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"Jamón el serrano y avión el americano": El F-35, otro embolado de la Lockheed

José Ignacio Domínguez (FMD)

El general Eisenhower, en su discurso de despedida de la presidencia de EEUU, advirtió del peligro del complejo militar-industrial que impone sus intereses privados a los públicos. El lobby armamentístico de EEUU consigue vender armas inútiles a gobiernos aliados. La actividad es opaca, inmoral y muchas veces innecesaria. En España sufrimos todos los males del negocio, por un lado vendemos armas a quien no se debe y por otro nos venden armas que no sirven para nada. Este es el caso del F-35 como vamos a ver ahora.

España ya ha comprado antes armamento inútil por imposición del lobby armamentístico de EEUU. Uno de los casos más escandalosos y poco conocido se produjo en 1970 cuando el Ejército del Aire compró tres aviones cisterna Boeing KC-97L y dos C-97 de transporte. Por aquel entonces no había en España aviones con capacidad para ser reabastecidos en vuelo, por lo que la adquisición de aviones cisterna no tenía justificación alguna. Los dos C-97 de trasporte no llegaron a despegar de Albacete porque fueron dedicados directamente a la canibalización para suministrar piezas de repuesto a los tres aviones cisterna que se pretendía mantener operativos. El resultado fue que al poco tiempo los cinco aviones acabaron en el chatarrero.

La Lockheed en concreto tiene un largo historial de sobornos. En España nos enteramos de la compra irregular de los Hércules porque se filtró el soborno a nivel internacional, de no haberse publicado nada en el extranjero aquí seguiríamos sin enterrarnos de lo que pasó. En estos casos el Gobierno de turno aplica la antidemocrática ley de Secretos Oficiales de 1968 que tan bien les ha venido a todos para ocultar lo que les conviene, por eso los intentos de derogarla o modificarla no han prosperado. El último intento fracasado fue a iniciativa del PNV.

Afortunadamente en los países democráticos no existen esas restricciones y nos hemos podido enterar de muchos asuntos secretos españoles gracias a la desclasificación de documentos en otros países. Por ejemplo, hemos sabido que el Proyecto Índalo, acordado entre España y los EEUU en 1966 para investigar las consecuencias de la radiactividad en la salud y en el medioambiente en general ha permitido la utilización de los habitantes de Palomares como conejillos de indias. El Proyecto Índalo ha perdurado hasta el año 2009. Los experimentos se han realizado sin consentimiento de los afectados, lo que contraviene el artículo 6 de la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO.

También hemos podido saber lo que sucedió en la Guerra de Ifni-Sáhara por la desclasificación en Francia de los documentos relativos a ese conflicto. Gracias a esa desclasificación hemos sabido que el Ejército de Franco fue derrotado por las bandas armadas marroquíes que fueron expulsadas del Sáhara en pocos días tras la intervención secreta del Ejército francés. En España hemos sufrido en muchas ocasiones el lobby del complejo militar-industrial de EEUU y su consiguiente venta de gato por liebre.

En los años ochenta se estableció el programa FACA (Futuro Avión de Caza y Ataque), en el que compitieron varios modelos de avión. Al final se impuso el F-18 con sus correspondientes contrapartidas tecnológicas. Esas contrapartidas consistieron en que España fabricaría varios miles de sables de época en Toledo, para regalos. Entre esas compensaciones había una partida importante de sables confederados. Si compramos el F-35 ya podemos imaginarnos cuáles serán las concesiones, otro sablazo.

Marruecos es el principal aliado de EEUU en África y no va a permitir que utilicemos contra ellos su armamento

El complejo militar-industrial de EEUU, antes de vender armamento a un tercer país, suele iniciar una campaña más o menos soterrada para convencer a sus clientes-víctimas. Incluso lanzan eslóganes como aquel de los años noventa: “Jamón el serrano y avión el americano”. Esta vez para colarnos el F-35 han desplegado una campaña extraordinaria de vídeos y noticias que han calado en la opinión pública. En julio me atreví a enviar un tweet criticando la compra del F-35 y las respuestas de los Lockheedistas fueron iracundas, incluso he tenido que llevar a los tribunales a @NVMANTIA por sus insultos.

