REDES SOCIALES

¿Exhibimos a los menores en redes? Del hijo de María Pombo en urgencias al que "decida ella" de Pedroche

Maria Pombo y Pablo Castellano junto a su hijo, Chiara Ferragni y Fedez acompañados por sus dos hijos y Violeta Mangriñán y Fabio Colloricchio con su hija.

Marina inició su periplo digital antes de nacer: una fotografía de su primera ecografía anunció en la cuenta de Instagram de sus progenitores que estaba de camino. Durante su primer año de vida, 200 fotos y videos de esta niña circularon por internet para enseñar su salida del hospital, su primera vez en la playa o sus primeros balbuceos y pasos. Con tres, los seguidores de su madre vivieron de primera mano su primera visita a urgencias tras una caída y los de su padre cómo pasó el covid. Marina no es una persona real, pero podría ser cualquier menor que actualmente pulula en redes sociales por los perfiles de nuestros amigos, compañeros de trabajo o influencers. Su vida ya está online y ya conocemos su nombre, su edad, dónde vive, sus horarios, sus gustos y sus intimidades

Marina, en realidad, es una creación de la Fundación Anar con la que denunció el pasado mayo que, según sus cálculos, con trece años los menores pueden llegar a tener una huella digital con más de 2.000 fotos, vídeos y datos personales. En concreto, según una encuesta de la empresa de seguridad y privacidad AVG publicada en 2019, el 23% de los niños tienen presencia online antes de nacer, cifra que se dispara hasta el 81% antes de cumplir los seis meses. Según el informe EU Kids Online de 2020, el 89% de las familias españolas comparten alrededor de una vez al mes contenido de sus hijos en Facebook, Instagram o TikTok

¿Se está sobreexponiendo a los menores en la red? "No me gusta generalizar ya que hay que tomar estas cifras como referencia y tener en cuenta que cada familia es distinta, pero sí que hay una tendencia de compartir la vida en redes, incluyendo a nuestros hijos", reconoce María Lázaro Ávila, autora del libro Redes sociales y menores y experta en social media y educación digital, que recuerda que "cuando hablamos de estas plataformas también hay que hablar de las que usamos los adultos, como los grupos de WhatsApp". "Es evidente que no es difícil encontrar fotos de niños en internet y, en general, sí que se puede decir que hay pequeños que están sobreexpuestos", sostiene Laura Pérez Altable, doctora en Comunicación e investigadora de la Universitat Pompeu Fabra. 

Esto es lo que se conoce como sharenting, un fenómeno que consiste en publicar información, fotos y vídeos de los hijos en redes sociales. "Aunque no lo hacemos con mala intención porque compartimos momentos de felicidad o sus logros, les estamos creando a nuestros hijos una huella digital sin darle la opción de si quieren tenerla ni de gestionarla", explica Lázaro Ávila. "Son situaciones que queremos compartir con seres queridos y personas conocidas, pero no nos damos cuenta de que hay muchos desconocidos deseando encontrar información sobre menores de edad y hacemos vulnerables a nuestros hijos sin querer", asegura Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda y portavoz de Fundación Anar. Desde Unicef España también apuntan al mismo argumento sobre las causas detrás de esta exhibición: "Muchas familias se dejan llevar irreflexivamente y terminan compartiendo imágenes por orgullo y necesidad de propio reconocimiento o por generar un contenido atractivo".

¿Qué objetivo buscan madres y padres con estas fotos? "Primero, el hecho de enseñar a tu hijo, como antiguamente cuando se sacaba el álbum en casa. Y por otro, la vertiente económica para algunas personas, como las influencers, que muestran a sus hijos para lograr beneficios, ya sea dinero o de productos porque gracias a ellos pueden hacer campañas", sostiene Pérez Altable que apunta también a que, en el caso de madres y padres anónimos, responde a un comportamiento "imitacional" con lo que ven en estos personajes de redes sociales. 

De María Pombo al clan Kardashian

El sharenting lo practican tanto progenitores anónimos como los denominados influencers. "Se puede compartir fotos de nuestros hijos pero protegiendo la intimidad. No hay porque decir su nombre, su edad, a qué colegio van…", expone Lázaro Ávila que señala que "no es no publicar" sino ser conscientes de que "se quedará para siempre". 

