Ver fútbol desde el sofá se convierte en un lujo: tarifas de 100 euros y más caras que en el resto de Europa
Tras 80 días con las luces apagadas, los estadios españoles volvieron a abrir sus puertas el pasado fin de semana para acoger el esperado regreso de La Liga. El balón volvió a rodar en San Mamés, Balaídos, Mestalla o el Benito Villamarín con decenas de miles de aficionados en las gradas, pero también desde el sofá de su casa. Sin embargo, tras un verano en el que el deporte ha acaparado la televisión pública con RTVE retransmitiendo en abierto primero la Eurocopa y después la práctica totalidad de los Juegos Olímpicos, volver a la competición por excelencia en España del balompié supone un gasto más que considerable para sus seguidores.
Como ya ocurrió la temporada pasada, Orange y Movistar son las únicas opciones para poder disfrutar de La Liga al completo desde la televisión de casa. Es decir, hay que pasar por caja para ver el partido de tu equipo favorito, salvo contadas excepciones. Según recoge la OCU, las tarifas para poder ver el llamado deporte rey desde el sofá han subido de media unos cinco euros al mes con respecto a 2023. "Pagar para ver el fútbol se está convirtiendo en un lujo al alcance de pocos consumidores", reconoce a infoLibre Sara Muñoz Santos, economista y experta en consumo.
Si pasamos por alto ofertas, promociones y rebajas de ambas operadoras para captar clientes y que pueden permitir el ahorro de hasta 120 euros anuales gracias a las primeras facturas, el precio final al mes está por encima de los cien euros. En concreto, y según recoge un estudio de Kelisto, el coste medio de las tarifas más baratas para ver fútbol en Orange es de 108 euros al mes, mientras que en Movistar es de 109,9 euros. Estas cifras suponen un 9,78% del salario mínimo de los españoles.
"Es un desembolso muy importante que no pueden permitirse muchas familias aficionadas al fútbol en España", indica Muñoz Santos. Esta experta destaca que estos altos precios excluyen, por tanto, a "una parte significativa de la población, entre ellos, al segmento más joven". Aunque la pérdida de interés por el balompié de adolescentes y veinteañeros va más allá del dinero: "Es un fenómeno complejo", detalla esta economista, que apunta a que la actual variedad y saturación de opciones de entretenimientos, como series, películas, documentales, videojuegos y contenido generado por usuarios en YouTube y TikTok hace que el fútbol quede relegado para ellos, "máxime cuando otras formas de entretenimiento ofrecen experiencias o más personalizadas o más accesibles".
Porque, en total, y según calcula la OCU, disfrutar de todo el balompié desde casa, incluyendo Liga, Champions, Europa League y otras competiciones internacionales como la Premier o la Bundesliga, costará unos 970 euros anuales. "Es superior al de un abono de temporada en algunos estadios de muchos equipos", señala Muñoz Santos. Para esta experta, para garantizar que el fútbol televisado siga siendo accesible para un público más amplio, las operadoras "podrían revertir esta situación ofreciendo paquetes más asequibles, como partidos seleccionados a precios más bajos o la posibilidad de ver encuentros en diferido".
La culpa es de los derechos de emisión
Pero las tarifas de esta temporada no pillarán a ningún seguidor de este deporte por sorpresa. Tal y como recuerda la OCU, esta escalada lleva años produciéndose. Debido al elevado coste de los derechos de emisión, las compañías telefónicas son las únicas capaces de pujar por ellos. "Es decir, se reduce la competencia y perjudica al consumidor, al marcar precios de manera casi oligopolista", explica Muñoz Santos. Algo que se traduce directamente en el bolsillo de los consumidores que además se ven casi obligados a contratar productos de telefonía o Internet para poder ver el partido del domingo.
Así, desde 2020, la subida es de un 35,88%, según Kelisto. Y desde 2014, hace una década, cuesta el doble, un 200% más, según Roams. "El precio de seguir el fútbol televisado en España, especialmente, Liga y Champions, ha alcanzado niveles considerables, incrementándose año a año de forma vertiginosa", reconoce Muñoz Santos.
Esta escalada de las tarifas de ver el fútbol en la televisión recuerda a la subida de los planes de las plataformas de vídeo, la conocida como streamflación, que ha provocado un incremento del 71,67% de su coste original. "En ambos casos, la inflación generalizada ha influido en el aumento de precios, ya que afecta a los importes específicos de los servicios. Pero se trata de fenómenos independientes", sostiene Muñoz Santos. Mientras que en el caso de Netflix, HBO o Amazon responde a una estrategia de "utilizar precios de derribo para atraer clientes", en el caso del balompié responde al gasto en los derechos de emisión pero también a que en la actualidad solo dos operadoras ofrecen este contenido: "Es la vieja ley del mercado: a menor cantidad de competidores, mayores subidas. Y el que lo sufre es el consumidor en sus casas".