Volviendo al tema de la compra de los F-35, los aviones comprados en EEUU, además de no aportar ninguna contraprestación, tienen el enorme hándicap de no poder utilizarse contra Marruecos, como ya sucedió en la guerra de Ifni. Marruecos es el principal aliado de EEUU en África y no va a permitir que utilicemos contra ellos su armamento. En las actuales circunstancias no nos pueden prohibir abiertamente utilizar sus aviones, pero sí cortar la línea de suministros, lo que nos obligaría a mantener los F- 35 a través del mercado negro con sus sobrecostes y deficiencias. como ya hace Irán con el armamento heredado del Sha de Persia o como hicieron los argentinos en la guerra de las Malvinas, que tuvieron que recurrir a Perú para obtener misiles Exocet y así les fue: sólo les funcionó uno.

España vendió legalmente a los argentinos bombas fabricadas en EXPAL, pero no explotaban a pesar de los boquetes de más de cuatro metros que provocaron los aviones argentinos en los costados de los buques británicos. Las bombas no funcionaron por tener mal graduadas las espoletas.

Nuestra principal amenaza, con diferencia, viene de Marruecos, con quien podemos tener un conflicto a corto plazo, aunque la prensa no lo diga, pero las maniobras navales marroquíes frente a Canarias, el paseo de sus buques de guerra frente a Ceuta, el envío periódico de inmigrantes y la desaforada carrera armamentista iniciada por Marruecos con la compra de drones, misiles, satélites aviones etc., Marruecos ya supera muy holgadamente a las Fuerzas Armadas españolas en cuanto a número de carros de combate, drones, misiles y satélites.

Marruecos ya dispone de dos satélites más modernos que el español a pesar de haberse lanzado con posterioridad debido al conflicto con Rusia por la invasión de Crimea. Marruecos ha encargado recientemente a Israel un nuevo satélite capaz de eludir la mala meteorología y la falta de luz diurna. El satélite tiene como misión espiar a España, Argelia y el Sáhara. Se ha frivolizado mucho con la crisis de Perejil pero la realidad es que estuvimos al borde de un conflicto armado que no se desató porque las Fuerzas Armadas marroquíes eran muchísimo más débiles que las de ahora y por la intervención de Colin Powell. 

La compra de los F-35 sólo nos serviría para que formen uno o dos rombos en los desfiles y participen en maniobras de la OTAN porque no los podríamos utilizar libremente contra Marruecos. En definitiva, los Harrier que tenemos no son interceptadores, son modestos aviones tácticos de ataque a tierra con un radio de acción muy limitado, unas 250 millas, frente a las 1.200 del F-35. Bajo la disculpa de que no hay sustituto para los Harrier se pretende incrementar exponencialmente la capacidad ofensiva y los costes. El F-35 ha conseguido reducir los costes gracias al aumento de ventas, pero una hora de vuelo de F-35 supera los 40.000 euros frente a los 20.000 de los F-18. Los Harrier son aviones subsónicos, no pasan la barrera del sonido y el F-35 sí. Por tanto, no estamos ante un simple cambio de aviones, sino que se trata de un avance sustancial en la capacidad ofensiva de la flota. Pretenden sustituir un avión de ataque a tierra por un cazabombardero supersónico de última generación.

El Juan Carlos I no está preparado para recibir al F-35, la cubierta no aguanta sus gases de escape y hay que reformarla

 

El F-35B no es un sustituto para el Harrier, es una enorme escalada en costes y potencial que bajo la disculpa de que no hay otro avión de despegue vertical en el mercado pretenden colárselo a la Armada y de rebote al Ejército del Aire en su versión F-35A. Obviamente el Ejército del Aire no necesita para nada los F-35 pues los F-18 vas ser sustituidos por los Eurofighter, o al menos eso esperamos si no triunfan las presiones de la Lockheed. El lobby ya da por hecha la venta a la Armada de su producto, pero alegan que las contraprestaciones serán mínimas si no se aumenta el número de aviones adquiriéndolos también el Ejército del Aire. Aún no se conocen las contrapartidas tecnológicas que el complejo militar-industrial de EEUU va a ofrecer a España, pero podemos imaginarnos que aumentará la producción de sables de Toledo.

