El metaverso, ¿un mundo sin ley?

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"Me preocupa mucho el metaverso". Estas palabras tan contundentes las pronunció la exempleada de Facebook, Frances Haugen, durante su comparecencia a principios de esta misma semana en Bruselas ante la Comisión de mercado interior y protección del consumidor del Parlamento Europeo. La conocida como la garganta profunda de los Facebook Filesse hacía así eco de la nueva joya de la corona del imperio de Mark Zuckerberg, recién bautizado como Meta. El mismo día que anunció el cambio de nombre de su compañía, el líder del imperio tecnológico desvió la atención mediática de su enésima crisis presentando el metaverso, su proyecto de realidad virtual y realidad aumentada (en terminología techie: VR y AR). El metaverso es, a grandes rasgos, entrar dentro de Internet, no navegar por una pantalla como ahora. En este concepto confluyen los mundos físico y digital en un espacio donde los avatares no sólo se usan para jugar, sino que interactúan en el ámbito laboral o educativo.

Y Zuckerberg explicó su nuevo juguete tirando de coloridos vídeos donde se le veía jugando a las cartas, practicando esgrima o acudiendo a un concierto. Durante más de una hora de exposición, el también fundador de la red social por antonomasia analizó todas las ventajas que aportará su nueva creación en el que su versión profesional, el Horizon Workrooms, será una de sus columnas vertebrales. Lo que no hubo en los casi 80 minutos de presentación fue una sola mención a la seguridad: ¿vamos a estar seguros en este nuevo producto de la empresa californiana o será una ciudad, un mundo, sin ley? Partiendo de los antecedentes de Facebook, ahora Meta, las expectativas no son demasiadas altas con respecto a la defensa que pueden llevar a cabo de la seguridad o la privacidad. Sobre todo, después del escándalo de Cambridge Analytica, su injerencias en las elecciones de 2016 en EEUU o en el referéndum del Brexit.

Los expertos consultados por infoLibre coinciden en que el marco legal del metaverso debería pasar por aplicar la legislación vigente a esta futura creación. "Lo que se tiene que hacer es adaptarlo a la legislación actual", defiende la abogada Natalia Martos Díaz, CEO y fundadora de Legal Army. Opinión similar mantiene Sergio de Juan-Creix, profesor colaborador de los estudios de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experto en derecho digital: "No tiene por qué ser la normativa la que se adapte a Meta, si no el metaverso el que se adapte a la normativa actual".

Ambos también coinciden en que este nuevo concepto supone muchos retos desde el punto de vista del Derecho. "Existe una normativa que regula la privacidad, las comunicaciones electrónicas, la ley de servicios de la sociedad de la información, la ley de servicios digitales… Existe todo un paquete normativo que regula el mundo digital. Ahora bien, ¿este paquete normativo está preparado para enfrentarse al metaverso? Pues posiblemente, la respuesta es que no", explica De Juan-Creix que matiza que por ahora esto es sólo "una semilla de algo que va a llegar".

¿Y cómo se debería preparar el marco legal para la llegada del metaverso? Martos Díaz recuerda ante esta cuestión que dentro de los juristas hay dos tendencias con respecto a cómo legislar. Por un lado, los partidarios de "regular todo", aunque el problema de esta vía son los propios procedimientos legislativos que implican unos plazos que no se corresponden con las necesidades actuales de la sociedad. Y, por otro lado, los partidarios de "regular con los principios del Derecho". Esta abogada especializada en el sector Internet, medios y nuevas tecnologías reconoce que se sitúa en este segundo bando y, en este caso, apuesta por una "autorregulación" que reúna a la propia industria, a las agencias de protección de datos y a las organizaciones de consumidores o usuarios. Este sistema, que parte con la ventaja de que es flexible, está basado en códigos de conducta y normas deontológicas para limitar la actividad de los proveedores de servicios y así proteger a los usuarios. "Es una vía más rápida que puede solucionar los problemas de inmediato. No se puede legislar todo, porque en tecnología tendríamos que estar cada cinco minutos cambiando las leyes", sostiene la CEO de Legal Army.

