutación a esa empresa a la que aspira el actual dueño que mezcla e-commerce con mensajes y con ser un monedero" admite Ríos que señala que actualmente es "un ente incontrolado". Para esta periodista, al final, el verdadero problema es que "no estamos hablando de una red social pequeña, por X circula la comunicación política mundial". 

Y la de Anne Hidalgo, que ha entrado ya refugio en Bluesky, es sólo el último ejemplo de un camino que muchos políticos empezaron a recorrer antes. En España, el más sonado fue el de Ada Colau. En abril de 2021, anunció que se retiraba de la red social porque no le ayudaba a hacer "buena política". Y aún no había llegado el terremoto Musk. 

"Twitter se ha convertido en los últimos años en el arma de destrucción masiva de nuestras democracias". Con estas contundentes palabras, la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, daba un paso al frente para abandonar con efecto inmediato X, como se conoce ahora a la red social después de su cambio de nombre este mismo verano. Su decisión, aunque pueda parecer anecdótica, una persona entre millones de usuarios, es en realidad un síntoma más de la situación precaria en la que se encuentra la tecnológica después de llevar ya un año a la sombra del multimillonario Elon Musk. 

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