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PP y Ciudadanos aprueban la ‘nueva’ Telemadrid, a pesar del rechazo de los trabajadores

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La víspera de Nochebuena y una vez celebradas las elecciones generales, PP Y Ciudadanos impusieron su mayoría en la Asamblea de Madrid y aprobaron la creación de una nueva Telemadrid, que deja de ser Ente Público para convertirse en una sociedad anónima, que el Gobierno de la Comunidad podrá externalizar e incluso privatizar sin control parlamentario. A partir de ahora, un Consejo de Administración, elegido por dos tercios de votos a propuesta de organizaciones profesionales y el propio Parlamento regional, y un director general, también elegido por mayoría de dos tercios y al que no se le señala techo de gasto, serán los gestores en solitario. Los órganos de control quedan en manos de un Consejo Asesor (hasta ahora inoperante) y de un Consejo de Redacción que será elegido por el de Administración, en lugar de por los trabajadores de informativos. Tanto la izquierda en el Parlamento regional, como el Comité de Empresa y organizaciones profesionales de la comunicación han mostrado su rechazo al nuevo modelo. 

En la sesión parlamentaria, el diputado Jesús Mejías Morales, portavoz de Ciudadanos, indicó que se trataba de de lograr una Telemadrid con "independencia y transparencia" ya que era necesario "recuperar la credibilidad de ese medio. Tras glosar las bondades del texto definitivo, terminó aplaudiendo la enmienda, a petición de PSOE y Podemos, para que en las nuevas contrataciones prime el haber trabajado antes en la empresa, con especial referencia a los más de ochocientos trabajadores despedidos hace casi tres años.

El representante de Podemos, Pablo Padilla, inició sus palabras con un saludo a los miembros del Comité de Empresa, que se encontraban en la tribuna del público. Inmediatamente después calificó de "chapuza" el proceso seguido para cambiar una ley "que no es fruto del consenso y el diálogo, sino de las prisas de la presidenta regional". Padilla afirmó que "vamos a firmar el acta de defunción de un servicio público aquí, mientras en Valencia se resucita. La nueva Telemadrid estará igual de politizada y más gubernamentalizada, por los poderes que otorga al Gobierno, y estará mas privatizada ya que se carga el Ente Público. No existirá participación, ya que el Consejo Asesor ni siquiera se ha reunido en anteriores etapas, y no se garantiza la independencia profesional con el Consejo de Redacción, pues los trabajadores no pueden elegir sus miembros. Vamos a votar radicalmente en contra. Hemos perdido una oportunidad de hacer una Telemadrid al servicio de los madrileños".

Isaura Leal, portavoz del PSOE habló de que se ha producido "una peculiar tramitación, que demuestra el concepto que PP y Ciudadanos tienen de servicio público". Tras señalar que el texto carece de concreción, ya que no señala "el cómo, ni el cuándo", afirmó que "no garantiza el pluralismo, ni la independencia, ni queda libre frente al Gobierno. No concreta órganos de control: el Consejo Asesor se difumina; el de Redacción, se queda en un pálido reflejo del de RTVE y sera difícil que concrete nada al no ser sus miembros elegidos por la redacción. En esta ley se produce un desequilibrio a favor del director general, sin techo de gasto, y mantiene un régimen económico precario, que no garantiza sostenibilidad ni futuro. El Consejo de Gobierno será el que mande, hasta el punto de poder proseguir con la externalización y llegar hasta la privatización".

Intervino, por último, la portavoz del PP, Díaz Ayuso, que calificó la jornada como "un día histórico". Tras desvincularse de la vieja Telemadrid, "a quien todos criticaban", afirmó que "queríamos dar un cambio, que no se podía limitar a cambiar consejeros. A partir de ahora no habrá partidismo. Los periodistas, sin injerencias sindicales y los gobiernos, gobernando. El Consejo de RTVE se creó para controlar a unos periodistas por otros. Aquí será independiente. Si fuera por ustedes dejarían que se muriera al no poder controlar. Ya hemos visto cómo es el modelo de Podemos: la televisión venezolana, la iraní o La Tuerka, donde contratan a los trabajadores y les pagan en b". La diputada continuó sus críticas a la oposición, asegurando que "habían intoxicado el debate y se habían negado al dialogo; su modelo era asambleario y se acaba. Ustedes no tienen intención de cambiar las cosas, solo quitar a unos para poner a los suyos. Nosotros trabajamos. Les pido sensatez: se cierra una etapa polémica y empieza una nueva".

