Solía repetir Nelson Mandela que la educación es "el arma más poderosa para cambiar el mundo". Otra cuestión es de qué modo se utilice, o en qué dirección se pretenda "cambiar" o "frenar los cambios" en el mundo, sea el global o el más cercano. Si hay un parámetro que mide el interés por invertir en la educación como motor de progreso, es el del gasto por alumno en la escuela pública. En el caso de Andalucía, según la última estadística oficial (la de 2019) asciende a 4.803 euros. En esto no se le puede reprochar a Juanma Moreno el peor dato del conjunto de las comunidades de España, porque ese nefasto privilegio lo ostenta su compañera de partido Isabel Díaz Ayuso, con 4.401 euros por alumno en Madrid, pero son en cualquier caso casi 600 euros menos que la media del Estado. Donde sí ocupa Andalucía la peor posición es en abandono escolar (ver aquí), y este dato es también clave para entender el secular atraso socioeconómico andaluz.
Ya apuntamos cuando tocaba analizar los números de Ayuso en Educación (ver aquí) que la comunidad más rica de España en términos de PIB lleva más de 25 años de gobiernos conservadores volcados en una política educativa consistente en desviar el máximo de recursos públicos a la "concertada", es decir, contemplando la educación como negocio en el que obtienen máximo rendimiento la Iglesia católica y sus organizaciones religiosas, además de empresarios afines al PP. Andalucía tuvo gobiernos del PSOE durante casi cuatro décadas, de modo que ni en lo bueno ni en lo malo se puede considerar que cuatro años escasos de Ejecutivo conservador (coalición PP-Ciudadanos con apoyo externo de Vox) sean los causantes de las grandes lagunas que afronta una de las comunidades más pobres de España. Lo que sí puede ya observarse es la tendencia. Y, del mismo modo que ya hemos comprobado que el modelo sanitario de privatización y conciertos es compartido por Moreno y Ayuso, conviene destacar que el porcentaje de gasto público dedicado a conciertos educativos se ha incrementado en Andalucía desde 2018 más de un 6%.
Ahora que tan encendidos debates se abren sobre la meritocracia, repasando los datos que aporta Ángel Munárriz hoy mismo en infoLibre, caben pocas dudas sobre la estrecha relación entre origen social y resultados educativos, o entre pobreza y ratios de abandono escolar, repetición de cursos o nivel de formación de la población.
Si se cumplen los vaticinios demoscópicos y Moreno gobierna de la mano de Vox, menos dudas caben aún de que la inversión por alumno en la pública seguirá en la cola compitiendo con Madrid. Eso sí, dedicarán sonoros discursos a denunciar el "adoctrinamiento" en las aulas de un profesorado (socialcomunista, claro) dispuesto a enseñar igualdad, memoria democrática o simplemente respeto al otro. Esa arriesgada manía de intentar "cambiar el mundo".
(Mañana analizaremos los números sobre Economía y empleo. Aquí puedes leer las entregas anteriores).
Solía repetir Nelson Mandela que la educación es "el arma más poderosa para cambiar el mundo". Otra cuestión es de qué modo se utilice, o en qué dirección se pretenda "cambiar" o "frenar los cambios" en el mundo, sea el global o el más cercano. Si hay un parámetro que mide el interés por invertir en la educación como motor de progreso, es el del gasto por alumno en la escuela pública. En el caso de Andalucía, según la última estadística oficial (la de 2019) asciende a 4.803 euros. En esto no se le puede reprochar a Juanma Moreno el peor dato del conjunto de las comunidades de España, porque ese nefasto privilegio lo ostenta su compañera de partido Isabel Díaz Ayuso, con 4.401 euros por alumno en Madrid, pero son en cualquier caso casi 600 euros menos que la media del Estado. Donde sí ocupa Andalucía la peor posición es en abandono escolar (ver aquí), y este dato es también clave para entender el secular atraso socioeconómico andaluz.