Los números de Ayuso
0,075% en cultura, la cuarta parte que Extremadura
Madrid encabeza muchos de los baremos con los que pueden medirse la creación y el consumo cultural. Es la que mayor número de trabajadores del sector concentra, la que más compañías de esta industria acoge, en la que se ubica un tercio de las productoras audiovisuales o la que celebra más conciertos de música popular (ver aquí). Pese a la insistencia de Ayuso, la gente del resto de España no suele venir a Madrid por la urgente necesidad de "ir de cañas", pero sí que acude a los teatros, museos o conciertos (lo cual obviamente no excluye tomar unas cañas antes o después). Lo cierto es que ese indiscutible liderazgo cultural, que incluye el mayor gasto medio en cultura por habitante (317 euros en 2019) no se debe en ningún caso a la inversión pública impulsada por los gobiernos conservadores desde hace 26 años.
Sostenía Delibes que "la cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades". Depende. Es obvio que el liderazgo de Madrid en muchas facetas de la industria cultural tiene relación directa con la capitalidad del Estado. Desde luego, lo que los números demuestran es que no tiene nada que agradecer al impulso político. Siendo la comunidad más rica, es la segunda por la cola en inversión pública, sólo por delante de Murcia. Madrid dedica exactamente el 0,075% de su PIB al sector de la cultura, la cuarta parte que Extremadura en proporción al suyo (0,30%).
Sería un error despreciar la eficacia electoral/emocional de ese discurso de Ayuso que resume la idea de libertad en el terraceo, las cañas y la juerga. Pero conviene responder a tan baratísima demagogia. No conozco estudio alguno que relacione las cañas con el grado de libertad de un pueblo. Lo que sí está comprobado es que la cultura nos hace más libres, más críticos, menos dóciles. Por eso a ningún gobierno reaccionario le interesa fomentarla. Aunque pregonen "libertad".