Y no hay que profundizar mucho para encontrar ejemplos famosos de sharenting. "Ocurre lo mismo que pasaba antes, pero magnificando lo que hacían los famosos en las revistas de corazón. Se les está exponiendo", explica Lázaro Ávila. Así, un paseo este verano por Instagram nos ha permitido conocer de primera mano que este agosto el hijo mayor de María Pombomás de tres millones de seguidores— terminó en urgencias tras una caída o que el pasado julio la hija de Violeta Mangriñánmás de dos millones de followers— ingresó en el hospital por covid. "Han incorporado a sus hijos a sus redes", apunta Pérez Altable. 

Sin olvidarse, además, del fenómeno instamamis, aquellos influencers cuyo contenido principal son sus hijos, y cuyo principal ejemplo en España es Estefanía Unzu, más conocida como Verdeliss 1,4 millones de seguidores—. "Han hecho de compartir la vida de sus hijos de parte de su negocio y es perfectamente lícito, pero se podría pensar en cómo gestionar ese negocio sin involucrar al menor", apunta Lázaro Ávila.

El fenómeno no es solo español. Fuera de nuestras fronteras los dos hijos de Chiara Ferragnicasi 30 millones— o del clan Kardashian —que suman entre las cuatro que son madres casi 1.300 millones— ya aparecen de forma habitual en los realitys de sus madres. 

Pero, en el otro lado de la moneda están aquellas influencers que han decidido no subirse al carro de la dictadura del like con sus hijos. Muchas, como Laura Escanes1,9 millones de seguidores—, los enseñan de espaldas o les tapan la cara con algún emoticono. "Así no se estaría vulnerando su derecho a la intimidad", señala Pérez Altables.

Otras, en cambio, han tomado la decisión de dejar a su descendencia fuera del foco mediático de las redes sociales. Una de las últimas que ha tomado esta decisión ha sido Cristina Pedroche tres millones de followers— que tras el nacimiento de su pequeña ha explicado que "si ya recibo muchos mensajes feos sobre ella sin haber mostrado ni un pie suyo, no quiero ni imaginar lo que podría ser si lo hago", por ello han decidido "cuando sea mayor", será "ella la que decida" si quiere que "se la conozca o no". La también presentadora hacía este anuncio en sus stories después de leer entre los comentarios de sus últimas publicaciones críticas por no enseñar a la pequeña: "Lleva 9 meses enseñando la panza y ahora no enseña a la niña" o "enséñala, ahora puedes porque los bebés cambian mucho". "Cómo están viendo la vida de una persona, que sube y comparte lo que quiere y pensamos que conocemos lo que hace, ahora le reclaman a su hija como una parte de su vida. Es el querer saber", admite Pérez Altable.

Si bien es cierto que esta exhibición de menores no es nueva ya que primero fueron los álbumes familiares o las revistas del corazón, lo cierto es que internet encierra riesgos que antes no había. "El estilo de vida digital actual lo lleva a un nuevo nivel, convirtiendo a los padres en 'potencialmente los distribuidores de información sobre sus hijos a audiencias masivas'. Tal compartir, que se está volviendo cada vez más común, puede dañar la reputación de un niño", explican desde Unicef España. 

Los riesgos del sharenting

Aunque pueda parecer algo habitual esta sobreexposición, ¿alguna vez nos hemos parado a pensar la cantidad de información que se está compartiendo sin el permiso de los niños en redes sociales? "Un adulto lo hace de manera consciente, aunque puede ser que no sea del todo consciente, pero un menor no lo está decidiendo. Parecen cosas sin importancia, pero es la vida de una persona", asegura Pérez Altable que recuerda que "aunque no se quiera pensar en el lado oscuro de internet, no se sabe dónde pueden acabar sus fotos". Esta experta señala que, en realidad, esta práctica está "extendida" entre todos los usuarios, tengan hijos o no: "Es el no saber lo que puede entrañar subir una foto a una plataforma, es la falta de educación mediática".

La Fundación Anar en su guía Por un sharenting responsable señala hasta seis riesgos asociados a esta práctica: menor seguridad al exponer su vida ante desconocidos, problemas en el colegio al ser objeto de burlas o de bullying en el colegio, suplantación de identidad digital o elaboración de memes con su cara, pérdida de su intimidad y privacidad, son más vulnerables al fraude por los datos que hay de ellos en internet o pueden llegar a ser víctima de pedófilos por sus imágenes. "Hay imágenes especialmente sensibles, por ejemplo en su fiesta de cumpleaños porque estamos diciendo su edad o en la playa porque tienen poca ropa", explica Lázaro Ávila. 