Después de una interrupción, para introducir unas enmiendas técnicas, a las dos y cuatro minutos de la tarde se aprobaba por 65 votos frente a 61 la nueva ley para Telemadrid, aplaudida por los parlamentarios de PP y Ciudadanos; inmediatamente después, los diputados de PSOE y Podemos, puestos en pie, dedicaban una sonora ovación a los representantes legales de los trabajadores de Telemadrid, que habían seguido la sesión desde una de las tribunas del público.

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Emoción y frustración entre los trabajadores

Mientras en el hemiciclo de Vallecas se sucedían las intervenciones, en la tribuna de invitados un grupo de trabajadores de Telemadrid, elegidos por sus compañeros para conformar el Comité de Empresa, seguían los parlamentos como implicados sin voz ni voto; uno de ellos, Luis Lombardo, actual presidente del organismo, resumía: "Esta ley es una tremenda decepción tras tantos años de lucha en defensa de un medio de comunicación al servicio de los madrileños; estar allí y ver como se consumaba nos ha hecho pasar por momento muy duros. Se ha perdido una oportunidad brutal para recuperar y dar un futuro a esta radio y televisión pública". Para el portavoz de sus compañeros una de las mayores frustraciones, que relata casi con rabia, es que "se han utilizado todas nuestras propuestas a la mayoría parlamentaria para pervertirlas. Pedíamos control del gasto, y van a nombrar a un director general con más poderes económicos que nunca; hablábamos de garantizar la independencia profesional de los periodistas y aprueban un Consejo de Redacción que no va a ser elegido por los profesionales; insistíamos en salir de presiones políticas y se habilita a un gobierno en minoría para que disponga sobre el presente y el futuro de la empresa, ya no es que una mayoría parlamentaria impusiera una línea editorial, sino que todo a partir de ahora va a estar en manos de ese gobierno".

Lombardo, no obstante, se sentía reconfortado por las muestras de apoyo recibidas por asociaciones profesionales del ámbito de la comunicación: "Nos dan fuerza, no vamos a parar en la defensa del servicio público a los madrileños, ni en la denuncia del ERE, que la propia Justicia declaró como no ajustado a derecho, y que dejo fuera a más de ochocientos compañeros, mientras se pagaban salarios millonarios a determinadas personas, o se gastaban cifras de escándalo con tarjetas de empresa". Para este portavoz, como para el resto de compañeros que ocupaban la tribuna, la ovación final que les ha dispensado la izquierda parlamentaria "ha sido un momento emocionante, una muestra de gratitud tremenda entre quienes luchamos por que los medios de comunicación públicos sean realmente de todos".

La víspera de Nochebuena y una vez celebradas las elecciones generales, PP Y Ciudadanos impusieron su mayoría en la Asamblea de Madrid y aprobaron la creación de una nueva Telemadrid, que deja de ser Ente Público para convertirse en una sociedad anónima, que el Gobierno de la Comunidad podrá externalizar e incluso privatizar sin control parlamentario. A partir de ahora, un Consejo de Administración, elegido por dos tercios de votos a propuesta de organizaciones profesionales y el propio Parlamento regional, y un director general, también elegido por mayoría de dos tercios y al que no se le señala techo de gasto, serán los gestores en solitario. Los órganos de control quedan en manos de un Consejo Asesor (hasta ahora inoperante) y de un Consejo de Redacción que será elegido por el de Administración, en lugar de por los trabajadores de informativos. Tanto la izquierda en el Parlamento regional, como el Comité de Empresa y organizaciones profesionales de la comunicación han mostrado su rechazo al nuevo modelo. 

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