Cultura

La lección de Francia para recuperar el cine: películas nacionales y público fiel

Inauguración de los Cines Embajadores, nuevas salas que han abierto sus puertas en Madrid tras el desconfinamiento.

Clara Morales

El jueves, se detectaron en Estados Unidos más de 75.600 nuevos casos de coronavirus, un récord en la trayectoria del país, que acumula más de 3,4 millones de positivos según la Organización Mundial de la Salud (para 331 millones de habitantes) y más de 136.000 muertes desde marzo. Y en España hay una industria, entre todas, especialmente preocupada por estas cifras: el cine. Con el repunte constante de la enfermedad, Hollywood ha retrasado una vez y otra sus mayores estrenos de la temporada, esperando que en otoño lleguen tiempos mejores para el mercado interior —y esperando también que se sume de nuevo China, que mantiene cerradas sus salas—. Los países europeos salen poco a poco de la crisis sanitaria y evolucionan mucho mejor que Estados Unidos, pero, con un sector que depende en un 80% del producto norteamericano, los cines no acaban de arrancar. Hollywood marca el ritmo.

Pero hay una excepción y, como suele suceder con el cine, queda cerca: solo en los primeros 10 días de apertura, a finales de junio, los cines franceses congregaron a más de un millón de espectadores. Ahora, como indica la Federación Nacional de Cines Franceses (FNCF), la taquilla está ya al 30% o al 40% de su volumen habitual para estas fechas, mientras que en la primera semana con cifras la taquilla española estaba solo al 5%, según pudo saber este periódico. "El éxito es relativo", dice Marc-Olivier Sebbag, delegado general de los exhibidores franceses, "porque estamos muy lejos de la normalidad, pero ese millón de espectadores nos dio un empujón y es verdad que otros países europeos están a menos del 10%". Es el caso de países como Alemania, Reino Unido o Italia.

El peso de Estados Unidos

¿Y cuál es la receta del éxito francés? Sebbag lo tiene claro: "El mercado francés es menos dependiente de las películas estadounidenses, que suponen el 60% del total". Los exhibidores españoles estiman que la cuota estaounidenses en nuestras salas puede llegar al 80%. De las cinco películas más vistas en Francia, a fecha de 17 de julio y según Comscore, cuatro son francesas; solo la película estadounidense de animación ¡Scooby! se mentiene en cabeza. De las cinco películas más vistas en España a 16 de julio, también según Comscore, solo una es española, La lista de los deseos; otras tres son estadounidenses y una es coreana. Como señala Borja de Benito, director de Comunicación y portavoz de la Federación de Cines de España (FECE), otros países han conseguido reproducir un modelo similar, basado en el cine patrio, como pueden ser Holanda, Noruega o Corea.

Porque De Benito coincide con el análisis de sus colegas franceses: "La clave se llama producto local". La esperanza blanca de la taquilla española es, de hecho, Padre no hay más que uno 2, de Santiago Segura, secuela de la comedia que ya logró más de 14 millones de euros el año pasado. El estreno está previsto para el 7 de agosto, y ese hito servirá para ver si la industria puede volver a coger ritmo. Antes hay un ensayo que señala el portavoz de los cines: Superagente Makey, comedia de Atresmedia protagonizada por Leo Harlem y dirigida por Alfonso Sánchez (El mundo es suyo, El mundo es nuestro), en salas desde este viernes. "Quien tiene que tomar las riendas es el cine español", dice Borja de Benito, "y además puede ser una buena oportunidad, porque hay una gran disponibilidad sin la competencia de Estados Unidos".

¿Miedo a volver al cine?

