Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha denunciado un creciente "odio al periodismo" a nivel mundial, alentado en parte por las críticas vertidas sobre la prensa por dirigentes como el estadounidense Donald Trump o el filipino Rodrigo Duterte, y ha alertado de que esta "hostilidad" pone en riesgo la pervivencia de democracias teóricamente consolidadas.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa que elabora RSF cada año mantiene a Noruega y Suecia de nuevo como los países mejor valorados del mundo, seguidos de Países Bajos, Finlandia, Suiza, Jamaica, Bélgica, Nueva Zelanda, Dinamarca y Costa Rica. España figura trigésimo tercera, tras caer dos escalones.
Tampoco hay apenas novedades en los últimos puestos de una lista que vuelve a cerrar Corea del Norte en el puesto 180 y que incluye en la zona baja a Eritrea, Turkmenistán, Siria, China, Vietman, Sudán, Yibuti, Cuba y Guinea Ecuatorial. Malta, donde murió asesinada Daphne Caruana Galiza, es el país que más cae (18 posiciones, hasta la 65).
En términos globales, RSF solo considera que existe una situación "buena" o "más bien buena" en el 26 por ciento de los países, mientras que en el 35 por ciento hay "problemas significativos". La situación "difícil" se extiende al 27 por ciento de los países analizados y el 12 por ciento restante se encuentra en un estado "muy grave" en materia de libertad de prensa.
El secretario general de RSF, Christophe Deloire, ha citado las "manifestaciones de odio contra los periodistas" como "una de las peores amenazas para las democracias". "Los dirigentes políticos que propician que se deteste al periodismo son responsables de que se cuestione la existencia de un debate público basado en una apreciación plural de los hechos y favorecen el advenimiento de una sociedad de propaganda", ha advertido.
Para Deloire, "cuestionar hoy la legitimidad del periodismo es jugar con fuego", y eso es precisamente lo que estarían haciendo cada vez más jefes de Estado, muchos de ellos elegidos de forma democrática. Entre los ejemplos planteados por RSF figura Trump, que ha llegado a calificar a los reporteros de "enemigos del pueblo" y ha hecho que Estados Unidos caiga dos puestos, hasta el 45, en la lista de la ONG.
Duterte, cuyo país figura en la posición número 133, incurre a menudo en insultos y amenazas contra la prensa e incluso ha llegado a decir que "el que sean periodistas no los librará de ser asesinados", mientras que en India el discurso de odio se extendería en redes sociales gracias a "un ejército de troles a sueldo del primer ministro, Narendra Modi", según un comunicado de RSF. Filipinas e India registraron en 2017 cuatro muertes violentas de periodistas cada uno.
La ONG ha expuesto en su informe la creciente influencia de los denominados hombres fuertes y de los contramodelos, como ocurre en el caso del presidente de Rusia, Vladimir Putin, que "extiende su red de propaganda a través del mundo" gracias a medios como RT y Sputnik. También China "exporta el modelo de control de la información a Asia", ha añadido.
Análisis regional
La región europea es la más representada entre los 50 primeros países de la lista, pero también en este continente se han dado casos de violencia verbal, como cuando el presidente checo, Milos Zeman, compareció públicamente con un falso kalashnikov en el que se podía leer: "para los periodistas". En Eslovaquia, el recién dimitido primer ministro Robert Fico describió a los reporteros como "sucias prostitutas antieslovacas" y "hienas", meses antes de que fuese asesinado el periodista de investigación Jan Kuciak.
África, con grandes contrastes entre unos países y otros, mejora ligeramente su puntuación con respecto al informe de 2017 y RSF vaticina "una era prometedora" tras la despedida de "tres de los peores depredadores para la prensa", en alusión a la salida de los presidentes de Zimbabue, Robert Mugabe; Angola, José Eduardo dos Santos; y Gambia, Yahya Jamé. Este último país escala 21 posiciones, más que ningún otro de la clasificación.
RSF ha denunciado también el constante deterioro de la libertad de prensa en los Estados de la órbita soviética y Turquía, hasta el punto de que los niveles de esta región se acercan ya a los de Oriente Próximo y el norte, donde en el último año ha empeorado especialmente "el ambiente de trabajo para los periodistas". Los conflictos armados en Siria y Yemen y las acusaciones de terrorismo en Egipto y Arabia Saudí ejemplificarían este contexto.
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En el caso de América Latina, la impunidad, la violencia contra los periodistas y las políticas autoritarias frente a la prensa siguen siendo moneda común. Costa Rica destaca en esta zona y aparece en el puesto décimo, pese a haber caído cuatro posiciones por las presiones ejercidas contra los medios, especialmente durante la reciente campaña electoral.
En el lado opuesto vuelve a situarse Cuba (puesto 172), mientras que Venezuela (puesto 143) ha experimentado la mayor caída de la región al perder seis posiciones. Los "excesos autoritarios" del Gobierno de Nicolás Maduro y la "censura directa" de medios evidencia, en opinión de RSF, los intentos del chavismo para que "no se conozca la magnitud de la grave crisis política y económica que sacude al país desde inicios de 2016".
México, con once periodistas asesinados, figura como el segundo país con un mayor número de muertos a nivel mundial, solo por detrás de Siria.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha denunciado un creciente "odio al periodismo" a nivel mundial, alentado en parte por las críticas vertidas sobre la prensa por dirigentes como el estadounidense Donald Trump o el filipino Rodrigo Duterte, y ha alertado de que esta "hostilidad" pone en riesgo la pervivencia de democracias teóricamente consolidadas.