Medios comunicación
Miguel Ángel Aguilar: “El periodismo era y es un arma de combate”
El histórico diario el Heraldo de Madrid regresa este fin de semana a los quioscos de toda España. Se trata de una edición conmemorativa de la extinguida cabecera incautada en 1939 por una escuadra falanguista. El periodista y presidente de la Asociación de Periodistas Europeos, Miguel Ángel Aguilar, ha sido el encargado de llevar la batuta en este novedoso proyecto que ha sido posible gracias a la colaboración de nueve medios independientes, entre ellos infoLibre. Aguilar recuerda las últimas horas del Heraldo antes de ser intervenido por los fascistas y el sacrificio de sus periodistas. Heraldo Apela además a la labor de la nueva estela de medios para salvaguardar el periodismo y su compromiso social, quizá no incautado pero si en peligro. PREGUNTA: ¿Cómo surgió la idea de crear un ejemplar del Heraldo de Madrid 75 años después de su desaparición?
Heraldo de Madrid
RESPUESTA: El detonante de la idea fueron las conversaciones con Pere Rusiñol. Él había conocido una experiencia similar en Chile, dónde el diario Clarín fue incautado por la dictadura de Pinochet. Los periodistas chilenos habían hecho exactamente eso: una edición de un solo número en homenaje a ese periódico incautado por el régimen pinochetista. Rusiñol había comentado esa idea en Barcelona con Gil Toll, un gran devoto del Heraldo y autor de una biografía del periódico. Toll es, además, uno de los descendientes de la familia Busquets que, a partir del año 1926, tuvo la mayoría accionarial de la sociedad editora del Heraldo de Madrid. Gil Toll se convirtió en un entusiasta de la idea y a partir de ahí se fueron sumando otras publicaciones jóvenes: medios que comparten una determinada afinidad temática y forman parte de esa nueva constelación de publicaciones.
P.: ¿Y la financiación e infraestructura?
R.: Una vez retomadas las conversaciones sobre la posibilidad de poner en marcha el proyecto, fue relevante que se sumara la Asociación de Periodistas Europeos, así como la Sociedad Diario Madrid. La Asociación de Periodistas Europeos ha prestado su apoyo logístico, de infraestructura. Allí es donde nos hemos reunido en dos ocasiones el consejo de redacción y donde hemos presentado el periódico a la prensa. La Fundación Diario Madrid, donde tendrán lugar las mesas redondas del 2 de abril, al ser una empresa solvente ha facilitado las fórmulas de facturación y ha dado el respaldo a la operación desde el punto de vista administrativo.
P.: El Heraldo de Madrid renace bajo su batuta...Heraldo de Madrid
Me pidieron que asumiera la dirección y para mí ha sido una experiencia extraordinariamente interesante: una toma de contacto espléndida con el periodismo más joven y más puntero. El ejemplar de la cabecera madrileña es la comprobación de que se pueden hacer muchas cosas cuando hay un objetivo compartido.
P.: ¿Cuál es este objetivo?
R.: En realidad, el objetivo era doble. En primer lugar se trata de una conmemoración de ese periódico. Recordamos y presentamos de manera sintética, pero significativa, cuál era el ambiente de esos días de 1939 en la ciudad de Madrid cuando ya se había concluido la primera guerra civil dentro de la Guerra Civil, que fue el golpe del coronel Casado. En aquel momento, las armas callan y se pasa de aquel heroico “No pasarán”, que cantaron poetas y ciudadanos, al letrero de los vagones de metro Antes de entrar dejen salir. Se dio una especie de receso de alto al fuego para que la gente más comprometida pudiera salir de Madrid camino de Valencia. La ciudad estaba devastada y queda durante uno o dos días en manos de la Quinta Columna. El gobierno de Burgos, que había sido ya reconocido por Francia e Inglaterra, se niega a firmar cualquier clase de acuerdo o de paz honrosa: quieren manos libres. Burgos habla genéricamente: “Que nada tema quien nada tenga que temer…”, pero se quedan con las manos libres y los falangistas están decididos, como se veía venir con la Ley de Responsabilidades Políticas, a imponer un castigo ejemplar sobre los vencidos. En la edición especial del Heraldo de Madrid, se trataba de recuperar la esencia del ambiente de esa ciudad devastada Heraldo de Madrid, cómo estaba, qué pasaba…
P.: Un homenaje al recuerdo, pero también hay actualidad.
R.: Sí, la segunda parte del proyecto trata de aportar información del momento actual. Esa información de actualidad se encomendó, por secciones, a las publicaciones más afines. El proyecto, sin una redacción física, ha sido posible gracias a las facilidades de comunicación y malabarismo que ofrecen la red e Internet.
P.: Superadas las primeras dificultades, nueve cabeceras han dejado de lado sus diferencias para dar lugar a un producto común ¿una tarea fácil?
R.: Creo que sí, no ha habido ninguna fricción. Lo que estaba bien definido era el objetivo y, definido en lo que coincidíamos, todo lo demás estaba a la libre disposición de cada uno de los medios. Estábamos de acuerdo en que íbamos a hacer un esfuerzo por presentar el ambiente y la realidad de los días finales de la guerra en Madrid. Y que, después, íbamos a hacer un ejercicio de información de actualidad sumando todos esos vagones y dejando a cada uno de ellos una amplia libertad. Ha habido un diálogo permanente de propuestas y contrapropuestas. Desde el núcleo central y yo, como director, hemos buscado y a veces recomendado alguna información que nos parecía interesante y que no estaba destacada o que había adquirido actualidad. La respuesta ha sido siempre el entendimiento.