La campaña de la Lockheed es tan feroz que incluso ha llevado a algún mando de la Armada a enfrentarse con el calendario, afirmando que el portaeronaves Juan Carlos I se diseñó para albergar a los F-35, pero olvida que este buque se empezó a fabricar en 2003 cuando aún no existía el F 35, pues su primer vuelo lo hizo en 2006. El Juan Carlos I no está preparado para recibir al F-35, la cubierta no aguanta sus gases de escape y hay que reformarla. El ascensor situado más a proa solo es capaz de elevar 20.000 kilos y el F-35 a plena carga pesa 27.000 kilos. Pero lo más costoso es la instalación de la tecnología que permita al Juan Carlos I hacer un seguimiento de las posiciones de los F-35, modificación que supera el valor de construcción de un nuevo Juan Carlos I. Si la Armada quiere aspirar a tener un cazabombardero de última generación lo puede hacer construyendo un CATOBAR, un portaviones con catapulta de empuje y cable de frenado y dotarlo de aviones europeos que puedan ser utilizados contra Marruecos, no solo para desfiles y maniobras como sucedería con los F-35.

Pero el F-35 no es ninguna panacea, se vende como avión invisible a los radares, lo que no dicen es que si lleva armamento colgado deja de ser invisible. Para ser invisible tiene que ocultar el armamento dentro del puro a costa del combustible, lo que limita su radio de acción, que se reduciría aún más si efectuase un despegue vertical. Otra alternativa más barata y eficaz sería sustituir los Harrier por helicópteros de última generación con performances más parecidas a las de los Harrier que las del F-35, y sumarse la Armada al programa del Ejército del Aire para sustituir los F-18 por Eurofighter. La Armada los podría destacar en la Base de Rota, frente a las costas marroquíes con la ventaja de que ellos no podrían atacar la base por estar bajo el paraguas de la OTAN. Los Eurofighter así podrían participar en la defensa de Ceuta y Melilla desde una situación privilegiada que no puede mejorar el Juan Carlos I, que sí podría ser atacado por Marruecos con sus misiles antibuque recientemente adquiridos en EEUU.

Aquí conviene señalar que la defensa de Melilla es prácticamente imposible sin una guerra total, sin embargo, la defensa de Ceuta es más factible debido al cuello de botella para entrar a pesar de la aplastante superioridad marroquí en carros de combate.

En resumen, todo menos comprar el F-35 a la Lockheed, sería un material inservible en un conflicto con Marruecos, no es un sustituto de los Harrier por sus elevados costes y aumento exponencial de su capacidad ofensiva. La alternativa podría ser la construcción de un portaviones COTOBAR con aviones europeos, o la sustitución de los Harrier por helicópteros de última generación y si la Armada quiere aumentar su poder aéreo, la compra de un escuadrón de Eurofighter basados en Rota, desde donde pueden atacar sin ser atacados.

El general Eisenhower, en su discurso de despedida de la presidencia de EEUU, advirtió del peligro del complejo militar-industrial que impone sus intereses privados a los públicos. El lobby armamentístico de EEUU consigue vender armas inútiles a gobiernos aliados. La actividad es opaca, inmoral y muchas veces innecesaria. En España sufrimos todos los males del negocio, por un lado vendemos armas a quien no se debe y por otro nos venden armas que no sirven para nada. Este es el caso del F-35 como vamos a ver ahora.

España ya ha comprado antes armamento inútil por imposición del lobby armamentístico de EEUU. Uno de los casos más escandalosos y poco conocido se produjo en 1970 cuando el Ejército del Aire compró tres aviones cisterna Boeing KC-97L y dos C-97 de transporte. Por aquel entonces no había en España aviones con capacidad para ser reabastecidos en vuelo, por lo que la adquisición de aviones cisterna no tenía justificación alguna. Los dos C-97 de trasporte no llegaron a despegar de Albacete porque fueron dedicados directamente a la canibalización para suministrar piezas de repuesto a los tres aviones cisterna que se pretendía mantener operativos. El resultado fue que al poco tiempo los cinco aviones acabaron en el chatarrero.

Publicado el
17 de septiembre de 2024 - 21:03 h
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