La peineta de Rajoy

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Sostiene la vicepresidenta que Mariano Rajoy ya ha dado todo tipo de explicaciones en el Congreso sobre su tesorero. Es muy probable que sea así, ya que todo el mundo sabe que Soraya Sáenz de Santamaría jamás ha dicho una mentira. Por eso resulta aún más incomprensible el empecinamiento de Rajoy en no acudir al Congreso. Si los diputados de la oposición y millones de españoles no recuerdan exactamente las palabras de Rajoy en la Cámara Baja, ¿qué le cuesta al presidente volver al hemiciclo y repetir las aclaraciones? No es necesario que aporte nada nuevo, puesto que sus discursos parlamentarios ya han desmenuzado el caso con rigor de relojero suizo, simplemente que haga un discurso del tipo "como decíamos ayer...".

Confieso que yo soy uno de esos desmemoriados que no recuerda las amplísimas y pulquérrimas explicaciones ofrecidas por Rajoy en el Congreso. Por poner algunos ejemplos:

1. No recuerdo cuál fue el motivo exacto por el que Rajoy decidió ascender a tesorero a Luis Bárcenas.

2. No recuerdo si el comunicado lleno de loas, alabanzas, encomios y ditirambos con el que fue despedido en diferido el tesorero lo redactó Cospedal a escondidas o contó con el beneplácito de Rajoy.

3. No recuerdo si la decisión de mantenerle al tesorero nómina de 21.000 eurazos al mes, chófer, secretaria, despacho y garaje donde guardar su trineo y sus animalitos disecados se adoptó en una asamblea de Nuevas Generaciones o fue un acuerdo autorizado por Rajoy.

4. No recuerdo si Rajoy, exitoso coordinador de tantas campañas electorales, le preguntó alguna vez al tesorero de dónde salía la pasta o si el presidente siempre estuvo convencido de que los euros en Madrid se reproducen por esporas.

5. No recuerdo si Rajoy, en sus pormenorizadísimas intervenciones en el Congreso, desveló el contenido de las conversaciones en su despacho con el matrimonio Bárcenas y el campeón Arenas. Que seguro que sí, porque no cabe en cabeza humana que en caso contrario Santamaría hubiese dicho que ya está todo aclarado.

6. No recuerdo si la decisión de pagarle al tesorero durante años el abogado del caso Gúrtel se tomó en alguna tensa reunión de la cúpula del PP en contra de la expresa voluntad de Rajoy o si, frente a lo que pudiera pensar la humana gente, el presidente del PP autorizó tales desembolsos.

7. No recuerdo cuál fue el día exacto en que Rajoy se enteró de que su tesorero tenía cuentas en Suiza, en media Latinoamérica y en casi todas las naciones de la Commonwealth. Y qué pensó. Y qué dijo. Y si fue desde aquella hora que alguna fuerza interior le impide pronunciar el nombre de Bárcenas, que tampoco es tan difícil, la "b" con la "a" y con la "r", "bar"... Y así sucesivamente.

8. No recuerdo si Rajoy le envió un sms a su tesorero después de que se publicaran los llamados papeles de Bárcenas para decirle que estuviera tranquilo. Constará en las actas del Congreso, no digo yo que no, pero la memoria humana es tan frágil.

9. No recuerdo en qué mala hora se percató Rajoy de que había estado trabajando mano a mano con un delincuente. Y tampoco qué les dijo a los diputados sobre su reacción al darse cuenta de tan grave circunstancia. ¿Acudió inmediatamente a la Policía a denunciar las actividades del delincuente? ¿Ordenó entregar a la Justicia cualquier documento que el delincuente pudiera haber dejado en Génova? ¿Decidió llevar en persona a la Fiscalía Anticorrupción los ordenadores que el delincuente había utilizado en la sede del PP? Siendo Rajoy un hombre de leyes seguro que tuvo una reacción furibunda, así que es una pena que tantos españoles no logren recordarla.

Santamaría, en fin, debería convencer al jefe de que no sea tan duro con sus súbditos. No todos disfrutamos de una memoria de registrador. Pero ello no justifica la peineta de Rajoy al Congreso y a los millones de ciudadanos que no logramos recordar sus discursos.

Sostiene la vicepresidenta que Mariano Rajoy ya ha dado todo tipo de explicaciones en el Congreso sobre su tesorero. Es muy probable que sea así, ya que todo el mundo sabe que Soraya Sáenz de Santamaría jamás ha dicho una mentira. Por eso resulta aún más incomprensible el empecinamiento de Rajoy en no acudir al Congreso. Si los diputados de la oposición y millones de españoles no recuerdan exactamente las palabras de Rajoy en la Cámara Baja, ¿qué le cuesta al presidente volver al hemiciclo y repetir las aclaraciones? No es necesario que aporte nada nuevo, puesto que sus discursos parlamentarios ya han desmenuzado el caso con rigor de relojero suizo, simplemente que haga un discurso del tipo "como decíamos ayer...".

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