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José María Pou: “Esta gran sacudida es imparable y esperanzadora”

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Raúl Losánez

A sus 70 años, el veterano actor y director de teatro José María Pou no para de encadenar proyectos y desarrollar ideas con la frescura de cualquier jovenzuelo que se inicia en esto del arte dramático. Trabaja tanto que incluso cumplir una promesa que me hizo de empezar a no hacerlo tanto, de descansar un poquito más, le está costando precisamente… ¡mucho trabajo!

Ahora se ha puesto a las órdenes de otro de los grandes de nuestro teatro, el director Mario Gas, para estrenar en el Festival de Mérida un montaje titulado Sócrates que aborda el juicio al que fue sometido el filósofo griego y que ahonda, sobre una estructura dramática sencilla y actual, en la trascendencia de su pensamiento. La obra, que podrá verse la temporada que viene en el resto de España, cuenta en su reparto con otros conocidos actores como Carles Canut o Amparo Pamplona

PREGUNTA: ¿Qué es lo que ha visto en Sócrates? ¿De verdad tiene tanta carne teatral como filosófica en esta obra?

RESPUESTA: Bueno, todo el mundo ha oído hablar de Sócrates y de su pensamiento, pero la gente no suele recordar que él era un simple ciudadano de Atenas con los mismos problemas que los demás. Daba sus clases sin cobrar; salía a pasear y la gente, simplemente, se congregaba para escucharle. No era un personaje cómodo porque cuestionaba las cosas e invitaba a cuestionarlas. Era como una “mosca cojonera” que molestaba y a la que había que quitar de enmedio. Y esta es la base del espectáculo y lo interesante de él: es el juicio a un ciudadano que se atreve a cuestionar aquello que se da por hecho, y que busca la verdad y la transparencia. Además, aunque podría haber burlado la sentencia y escapar, decide morir por cumplir con la ley. Eso lo convierte en un personaje trágico a la altura de Edipo, de Orestes o de cualquier otro.

P.: Sorprende ver a Mario Gas como autor de la obra. ¿Cómo valora su trabajo como dramaturgo?

R.: Yo tengo fe ciega en el talento de Mario, y acepté el trabajo antes de leer una sola frase. Para mí él es más que un director y un actor: es un señor cuya religión es el teatro. Igual que yo. El texto lo ha escrito en colaboración con el actor Alberto Iglesias y es francamente buenísimo. Está basado en Platón y otros autores coetáneos, y se acerca de lleno a los clásicos para hablarnos en realidad de hoy; porque, en verdad, nos habla también del griego que ayer fue a votar en un referéndum y que hoy se ha levantado en una Europa distinta. Estoy muy de acuerdo con toda su propuesta y me ha hecho sentirme muy cómodo en ella.

P.: Hablando de la Grecia de hoy, y aprovechando que es usted un devorador de periódicos, ¿qué opina del resultado de ese referéndum y cómo ve la relación futura del país con el resto de Europa?

R.: Lo veo de manera más positiva que negativa: creo que el pueblo griego tiene derecho a no querer adoptar unas medidas en las que no cree y a no aceptar las condiciones que intentan imponerles; ¡con todo lo que ello implica, claro! En cualquier caso, lo que me parece fundamental es el diálogo constante y la negociación, porque la situación del pueblo griego, no nos olvidemos, no es culpa del partido que está ahora gobernando, sino que es una situación heredada de dos partidos, similares a nuestros PP y PSOE, que estuvieron robando y dilapidando durante años.

P.: Sigamos en el extranjero. Usted es, además de gran actor, un gran espectador, y muy viajado. ¿Cómo es el teatro que hacemos con respecto al que ve en otros lugares del mundo? ¿Estamos a un buen nivel?

R.: (Duda unos segundos) Pues sí, es bueno; pero te diría que se hacía mejor hace 10 o 12 años. La crisis general, el desmantelamiento del oficio… todo eso ha perjudicado en los últimos años el nivel de creación. Pero nosotros hemos hecho un teatro a la altura de cualquier otro país y con menos dinero. Ahora sigue siendo bueno, pero mejoraría si gozase del apoyo institucional que tiene en otros países.

P.: Se ha quejado de esa política cultural en más de una ocasión. ¿Y ahora? ¿Aguarda con optimismo algún cambio tras la recomposición de nuestro mapa político?

R.: Es una etapa de cambios muy profundos en la manera de convivir y en la manera de gobernarnos. Hay quienes se resisten como mastodontes a esos cambios; pero yo soy partidario de esta gran sacudida; es algo imparable y muy esperanzador. Y ya se están viendo cosas: por primera vez estamos sabiendo qué es lo que pactan los partidos y en qué se traducen esos pactos. Yo creo que la política es eso: el arte de la buena relación y el arte de saber negociar. No entiendo cómo la gente puede estar en contra de pactar. Yo creo que esta etapa, en general, va a ser mucho más humanista, y eso se va a traducir en la cultura, no me cabe duda. Hay que recuperar los valores humanos. Precisamente, Sócrates explica en esta función que la honestidad no viene de la riqueza, sino que es de la honestidad de donde nace toda riqueza, de donde emanan todos los bienes públicos y particulares.

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P.: Sé que lleva un día muy ajetreado, así que le dejo descansar, aunque solo sea hasta el estreno. ¿Cuándo van a llegar por fin esas jornadas más reducidas que anda barajando desde hace tiempo?

R.: ¡Pues sigo pensando en ello! Bueno, de hecho he bajado un poquito ya el ritmo y estoy diciendo que no a algunas cosas. Tengo 70 años, la misma edad que Sócrates en el momento en el que le interpreto, lo cual me hace mucha ilusión. Esto quiere decir que debería llevar ya cinco años jubilado. Así que… sí, espero ir dedicándome en adelante, cada vez más, a esa otra vocación que has señalado y que es verdad que tengo: la de espectador.

A sus 70 años, el veterano actor y director de teatro José María Pou no para de encadenar proyectos y desarrollar ideas con la frescura de cualquier jovenzuelo que se inicia en esto del arte dramático. Trabaja tanto que incluso cumplir una promesa que me hizo de empezar a no hacerlo tanto, de descansar un poquito más, le está costando precisamente… ¡mucho trabajo!

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