Pero no basta, claro, con lanzar una película española. La productora y distribuidora A Contracorriente estrenó La lista de los deseos, con Victoria Abril, María León y Silvia Alonso, el pasado 3 de julio. El filme está hoy en el tercer puesto del top 10, pero, en las condiciones actuales, eso no es decir gran cosa: en su primer fin de semana hizo solo algo más de 57.000 euros. "La lista de los deseos no salió bien porque la gente decidió no ir al cine", se lamenta Eduardo Escudero, de A Contracorriente. Y dice bien: no es que la gente eligiera otros filmes, es que los espectadores no acudieron. Solo hubo una película, Zapatos Rojos y los siete trolls, que hizo mejor taquilla que La lista de los deseos, y alcanzó solo los 105.000 euros. En el caso de Francia, los cines temieron que fueran solo los más cinéfilos quienes se acercaran a las salas, porque eso habría limitado el alcance del regreso. Esos temores se han disipado: la película más vista —como ocurre en el caso de España— es ¡Scooby!, un filme familiar, con más de 190.000 espectadores en su primera semana, según datos del 15 de julio.

No es que el público tenga miedo, según Borja de Benito: en las encuestas que la FECE realiza desde la reapertura, se observa que "a día de hoy, la sensación de miedo al covid-19 se está doblegando" y que "la barrera de la seguridad se ha vencido". De hecho, en Francia toman como referente a España: "Hemos visto la gran campaña de comunicación que se ha hecho en los cines españoles sobre las medidas de seguridad", cuenta Marc-Olivier Sebbag, "y hemos tomado ideas. No hay problemas con el espectador en este aspecto, todo el mundo entiende muy bien que hay que ser precavido y de hecho lo agradecen". Otra cosa es, por supuesto, la incidencia de la enfermedad en cada país. Este jueves, Francia sumaba 534 nuevos casos (con 67 millones de habitantes) frente a los 628 nuevos casos de España. Francia acumula 173.838 casos, frente a los 260.255 de España. Este viernes, el Gobierno catalán anunciaba el cierre de los cines en Barcelona, el área metropolitana y otras comarcas catalanas —junto con teatros o discotecas—, lo que supondrá un nuevo varapalo al sector.

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Sembrar y recoger

Eduardo Escudero considera algo injusto que se eche la responsabilidad de la recuperación exclusivamente sobre el cine español: "En Francia llevan años sembrando frutos, y ahora recogen. Si aquí entregamos a Estados Unidos el 85% del mercado, es difícil que en los momentos en que sí nos acordamos del producto nacional le pidamos milagros". "Es verdad que el público francés tiene una relación especial con su cine", apunta Marc-Olivier Sebbag. Francia es el país de la "excepción cultural" y de las cuotas para la difusión del cine nacional y europeo: las cadenas de televisión tienen que dedicar al menos el 60% de su tiempo de difusión de obras audiovisuales a las producciones europeas y francesas (el 40% tiene que estar reservado a producciones francesas y hay un margen del 20% para los demás países europeos). Además, hay un porcentaje del precio de la entrada de cine —actualmente, algo más del 10%— que financia directamente el Centro Nacional del Cine, órgano estatal de producción y difusión del cine francés. "Ellos han trabajado durante mucho tiempo la educación cinematográfica", alaba De Benito, "que es algo que nosotros llevamos reclamando años. Nadie apoya esas acciones a largo plazo, pero son las que son útiles en las crisis":

Eso afecta, claro, al tamaño de la industria. En España hay abiertos ahora mismo unos 301 cines —no se han restado los cines catalanes que se verán obligados a cerrar por la nueva orden del Govern—, lo que supone un 41% de l0s 723 que existen, según el censo realizado por AIMC en 2019. En Francia, existen unos 2.000 cines, casi todos ya abiertos según los exhibidores. Mientras España reabrió sus cines con xx estrenos, Francia volvió con alrededor de 40 películas. Y los exhibidores de uno y otro país coinciden en que el número de estrenos es vital: "La gente va al cine a ver algo, tenemos que darles razones para que vuelvan", dice Borja de Benito. Su compañero francés se queja de que "los distribuidores son alérgicos al riesgo": "Ahora estamos a un 50%, pero de las películas que nos llegan, que son ya un 50%. La oferta es insuficiente, y es algo que está muy claro: si no tenemos suficientes películas, no habrá suficientes espectadores".

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