Cómo evitar hackeos y suplantaciones de identidad en el metaverso

Eso sí, Martos Díaz señala dos aspectos fundamentales en los que mejorar nuestro marco legal actual. Por un lado, "implantar medidas de seguridad de la información" y, por otro, "mejorar la privacidad". Principalmente, porque Facebook, ahora Meta, no lo va a hacer. Tal y como sostuvo Haugen en Bruselas, la compañía tiene un "metaproblema" porque con el metaverso deja negro sobre blanco que el imperio tecnológico sólo busca "darle prioridad al crecimiento y al beneficio".

Con respecto a la seguridad de la información, y tal y como explica el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), está articulada sobre tres dimensiones, pilares sobre los que aplicar las medidas de protección. Por un lado, la disponibilidad de la información, que hace referencia a que la información esté accesible cuando la necesitemos. Por otro, la integridad, que hace referencia a que la información sea correcta y esté libre de modificaciones y errores. Y, por último, la confidencialidad, que implica que la información es accesible únicamente por el personal autorizado.

"El problema es que el metaverso es la mercantilización absoluta de los datos y la privacidad de los usuarios", admite Martos Díaz que insiste en que "Meta va a poder tener todo tipo de información sobre los usuarios". Por ello, cita como grandes preocupaciones un posible hackeo o las suplantaciones de identidad: "Hay que mejorar también la ciberseguridad, porque en el metaverso cualquiera podrá averiguar todo del ser humano". Ante esto, Haugen calificó de "indefendible" la postura de la recién bautizada Meta de crear de 10.000 nuevos puestos de trabajo en la Unión Europea durante los próximos cinco años "para hacer videojuegos", pero "no pueden tener 10.000 ingenieros para trabajar en la seguridad".

El metaverso ante la privacidad cuando quiere ser el nuevo Gran Hermano

Otro de los aspectos que más preocupan de esta nueva realidad virtual es el tema de la privacidad. La propia Haugen, tras recordar que "Facebook ha demostrado que miente cada vez que le conviene", calificó ante los europarlamentarios de "pésima" la idea de llenar "oficinas y casas con sensores que no son transparentes". "El metaverso supone un incremento exponencial de esta pérdida del control de la privacidad", reconoce De Juan-Creix ya que al crearse este nuevo mundo digital "controlado por el propio Meta" sería como una especie de "Gran Hermano en el que podrían observar todo lo que hacemos".

En el campo de la privacidad jugará un papel fundamental el Reglamento general de protección de datos (RGPD o GDPR por sus siglas en inglés). Esta normativa europea, en vigor desde 2018, buscaba "garantizar un nivel uniforme y elevado" de protección de los datos en suelo comunitario evitando que las empresas los vendan o existan fugas sin autorización. ¿Servirá para el metaverso? "Se puede aplicar, no estaría obsoleto", asegura Martos Díaz, aunque advierte que "lo pondría al límite". ¿La razón? "El interés de Facebook es tener la máxima cantidad de información posible del usuario", recuerda la CEO de Legal Army.

El papel de Bruselas

Unas leyes que, en algunos casos, pueden ayudar a vigilar el metaverso, pero que aún no son ni una realidad. Es el caso de la Ley de Servicios Digitales (DSA, por su siglas en inglés) en la que está trabajando la Unión Europea para regular todo el contenido en línea. Este proyecto va de la mano con la de Mercados Digitales (DMA), que busca frenar el comportamiento anticompetitivo. En ambos casos, según publicó Bloomberg a finales de octubre, aunque inicialmente estaban previstas para la primavera del próximo año, la última cumbre de líderes europeos hizo ese objetivo más ambiguo y se retrasarán hasta algún momento de 2022. A pesar de ello, para Martos Díaz, no "nacerían obsoletas" para regular el metaverso.

