Hay una cosa que este artículo es y otra que no es.
Este artículo no es una defensa de Tomás Gómez. Estoy seguro de que las perspectivas electorales del PSOE en Madrid eran nefastas y conozco a pocos ciudadanos que sientan simpatía por el defenestrado dirigente socialista (cuestión diferente es que ello justifique cargarse las tan publicitadas primarias). El mismo Pedro Sánchez que le ha cortado la cabeza en febrero es el Pedro Sánchez a quien Gómez votó para secretario general hace siete meses. Entre ellos se llaman "compañeros" y tienen perfecto derecho a decidir qué prácticas rigen dentro de su partido. La liquidación de Gómez es un asunto básicamente interno del PSOE, que como periodista me interesa lo justo.
Este artículo es una descripción de algunos males en los que está cayendo la dirección socialista: manipulación, secretismo, descoordinación. Poca cosa. Se trata de comportamientos que mantienen los dirigentes del principal partido de la oposición en sus relaciones con los ciudadanos. Es un asunto básicamente externo al PSOE, que como periodista me interesa mucho.
Vamos allá.
El periódico El País publicó el pasado 11 de febrero en su web –pocas horas después de que Sánchez disolviese los órganos de dirección del PSM y pocas horas antes de difundir una encuesta exprés que ha causado asombro entre sociólogos y politólogos del orbe occidental– un perfil del político decapitado bajo el siguiente título: "Tomás Gómez, el líder que redujo el socialismo al mínimo". Y en el primer destacado se afirmaba: "El número de afiliados pasó de los 30.000 de la época de Simancas a 15.000 de Gómez".
El dato era llamativo. Y en infoLibre pensamos que era buena idea elaborar una información comparando la evolución de la militancia socialista en las 17 comunidades autónomas. Teníamos los datos de julio de 2014, cuando se celebraron las primarias para elegir secretario general. Pero nos faltaban los de 2008, fecha del 37º Congreso del PSOE (el más cercano en el tiempo a 2007, cuando Gómez se convirtió en líder de los socialistas madrileños). Así que este lunes por la mañana llamamos a la Secretaría de Organización del PSOE. Nuestra solicitud no eran precisamente los trabajos de Hércules, no había que ser estajanovista para hacer una sencilla consulta a la base de datos. El lunes pusieron pegas, el martes dijeron que se lo iban a pensar y el miércoles decidieron que esos datos eran secretos. El compañero César Luena no tenía a bien facilitar información tan sensible.
¡Qué cosa más rara! Si cada doce horas hay un dirigente socialista explicando que son los reyes de la transparencia. ¿Por qué ocultar los datos de afiliación que tenía el partido hace seis años? ¿Por qué impedir que un periódico informe sobre cómo ha evolucionado la militancia socialista por comunidades autónomas?
Ser socialista es hacer, dicen. Ya. ¿Pero hacer qué?
Resulta que en algún recóndito lugar de la propia página web del PSOE existe un Informe de gestión de la Comisión Ejecutiva Regional del PSM, fechado en julio de 2008 (lo puedes consultar aquí), que contiene los datos de afiliación al partido en junio de 2007. Es decir, exactamente la fecha en que se cerró el censo del congreso extraordinario en el que el compañero Gómez sustituyó al compañero Simancas. Agrupación por agrupación, todos contaditos. Resultado: 19.762 militantes.
Sí, han leído bien. No 30.000. Ni 27.000. Ni 23.000. Ni 20.000. Eran 19.762.
Parece difícil de creer que un periódico tan prestigioso como El País haya confundido "30.000" con "19.762", aunque ambas sean cifras de cinco dígitos. Así que cabe pensar que alguien le ha inducido a publicar ese error. ¿Algún compañero del caído Gómez? Ser socialista es hacer.
Las matemáticas no son baladíes. Si Gómez redujo la militancia de 30.000 a 15.000, eso, mientras las encuestas exprés no digan lo contrario, es un 50%. En cambio, si la menguó desde 19.762 a 15.610 (dato oficial del censo del PSM en septiembre de 2014), entonces estamos ante un 21%. Que es mucho, pero es menos. Y, sobre todo, es un porcentaje que se aproxima bastante al 16%, que es la reducción de militancia entre 2008 y 2014 en el conjunto del PSOE. Y se trata de un porcentaje sensiblemente inferior al 30%, cifra en la que disminuyó la afiliación de los socialistas valencianos en el mismo periodo (pasó de 26.373 a 18.422).
Ser socialista es hacer. Puede. Desde luego, lo no que no es ser socialista es contar. Al menos si te llamas César Luena.
Lo voy a repetir porque siempre hay algún despistado que entiende las cosas con más lentitud: me importa un bledo el presente y el futuro político de Tomás Gómez. Pero me cabrea que el PSOE tenga un secretario de Organización que piense que puede tomar el pelo a periodistas y a ciudadanos.
Hasta aquí el asunto del oscurantismo y la manipulación.
Ahora toca la descoordinación. Vamos allá.
Desde que empezó el mes de febrero, hemos asistido al siguiente espectáculo:
1) Tras firmar el pacto antiyahadista, el compañero Pedro Sánchez anunció que quería firmar más pactos de Estado con el PP el mismo día que el compañero Antonio Hernando dijo que no querían firmar más pactos de Estado con el PP.
2) El día que fulminaron a Gómez, el compañero César Luena adujo como motivo principal cuestiones de honorabilidad (el tranvía de Parla y la operación Púnica) pocas horas antes de que el compañero Rafael Simancas explicara que no tenían ninguna duda sobre su honorabilidad.
3) El pasado lunes, la compañera Mari Luz Rodríguez dijo que en las agrupaciones socialistas los militantes votarían para elegir al sustituto de Gómez minutos antes de que la compañera Mari Luz Rodríguez señalase que en realidad los militantes no votarían para elegir al sustituto de Gómez.
4) Un día después, el compañero Antonio Hernando indicó que pedirían la dimisión de Griñán y Chaves cuando se abriese juicio oral minutos antes de que el compañero Antonio Hernando asegurase que en realidad no les pedirían el acta cuando se abriese juicio oral sino cuando se les imputase algún delito.
Y digo yo: vale, contar afiliados hasta 19.762 es un trabajo laborioso, ¿pero también resulta imposible que se coordinen mínimamente entre ellos los cuatro compañeros que mandan en el partido?
Ver másEl PSOE no facilitará los datos de asistentes en las asambleas locales porque “no hay censo”
Y aún estamos a 19 de febrero.
Ser socialista es hacer. Quizá. Desde luego, lo que no es ser socialista es coordinar. Al menos si te llamas César Luena.
Una cosa es el Circo Ringling... y otra un partido con 135 años de historia muy digna. La inmensa mayoría de sus militantes y de sus votantes no se merecen lo que está pasando. Debería ser fácil de entender.
Hay una cosa que este artículo es y otra que no es.