El debate de investidura
Sánchez e Iglesias se instalan en un diálogo de sordos
A seis días del inicio del debate de investidura de Pedro Sánchez, el desencuentro entre el candidato socialista y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias (UP), no hace sino aumentar. Después de reflexionar el fin de semana, Sánchez dio este lunes por rotas las posibilidades de negociar con quien él mismo había descrito como su “socio preferente” después de que éste anunciase el pasado viernes la convocatoria de una consulta a los militantes de su partido, que con toda probabilidad reducirá la posibilidad de un acuerdo a que los socialistas acepten formar un gobierno de coalición en el que UP tenga libertad para designar a sus representantes, tal y como Iglesias lleva defendiendo desde el inicio de las conversaciones.
Y eso que la portavoz del Gobierno, Isabel Celáa, había declarado el viernes que “la respuesta que puedan dar los miembros de Unidas Podemos a las opciones que les plantea Pablo Iglesias no tiene por qué dinamitar nada. Por nuestra parte nosotros queremos seguir, genuinamente, auténticamente, las negociaciones, porque queremos un gobierno la semana del 22”.
Llegados a este punto, admitió Sánchez en una entrevista emitida por la Cadena SER, ya sólo espera que el líder de UP responda “a la pregunta de si va a votar que no la próxima semana, junto con la ultraderecha, a la investidura de un candidato socialista”.
Fuentes de Unidas Podemos, sin embargo, aseguran que Iglesias no ha dado por rotas las negociaciones y subrayan que el acuerdo, para la semana que viene o para el mes de septiembre, todavía es posible si el PSOE acepta un gobierno de coalición proporcional al peso parlamentario de ambos partidos en el que UP decida los nombres de sus representantes.
Las mismas fuentes, próximas a Iglesias, atribuyen las declaraciones de Sánchez a su jefe de gabinete y experto en comunicación política, Iván Redondo, al que consideran responsable de lo que califican de “estrategia errática” del PSOE, como por ejemplo haber pasado de afirmar, el pasado jueves, que todos los escenarios estaban “abiertos” a dar por rotas el lunes las negociaciones.
Frente al enfado que los términos de la consulta interna de Podemos han causado en el PSOE, el partido de Iglesias recuerda que nunca ocultó su intención de preguntar a los militantes, tal y como por otra parte establecen sus estatutos. Y que si se convocó el viernes fue como “respuesta” a la decisión de la Ejecutiva Federal del PSOE del lunes de respaldar la estrategia de Sánchez de rechazar una coalición y defender un gobierno monocolor.
El principal problema para el PSOE
Fuentes del Gobierno mantienen, como adelantó infoLibre el sábado, que el principal problema para ellos sigue siendo que Iglesias "se niega a hablar de nada" mientras Sánchez no le garantice su presencia en el Consejo de Ministros. Aunque el candidato socialista aseguró este lunes en la SER que nunca llegó a pedirle una vicepresidencia, otras fuentes sostienen que Iglesias propuso la creación de cuatro con el fin de que su designación para una de ellas no supusiese un obstáculo en el reparto proporcional de cargos.
Podemos, en cambio, asegura que “lo que más distorsiona la negociación es enviar mensajes a través de los medios de comunicación” e insiste en que, durante las conversaciones entre Sánchez e Iglesias, no se habló nunca de nombres y que su líder se ha limitado siempre a defender que lo que no puede haber son vetos, lo que significa que UP quiere ser quien decida la identidad de sus representantes en un hipotético Gobierno de coalición. Sánchez replica, como volvió hacer en la entrevista en la SER, que no puede aceptar que le impongan nombres. “A mí no me gustan los vetos pero tampoco acepto imposiciones. Yo creo que una de las principales responsabilidades que tiene un presidente del Gobierno es hacer su equipo. A mí me pueden proponer nombres, sin duda alguna, pero yo debo tener la capacidad de poder decidir sobre las personas que van a incorporarse a mi Consejo de Ministros”, zanjó.
Iglesias, se quejó el presidente en funciones, no se ha movido de su “posición maximalista en relación con un gobierno de coalición sin ningún tipo de vetos, según dice él”, y ahora además “está utilizando la consulta trucada para justificar una votación contraria a mi investidura coincidiendo con la ultraderecha”.
Los reproches cruzados en la batalla abierta por convencer a la opinión pública acerca de quién negocia de buena fe y quién tiene la culpa del desencuentro hallan terreno fértil en las cesiones mutuas: unos y otros se acusan de no haber salido de sus respectivas trincheras.
Sánchez enumeró este lunes las que, según él, ha hecho el PSOE en forma de propuestas. “La primera”, explicó, “era un gobierno solamente del partido socialista con apoyo externo del partido del señor Iglesias. La segunda fue un gobierno de cooperación con personas en el ámbito de la administración de UP. La tercera fue un gobierno donde se pudieran incluir algunas personas independientes de reconocido prestigio de UP dentro del Gobierno de España. La cuarta fue rebobinar, volver al punto de partida, poner en marcha equipos para negociar contenidos y la quinta fue la que le hice el pasado jueves en la conversación telefónica que mantuvimos y que no he comentado hasta ahora, hasta hoy, y en la que le ofrecí, por primera vez en los 40 años de democracia, la incorporación de determinadas personas de UP con cualificación para poder liderar algunos de esos departamento al Consejo de Ministros. Él no solo dijo que no en esa conversación privada sino que al día siguiente calificó de idiotez la propuesta”. “Entiendo que o se hace lo que [Pablo Iglesias] dice o nos encontraremos con un voto negativo en mi sesión de investidura”, concluyó.
