Líneas rojas

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Se les rompió el amor. El último niño bonito de la internacional reaccionaria ha pinchado en hueso. Por los pasillos del Juan de Mariana se oye un lamento desgarrador: "Nayib, Nayib, ¿por qué nos has abandonado?". Pobres, no pueden tener nada bonito.

Sinopsis: todo iba de rechupete en el hermoso país centroamericano. Tenían sol, tenían bitcoins y el presidente acababa de iniciar su segundo mandato al grito de "la Constitución no me dice a mí cuánto tiempo puedo gobernar". Depravados de todas las naciones esperaban, ansiosos, la segunda temporada de su serie favorita: "Vuelve Pandilleros rapados. Ahora, con menos derechos fundamentales". París bien vale una misa y si para desarticular las maras hay que cepillarse los principios civiles más elementales, ¡hágase!

En España, los que no soportaban la "profanación" de la momia de Paquito aplaudían fuerte y flojo la juiciosa campaña de redecoración a mazazos de las tumbas de los secuaces de la Salvatrucha caídos en combate. Tanto gustaron las ocurrencias bukelianas que el tal Alvise se presentó a las europeas con la promesa de construir una megacárcel a las afueras de Moratalaz.

Pero el presidente de la barba perfilada y el flequillo recién lamido por una vaca es un rompecorazones. ¿Pues no va el tío y amenaza a los empresarios? ¡Malandrín!, ¡merluzo!... ¡Anatema! Se lo escuché la otra tarde a Juan Ramón Rallo, mi canario en la mina. "Bukele impone autoritariamente el control de precios". El país lleva dos años y medio en régimen de excepción, pero el autoritarismo llega ahora. Te mondas.

La caída de la arcadia salvadoreña coincide (¡maldición!) con el acabose de la derechita valiente nacional. Iznogud se ha plantado: Vox disuelve todos sus encamamientos autonómicos. ¿El motivo? Trescientos chiquillos desamparados venidos en pateras. En las biblias del Yunque siempre sale borroso aquel versículo del "fui extranjero y me acogisteis". Feijóo respira aliviado: no todos los días le regalan a uno moderación por cuenta ajena. Mientras tanto, la mayoría de la investidura (a qué expresiones tan raras se acostumbra uno) dispara a discreción. Yolanda Díaz compartía la foto del tal Lamine Yamal con la camiseta de la selección. "Zasca" a la ultraderecha: un inmigrante que mete goles. Conmovido, Marlaska ha ordenado a los maderos que dejen de hostigar a los africanos, siempre y cuando jueguen en primera división. Airada, la diputada Nogueras jura ante su parroquia que, mientras ella esté de guardia, no entrará ni un solo morito en los països catalans. Desde el ataúd, Marta Ferrusola agradece el homenaje. Los de Junts están a dos telediarios de salirnos con alguna milonga sobre el Rh. Si no, al tiempo.

"Zasca" a la ultraderecha: un inmigrante que mete goles. Conmovido, Marlaska ha ordenado a los maderos que dejen de hostigar a los africanos, siempre y cuando jueguen en primera división

Para rematar el lío migratorio, Nacho Cano (el Johann Sebastian Bach de nuestro tiempo) se ha traído a unos chavalillos del otro lado del charco sin reparar en esa minucias de los contratos laborales. ¡Un artista no puede ocuparse de esas minucias! "En mi espectáculo trabajan mejicanos en condiciones de semiesclavitud para darle verosimilitud. Soy un devoto del método Stanislavski". El autor de Malinche asegura ser el blanco de una conspiración policial a causa de su amistad con Ayuso. Ya se sabe que la policía está hasta arriba de bolcheviques.

Tiene su mérito hacerse la víctima de las cloacas del Estado la misma semana en que se publican más pruebas del espionaje de Fernández Díaz a los líderes de Podemos. Caramba, otro del Opus que se encamina, derechito, al infierno.

Se les rompió el amor. El último niño bonito de la internacional reaccionaria ha pinchado en hueso. Por los pasillos del Juan de Mariana se oye un lamento desgarrador: "Nayib, Nayib, ¿por qué nos has abandonado?". Pobres, no pueden tener nada bonito.

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