El barrio es nuestro es un blog colectivo alimentado por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). El nombre alude al viejo grito de guerra del movimiento vecinal que sirve para reivindicar el protagonismo de la vecindad en los asuntos que la afectan, a menudo frente a aquellos que solo ven en el territorio un lugar de negocio y amenazan su expulsión.
¿Es un plan general? ¿Es una “estrategia”? Entender el marco que determinará el modelo de ciudad de Madrid
Madrid está desarrollando desde el año pasado el proceso de construcción de “la estrategia” que guiará su modelo de ciudad. El mismo fue anunciado en 2023 por el Consistorio, señalándose en un primer momento que se trataba de aprobar un nuevo Plan General de Ordenación Urbana. Desde entonces se ha seguido dando pasos en la constitución de mesas de trabajo y convenios con diferentes entes, habiéndose clarificado recientemente que “el nuevo Plan General de Ordenación Urbana tomará forma en la Estrategia Urbana 360, donde se regulará y definirá el ordenamiento de nuestro territorio”.
El plan en cuestión toma así un cariz de estrategia con capacidad de regulación en base a las posibilidades que ofrece la figura introducida recientemente por la denominada Ley Ómnibus de la Comunidad de Madrid (Ley 7/2024). Se trata del “Plan Estratégico Municipal”, un instrumento que según la propia Ley define “los elementos básicos para la organización y estructura del término municipal, sus objetivos estratégicos y el marco de referencia de los demás instrumentos urbanísticos del municipio”. La Ley también señala que esta figura contendrá “normas de aplicación directa, directrices para los planes urbanísticos y recomendaciones, precisándose en cada caso el grado de vinculación”. Su iniciativa y aprobación inicial corresponde a los ayuntamientos.
Se trata de un marco que nos pone frente a un instrumento sobre el que no tenemos experiencia y que introduce una nueva forma de ordenar nuestra ciudad y pensar su futuro. Esto es porque se plantea a la vez con capacidad normativa y de establecimiento de directrices (enfoque estratégico), lo que responde a una hibridación que resulta de dos formas de proceder en relación a la cuestión urbana que han venido siendo complementarias pero que hasta ahora se habían aplicado a través de instrumentos diferentes: por una parte el enfoque estatutario de los instrumentos de planeamiento, caracterizados por su capacidad normativa; por otra parte el enfoque estratégico de instrumentos cada vez más presentes, como las agendas urbanas o los planes estratégicos de ciudades, caracterizados por su carácter de provisión de directrices y no vinculante. La complementariedad entre ambos es un tema relevante dentro del debate disciplinar del Urbanismo en Europa, habiendo dado lugar a una literatura que en gran parte señala la pertinencia de integrar los dos enfoques para afrontar la compleja problemática urbana del presente. Esto conlleva seguir utilizando los instrumentos de planeamiento urbanístico, al apuntarse su importancia para avanzar en la sostenibilidad, evitar los “riesgos de la desregulación” y la deriva neoliberal del urbanismo, así como para limitar el alto nivel de incertidumbre del presente.
Para entender el contexto en el que se da el cambio ante el que nos situamos en Madrid es útil ampliar nuestra mirada: la emergencia del plan estratégico municipal se da en un marco europeo en el que seguimos viendo pasos hacia la desregulación del urbanismo en nombre de la flexibilidad y rapidez de ejecución. Es de interés mirar contextos parecidos al español. Por ejemplo, es relevante lo que ha pasado recientemente en Italia con el decreto denominado “Salva Milano”, refrendado por el Congreso en otoño y que no ha llegado a ser aprobado por el Senado. El mismo ha generado debate social por lo polémico de su propuesta, que introducía la vía legal para pasar sobre los procesos judiciales iniciados a partir de las denuncias en relación a procesos de redensificación en Milán. Como respuesta, desde el Urbanismo se señaló el riesgo de aprobar un marco que debilitaba los requerimientos normativos para aumentar la edificabilidad. Numerosas voces han puesto de relieve que se trata de una forma de atraer inversión a la medida del sector privado con elevados costes sociales y ambientales en un momento en el que la regeneración urbana integrada (física, pero también social, ambiental, así como económica) tiene que guiar las actuaciones como camino para aumentar la resiliencia. Algunas voces han señalado que, de aprobarse, se tocaría de muerte el Urbanismo como disciplina.