Y más ahora con la inteligencia artificial, con la que se pueden crear deepfakes pornográficos. "Es importante aumentar la sensibilización, dado que todavía hay riesgos a futuro que nos cuesta incluso identificar", argumentan desde Unicef España. 

¿Puedo compartir fotos de mi hijo?

En España, por ahora no hay norma específica en este ámbito ni para regular las fotos de menores en redes sociales ni a los propios influencers, pero sí que existen leyes aplicables como la legislación sobre derecho al honor, intimidad y la propia imagen, y el artículo 18.1 de la Constitución establece que los menores son titulares de estos derechos. "Uno de los problemas más importantes del sharenting es la vulneración de los derechos de los niños y su privacidad. Los padres y madres tienen que ser conscientes de que sus derechos deben ser protegidos, cuando exponemos la imagen de nuestros hijos a terceros y damos datos de carácter personal, podemos ponerles en riesgo", asegura Benjamín Ballesteros, director técnico y portavoz de Fundación Anar. 

Tal y como detalla la Guía legal sobre niños influencers de Iab Spain elaborada junto a la Universidad Rey Juan Carlos, el ordenamiento jurídico actual reconoce la mayoría de edad en la Constitución y en la Ley Orgánica de protección jurídica del menor, que se aplica a todos los de menos de dieciocho años. "Pese a que, desde un punto de vista jurídico, se entiende por menor de edad todo sujeto por debajo de los 18 años de edad, no podemos obviar que el grado de madurez no será el mismo en uno de 15 años que en uno de 7", explica. 

Además, el Reglamento general de protección de datos de la UE (RGPD o GDPR por sus siglas en inglés) establece como edad mínima los 16 años, o 13 en algunos estados miembros, para que los jóvenes tengan presencia online. No obstante, la mayoría de las redes sociales establece como edad mínima los 13 o los 14 años. Y también comienza a haber doctrina sobre el tema. En septiembre de 2021, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) solicitó a un abuelo que retirara de Facebook las fotos de su nieto, aunque en este caso existía una disputa familiar previa. 

De una cuenta privada hasta preguntar a los menores

Francia se pone seria con los 'influencers' y enseña el camino a España

Francia se pone seria con los 'influencers' y enseña el camino a España

¿Existe alguna forma segura de compartir en internet la imagen de los hijos? "Seguro en redes sociales no hay nada", puntualiza Pérez Altables que, no obstante, admite que "no es lo mismo una cuenta privada que pública" y que "no es todo ni blanco ni negro": "No es lo mismo subir una foto de forma esporádica que hacerlo constantemente dando detalles".  

Para Lázaro Ávila la clave es que no le reconozca, por ejemplo "hay muchas madres que ocultan la foto de los hijos abrazándole", y también preguntando a los niños: "Siempre recomiendo preguntarles y nos sorprenderá de que llegará un momento en que digan que no quieren que la mandemos". "Los adultos solemos insistir en que los menores y los adolescentes se sobreexponer demasiado en redes, pero es muy difícil decirles que tengan cuidado con lo que comparten si nosotros no hemos respetado eso. ¿Cómo se lo vamos a inculcar si nosotros lo hemos hecho?", defiende esta experta. 

Desde Unicef España reconocen que "no se trata de vivir en una caverna" ni de establecer "prohibiciones" pero apuntan que es "bueno" reflexionar y preguntarse "qué se gana publicando una imagen": "En el momento en que no sea una ventaja, es mejor no publicarla. Y cuando lo hagamos, que sea lo más descontextualizada posible, sin dar información de dónde está el colegio o el parque al que va ese niño o esa niña". Desde Anar, Diana Díaz recuerda que "en su proceso de aprendizaje, los pequeños están interiorizando el hábito de compartir frecuentemente imágenes de forma pública y, como familiares y adultos responsables de su crianza, debemos promover una cultura de la privacidad, de seguridad y ser especialmente cuidadosos con esa huella digital que estamos generando incluso antes de que nazcan". 

Más sobre este tema
stats