“Hay que ampliar el aeropuerto y hay que ampliar las carreteras. ¿Cómo va a venir la gente? ¿En patinete?” Con un tono poco habitual en él, alejado de la imagen de moderación y pragmatismo que le caracteriza, Illa lanzaba hace un par de días esta declaración de principios en un encuentro con militantes y simpatizantes. Pretendía así situarse en el centro del tablero político en Cataluña.
Abierto a pactos transversales, como declara en cada entrevista a la que responde, el candidato del PSC se propone pactar a izquierdas y derechas –sólo excluye a la ultraderecha de VOX y Aliança Catalana– y ser un puente entre independentistas y no independentistas. Si consiguiera sellar la alianza que le lleve al Palau de la Generalitat, esta será tan compleja y frágil y vulnerable que, parafraseando su proclama, sería como llegar al gobierno en patinete.
Sabedor de su ventaja en las encuestas y de las dificultades para establecer pactos de gobierno, Illa intenta que el PSC sea el partido que recoja todos los descontentos: el de los votantes catalanistas que se sienten engañados por quienes les llevaron al Procés y el de los no independentistas desencantados con las promesas de los Comunes. A la luz de las encuestas, sólo se le resiste la derecha no independentista, con un notable avance del PP –según algunos estudios podría incluso quintuplicar pasando de 3 a 15– y el mantenimiento o incremento de Vox.
La debilidad del bloque independentista podría traducirse en uno de los parlamentos menos nacionalistas. Paradójicamente, sería la situación contraria a la vista en Euskadi hace unas semanas, donde los partidos nacionalistas consiguieron un récord de representación, precisamente cuando dejaron las cuestiones identitarias por detrás de las políticas públicas. Si esto fuera así en Cataluña, el mensaje sería claro: catalanes y catalanas habrían decidido pasar página del Procés y centrarse en los problemas cotidianos, algo que reflejan los estudios demoscópicos.
Sea como fuere el resultado y los posibles acuerdos, el próximo 12 de mayo se formulará la gran pregunta al pueblo catalán: ¿se ha cerrado el 'Procés' o todavía resuenan con fuerza los ecos de aquellos meses de 2017?
Por su parte, a la izquierda del PSC la demoscopia le pronostica el mantenimiento de sus apoyos en la provincia de Barcelona –fundamentalmente en la ciudad de Barcelona–, pero una fuerte caída en el resto. Que Illa utilice la ampliación del aeropuerto del Prat y la construcción de carreteras y cinturones de circunvalación como reclamo da idea de la escasa fuerza que tienen ya los de Colau para influir en las políticas públicas catalanas. Recordemos que fue, de hecho, la negativa a aprobar los presupuestos con el argumento del proyecto de casinos Hard Rock en la costa de Tarragona lo que llevó a un adelanto electoral que, a priori, no interesaba a nadie.
No obstante, todos los escenarios que dibujan las encuestas pasan por pactos y acuerdos que a priori se antojan difíciles por los vetos cruzados que ha anunciado ya cada formación política. De ahí que la opción de la repetición electoral no haya que descartarla, para a continuación preguntarse: ¿cambiaría algo el resultado de unos nuevos comicios?
Sea como fuere el resultado y los posibles acuerdos, el próximo 12 de mayo se formulará la gran pregunta al pueblo catalán: ¿se ha cerrado el Procés o todavía resuenan con fuerza los ecos de aquellos meses de 2017? Antes de comparar con los resultados de febrero de 2021, recordemos que en aquella ocasión aún se votó con fuertes restricciones debidas a la pandemia, por lo que un contraste acrítico podría engañar sobre la respuesta a la gran pregunta.
Las repercusiones, por otro lado, se dejarán sentir en el Congreso de los Diputados, con un Gobierno central que, como recordaba Ortuzar no hace mucho, necesita todos los votos todos los días.
Sabemos por la demoscopia que cada vez más ciudadanos retrasan su decisión de voto hasta los últimos días. Comienza la segunda semana de campaña, que en realidad opera casi como si fuera la primera, dado que la que acaba ha estado protagonizada por el retiro de Sánchez y las especulaciones al respecto. Habrá que estar atentos a los espectáculos circenses y los giros de guión que se puedan producir –o no– durante estos días.
“Hay que ampliar el aeropuerto y hay que ampliar las carreteras. ¿Cómo va a venir la gente? ¿En patinete?” Con un tono poco habitual en él, alejado de la imagen de moderación y pragmatismo que le caracteriza, Illa lanzaba hace un par de días esta declaración de principios en un encuentro con militantes y simpatizantes. Pretendía así situarse en el centro del tablero político en Cataluña.