En este contexto general, el instrumento que se plantea en la capital (en base a lo que dice la web “Sueña Madrid”) se propone al considerarse obsoleta la planificación urbanística estatutaria. Esto no es necesariamente negativo, al tratarse de un ámbito que tiene que evolucionar, pero en el contexto desregulador mencionado la propuesta del Ayuntamiento introduce interrogantes de calado: ¿qué “normas de aplicación directa” introducirá este nuevo instrumento “estratégico” en la capital? ¿qué será vinculante y qué no? ¿qué tipo de procesos de información pública y participación asegurarán que la visión de futuro a la que se va a dar lugar cuenta con el consenso general de la sociedad madrileña? Aclarar esto es clave para generar un marco en el que todos los actores puedan posicionarse y ejercer su legítima “presión” sobre el instrumento que está por formalizarse. Por ejemplo, una mirada al proceso llevado a cabo identifica que, por ahora, no se han establecido canales estables para integrar las necesidades de los barrios a través de conversación directas con asociaciones y vecinos, con el fin de sumarles a la “conversación” que ya se está dando en las mesas y foros.
Por otra parte, el instrumento que se opere tendrá consecuencias más allá de la capital, ya que, como ha pasado en momentos anteriores, será con mucha probabilidad una referencia para la actuación en otras ciudades de nuestra región y nuestro país. También por esta razón es importante entender qué se está planteando y cómo se va a formalizar.
El instrumento que se opere en Madrid tendrá consecuencias más allá de la capital, ya que, como ha pasado en momentos anteriores, será con mucha probabilidad una referencia para la actuación en otras ciudades de nuestra región y nuestro país
Además, procesos presentes en la ciudad en este momento refuerzan la necesidad de aclarar lo que se está proponiendo. Transformaciones como la que está liderando el Ayuntamiento en ámbitos como el Centro Comercial Ermita del Santo para convertirlo en un área residencial de unas 600 viviendas en un entorno con falta de equipamientos y donde la comunidad local ha expresado reiteradamente que no quiere ni necesita esa transformación, suman interrogantes al proceso: ¿planteará el nuevo plan estratégico una generalización de actuaciones como esa? Por el contrario, ¿será garantía de una visión de ciudad consensuada? Dotarnos de un debate público que lleve a un modelo de ciudad en el que la sociedad madrileña se reconozca tendría que ser una de las principales aportaciones del proceso que se ha iniciado.
A todas estas cuestiones se añade la necesidad de sumar a la reflexión temas claves que, de momento, no están explícitamente contenidos en los temas que se están trabajando: la cuestión de la regeneración de los barrios desfavorecidos con una lógica integrada que no necesariamente tiene que conllevar la redensificación y grandes transformaciones, sino una mirada de calidad de vida y cohesión territorial; la recuperación del carácter de barrio del casco histórico y de su identidad (ya en gran medida perdida); la cuestión territorial (Madrid no se puede pensar sin tener en cuenta que es el centro de un área metropolitana que supera los límites regionales); la importancia del suelo industrial (no convertirlo sin reflexión en terciario o residencial); la necesidad de avanzar el modelo de ciudad desde una mirada “más allá de la sostenibilidad” que nos permita hacer la transición a la que nos obligan los desafíos presentes, especialmente la emergencia climática y ecológica, desacoplando el desarrollo económico de las externalidades sociales y medioambientales; etc.
En base a todas estas cuestiones, el panorama que observamos nos pone en un escenario en el que es crucial que la sociedad madrileña siga muy de cerca el proceso e instrumento que propone el Ayuntamiento, lo monitorice y ejerza su capacidad de matizarlo, corregirlo o completarlo, velando porque mantenga siempre en el foco el bien común.
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Sonia De Gregorio Hurtado es arquitecta urbanista, profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid.
Sobre este blog
El barrio es nuestro es un blog colectivo alimentado por la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM). El nombre alude al viejo grito de guerra del movimiento vecinal que sirve para reivindicar el protagonismo de la vecindad en los asuntos que la afectan, a menudo frente a aquellos que solo ven en el territorio un lugar de negocio y amenazan su expulsión.