P:. El Heraldo de Madrid, ¿un periódico en guerra?Heraldo de Madrid,
R.: Sabemos que el periódico el Heraldo que se edita hasta el 27 de marzo de 1939 lo hace en unas condiciones de extraordinaria precariedadHeraldo: no hay papel y al final se hacía con cuatro páginas. Desde el punto de vista de la libertad de expresión las condiciones tampoco eran muy favorables. Se puede imaginar lo que era un periódico en una ciudad en guerra, sitiada. Donde cualquier discrepancia es susceptible de ser interpretada como traición, donde la inseguridad alcanza niveles impresionantes… En 1936, el director de la cabecera por aquel entonces, Manuel Fontdevila Cruixent, se va a Buenos Aires. Su sucesor, Cabanillas, también acaba marchándose. También hubo en Madrid quienes tomaron mucha conciencia, estaban comprometidos y fueron muy valerosos. Por otro lado, el público se iba desfondando y buscando la salida de la capital. La redacción del Heraldo quedo muy despoblada, empobrecida y con muy poco margen para hacer un periodismo abierto, libre… El periodismo se convirtió en un arma de guerra.
P:. ¿Hablamos de información comprometida en tiempos revueltos?
R.: El periodismo era y es un arma de combate. Como se suele decir, en una guerra la primera víctima siempre es la verdad. El Heraldo de Madrid que llega casi exagüe al 28 de marzo de 1939 no es, precisamente, “poesía concebida como un lujo, cultural por los neutrales, que, lavándose las manos, se desentienden y evaden”, como dice el poema de Gabriel Celaya.
P.: Salvando las distancias… ¿son los periodistas que han colaborado en este ejemplar parte de aquella resistencia que apostó por una información independiente?
R.: Sí. Aquí ha habido mucha confusión. Los periodistas son trabajadores muy especiales: por una parte no son los dueños del andamio donde trabajan. Son como los albañiles, trabajan en empresas de la construcción pero no son los dueños. Ahora bien, trabajan con una materia altamente inflamable, una materia muy especial: las libertades. La libertad de prensa es un termómetro de la libertad en general. Sabemos que sin libertad no hay prensa, hay propaganda. No puede llamarse prensa a algo que se edita en un lugar donde no hay libertad.
P.: ¿Es posible la libertad sin prensa?
R.: El experimento que algunos han querido hacer es el contrario: la libertad sin prensa. ¿Es posible la libertad sin prensa? ¿Es posible la libertad tal como la conocemos y la vivimos sin que los poderes públicos estén permanentemente vigilando y escrutando esa realidad? ¿Pueden pervivir las libertades tal como las conocemos sin que haya medios de comunicación que verdaderamente cumplan ese papel de vigilancia, de control, organizadores de la agenda y del debate en el espacio público? Pues… da la impresión de que no. ¿Los medios de comunicación pueden quedar sustituidos por eso que se ha llamado periodismo ciudadano? Tampoco. Este nuevo periodismo contribuye a la instantaneidad de las comunicaciones y desemboca en la inundación informativanuevo periodismo . Esto nos sitúa en la misma tesitura que todas las inundaciones físicas: la gente con el agua al cuello y donde lo primero que falta es el agua potable. Estamos inundados de información y nos falta la inteligibilidad de todo ese alud informativo, agobiante, que nos atenaza por todas partes y nos deja hundidos.
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R.: No sabemos descodificar, ni descontaminar, ni verificar toda esa información que recibimos. Esta es la labor del verdadero periodista: debe ser una planta potabilizadora que permita que llegue la información sin esos sesgos, sectarismos y tergiversaciones. Hay periodistas que creen en lo que están haciendo, que piensan que su profesión tiene ese componente de servicio público y que se sienten comprometidos en esa dirección. Muchos de esos periodistas, por todos los movimientos sísmicos que ha habido en los medios de comunicación, se han quedado descolgados de sus trabajos y, sin embargo, están dispuestos a salir, a ejercer a través de otros procedimientos. Para dar cuenta de esto han aparecido publicaciones online, medios que no han requerido grandes inversiones ya que no están a su alcance. Por ahí ha salido toda esa constelación de nuevas publicaciones que, en este caso, se han reunido en el proyecto del Heraldo de Madrid.
P.: ¿El ensayo del Heraldo demuestra que se pueden aunar fuerzas? Heraldo
R.: Hemos hecho lo que se hace en los desfiles cuando sale la patrulla acrobática del águila y dibujan la bandera. Lo que se ha demostrado es que se pueden hacer cosas, que no está escrito en ninguna parte la fatalidad de nuestro destino, y esto ha sido un pequeño y muy valioso ejercicio. Hay fuerzas, hay gente, hay valores, hay inteligencia y las nuevas tecnologías permiten sumar todo ello. Además hay un público que demanda nuevos medios. Todas y cada una de las publicaciones que han participado en el proyecto tienen su público. La suma de todas ellas lo podría tener… Cuando hagamos el recuento de ventas del Heraldo de Madrid veremos hasta donde hemos sido capaces de sumar lectores.