El objetivo de Bruselas es que la DSA y la DMA se conviertan en estándares globales como pasó con el RGPD. El mismo objetivo tiene para la primera regulación sobre inteligencia artificial y robots en la que está trabajando la Comisión Europea. Por ahora es sólo una propuesta que presentó el pasado mes de abril, aunque, tal y como reconoce De Juan-Creix, jugará un papel importante si el metaverso "va a utilizar sistemas de inteligencia artificial".

La propia Haugen afirmó en Bruselas que la Ley de Servicios Digitales podría inspirar a otros países a "perseguir nuevas reglas que salvaguarden nuestras democracias". Eso sí, advirtió que esta nueva legislación debe ser "sólida" en transparencia, supervisión y cumplimiento para no perder "esta oportunidad única en una generación de alinear el futuro de la tecnología y la democracia".

Del teletrabajo a ser jardinero de Minecraft

Pero además de la seguridad y la privacidad que buscan desde Bruselas sin tener en cuenta aún la nueva meta de Zuckerberg, hay otro aspecto clave en el futuro metaverso: el trabajo. La aplicación Horizon Workrooms permite a los trabajadores de Oculus —una de las marcas de la compañía— entrar en oficinas virtuales y celebrar reuniones. El vicepresidente de asuntos globales, Nick Clegg, ha contado en más de una ocasión que lleva a cabo sus reuniones de equipo de los lunes en el metaverso de la oficina.

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Y lo de trabajar en el metaverso sí que preocupa más, legalmente hablando, a los expertos consultados por infoLibre. "El ámbito laboral es diferente y tiene una legislación específica", reconoce Martos Díaz, que apunta que trabajar en esta realidad virtual debería "estar regulado". De la misma opinión es De Juan-Creix ya que "si se van a crear espacios de coworking en entornos de realidad virtual, evidentemente requerirá una modificación de la normativa".

El profesor de la UOC recuerda además como la pandemia del covid impuso el teletrabajo, que obligó a la normativa laboral a "adaptarse a esta nueva forma de trabajar". "El metaverso también requerirá de una adaptación", afirma este experto en derecho digital. Para Martos Díaz, la actual legislación podría servir "de primeras", aunque "habría que analizar si la actual normativa tiene las suficientes garantías para aquellos empleos en el metaverso"

Cabe destacar en este punto que en España, un documento oficial del Gobierno presentado este mismo mes de mayo ya habla del "crecimiento del metaverso y la realidad virtual" y su importancia en el mercado laboral. Tal y como figura en la Estrategia Nacional España 2050, "las nuevas tecnologías también crearán empleos, muchos de ellos asociados al desarrollo, la gestión y la reparación de estas mismas tecnologías (programadores, mecánicos, operadores de robots a distancia, data scientists)". En concreto, en este documento, definido por el Ejecutivo como un "ejercicio colectivo de prospectiva estratégica", hablan de futuros empleos como "jardinero de Minecraft, entrenador de avatares o jugador profesional de e-sports" a los que habrá que buscar un hueco, también, en una futurible reforma laboral cuando nazca realmente el metaverso que quiere Zuckerberg. Quizás de esto hablaba Pedro Sánchez cuando hace unos días aseguró que lo que quería el Gobierno era "modernizar" la reforma laboral. Habrá que esperar. 

"Me preocupa mucho el metaverso". Estas palabras tan contundentes las pronunció la exempleada de Facebook, Frances Haugen, durante su comparecencia a principios de esta misma semana en Bruselas ante la Comisión de mercado interior y protección del consumidor del Parlamento Europeo. La conocida como la garganta profunda de los Facebook Filesse hacía así eco de la nueva joya de la corona del imperio de Mark Zuckerberg, recién bautizado como Meta. El mismo día que anunció el cambio de nombre de su compañía, el líder del imperio tecnológico desvió la atención mediática de su enésima crisis presentando el metaverso, su proyecto de realidad virtual y realidad aumentada (en terminología techie: VR y AR). El metaverso es, a grandes rasgos, entrar dentro de Internet, no navegar por una pantalla como ahora. En este concepto confluyen los mundos físico y digital en un espacio donde los avatares no sólo se usan para jugar, sino que interactúan en el ámbito laboral o educativo.

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