Del lado de Unidas Podemos niegan la mayor. Y tienen su propia relación de cesiones. En primer lugar, explicaron a infoLibre fuentes de la organización liderada por Iglesias, señalan haber declinado ocupar la Presidencia del Congreso, oferta que aseguran les hizo el propio Sánchez —además de tres ministerios— en la reunión del 7 de mayo, la primera que mantuvieron después de las elecciones generales.
La segunda fue ofrecerle respetar su liderazgo como presidente en temas de Estado, especialmente en relación con Cataluña. La tercera, limitar el margen de maniobra de Iglesias, por ejemplo acotando su capacidad de participar en cumbres internacionales o evitando gestos incómodos para Sánchez como cuando se entrevistó en la cárcel con el líder de Esquerra, Oriol Junqueras. La cuarta, señalaron a infoLibre las mismas fuentes, fue declinar la posibilidad de ocupar ministerios de Estado (Defensa, Justicia, Interior y Exteriores). La quinta renuncia de Unidos Podemos para favorecer un acuerdo fue no establecer una proporción exacta de representación en el Gobierno y aceptar, de hecho, que tendrán una presencia por debajo de su aportación en votos y en escaños.
Donde UP no va a ceder, subrayaron las fuentes citadas, es en lo que consideran el mínimo de un gobierno de coalición, como sucede en todos los lugares en los que dos o más partidos comparten esa responsabilidad: el derecho a designar a sus representantes en el Ejecutivo. “El problema es que Sánchez quiere gobernar solo, no quiere a Iglesias en el Consejo de Ministros”, concluyen.
Esa es, admiten en Moncloa, la clave de todo. Sánchez sigue creyendo que Iglesias no puede formar parte del Gobierno por muchas razones, entre ellas su defensa del derecho de autodeterminación y el reconocimiento que sigue haciendo de los independentistas encarcelados como “presos políticos”. Pero también por su condición de secretario general de otro partido, que considera incompatible con la necesaria subordinación al presidente del Gobierno y líder de otra formación.
Iglesias responderá este martes
Tanto Iglesias como su portavoz parlamentaria, Irene Montero, evitaron responder a Sánchez —el líder de UP lo hará este martes, a partir de las 11 horas en directo en el programa Al Rojo Vivo, de La Sexta—. El que sí habló fue su secretario de Acción Política, Pablo Echenique, quien evitó contribuir a una escalada verbal después de escuchar las palabras del presidente en funciones. “Para nosotros nunca está rota la posibilidad de que nuestro país sea un país mejor, pensamos que eso pasa por un gobierno de coalición”, insistió. Para ahora, en la investidura de la semana que viene, o para septiembre.
Sánchez, no obstante, mantiene que si su investidura no sale adelante la semana que viene, decae. Y su partido advierte a UP del riesgo que corre, aseguran, si la falta de acuerdo desemboca en una repetición electoral.
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El clima entre el PSOE y UP se mueve entre la alta tensión y la fractura en un contexto en el que, además, cada vez es menos plausible esperar la abstención de la derecha a la que Sánchez sigue apelando. Se lo dijo el secretario general del PP, Teodoro García Egea, —no le van a “regalar” la investidura ni van a “permitir que sea presidente ni por activa ni por pasiva”; el PP no va a cambiar su posición "en ningún caso”, declaró—. Y lo ratificó el número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, quien urgió a Sánchez a “dejarse de rondas” con los líderes de los principales partidos y a centrarse en “negociar” con Pablo Iglesias.
El resto de partidos del arco parlamentario, algunos de los cuales pueden jugar también un papel relevante en la investidura, asisten atónitos al callejón sin salida en el que parecen haber entrado las negociaciones PSOE-UP. El portavoz del PNV en el Senado, Jokin Bildarratz, admitió que la situación es “muy complicada”. Hasta ahora, lo que se visualiza es “un choque de trenes”, aunque él es de los que piensan que al final habrá acuerdo porque una repetición de las elecciones “no va a convenir” a Unidas Podemos y sería una operación de “alto riesgo” para el PSOE.
La portavoz de ERC, Marta Vilalta, cuyo portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, se reunirá este martes con la número dos del PSOE, Adriana Lastra, no dudó en culpar a Sánchez de la situación. “No está a la altura de lo que se le pide a un líder político” ni ha “hecho ningún gesto para avanzar en el diálogo”. Ni siquiera “ha sido capaz ni de ponerse de acuerdo con Podemos. Se está quedando solo. Exigimos respeto hacia los votos que obtuvo el independentismo en Cataluña, que se nos escuche”, exigió Vilalta.