Solo pasa en España
Pero esta escalada constante y prolongada con tarifas tan elevadas es una rareza del fútbol español. "En todas las ligas europeas hay que pagar para consumir contenido, pero en ninguna hay precios tan elevados como en España", asegura Muñoz Santos.
Según detalló Relevo el verano pasado con datos de 2023, mientras que en España ver todo el fútbol implicaba un 8,69% del salario mínimo, en Inglaterra sólo había que gastar el 4,02%, en Alemania, el 2,52%; y en Francia, el 2,24%. "El motivo principal de esta diferencia abismal está relacionado con la forma en la que se presta el servicio en España. Los servicios de retransmisión de partidos están vinculados a los paquetes de telefonía y fibra que ofrecen las compañías", indica Muñoz Santos que recuerda que también influyen el importe de los derechos de emisión.
La piratería también afecta al fútbol
A pesar de que en Francia tienen precios mucho más bajos que en España, la Ligue 1 ha arrancado con sus aficionados en pie de guerra ya que, tras el último acuerdo por sus derechos de emisión, la tarifa más barata asciende a unos 55 euros. Con el hashtag #BoycottDAZN entre las tendencias de X durante todo el fin de semana, L’Equipe detalla que hasta 200.000 vieron el partido PSG-Le Havre a través de Telegram.
La Asociación para la Protección de los Programas Deportivos de Francia calcula además que unos dos millones de personas consumen contenido a través de IPTV, una tecnología de emisión de contenidos a través de Internet y que en España usan algunas operadoras como Movistar para ofrecer sus canales de televisión. Sin embargo, resulta muy polémica ya que puede utilizarse para difundir contenido, por ejemplo a través de un canal de Telegram, que se emite gratis en otros países, pero que en el país donde se visualiza sus derechos son de otros. En este caso, el fútbol.
Esta práctica es conocida y practicada en España por los aficionados al fútbol. Pero también muy perseguida por La Liga. "Se están convirtiendo en alternativa para los usuarios que buscan evitar los gastos asociados a las suscripciones a canales de televisión de pago", reconoce Muñoz Santos que recuerda que "tanto La Liga como los clubes están tomando medidas para combatir la piratería y los IPTV" aunque esto "no va a cambiar que los consumidores actuales sigan sin poder acceder a este tipo de servicios debido a su elevado precio".
Por ejemplo, el intento de bloqueo de Telegram por parte del juez Pedraz fue en parte para evitar que estos canales de Telegram con enlaces de IPTV siguieran compartiendo gratis partidos de fútbol. El último capítulo sobre esta caza del link pirata en España se vivió el pasado fin de semana. El jugador del FC Barcelona Fermín compartió en sus redes un mensaje de ánimo a su equipo con una imagen del encuentro de una retransmisión ilegal. La publicación fue borrada minutos después. Según cuenta Relevo, el comportamiento del deportista sentó muy mal a La Liga porque la patronal lleva años luchando contra la piratería.
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Mientras La Liga sigue subiendo los precios de sus derechos de emisión y en su peculiar caza de brujas de partidos piratas, los aficionados no solo notan el incremento de la factura en las tarifas de la televisión. "La tendencia es muy similar en otros productos como merchandising o entradas a los estadios", apunta Muñoz Santos, que señala que los cromos han aumentado su coste un 300% en las últimas dos décadas y las camisetas más del 50% en los últimos diez años.
La competición española ha intentado meter mano en el ámbito que puede: las entradas. Con la iniciativa Grada Visitante, 16 de los 20 clubes de Primera División —exceptuando a Espanyol, Rayo Vallecano, Real Madrid y Villarreal— se comprometen a ofrecer un cupo fijo mínimo de 300 entradas a un máximo de 30 euros. En la otra cara de la moneda, Marca destacó esta misma semana que el precio de las entradas en el Santiago Bernabéu se ha disparado, ya que la entrada más barata para ver al Real Valladolid va a ser de 95 euros, mientras que la temporada pasada ver a un recién ascendido costaba 55.
Una circunstancia que también sólo pasa en España. En otros países de Europa, por ejemplo en Alemania, se pueden ver partidos entre equipos "importantes" por unos 20 euros. Lejos de los 95 que pagarán los aficionados más afortunados este domingo para ver el Real Madrid-Valladolid.