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La indecencia no la puede esconder una tarjeta ‘black’

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José Luis Gómez-Ocaña Pérez

Esta semana hemos conocido la auditoría presentada por el Ente público de RTVCM de la que se desprende que su exdirector, señor Villa, gastó a manos llenas el dinero de todos los castellano-manchegos.

Para cualquier familia de nuestra Comunidad en la que hay o haya habido una persona dependiente, resulta especialmente doloroso ver los datos que se desprenden de la fiscalización pública que hoy ha salido a la luz.

El señor Villa, paracaidista del periodismo, y al que la señora Cospedal hizo aterrizar en un "aeropuerto" del que ni siquiera conocía dónde estaba, con una maleta de 120.000 euros de salario, entendía que el contenido de esta maleta era demasiado escaso para sus "méritos y logros".

El haber llevado a la televisión pública castellano-manchega a los niveles de audiencia más bajos de su historia, a ser condenada en los tribunales, a ser el hazmerreír de toda la sociedad, a ser denunciada por parte de sus propios trabajadores por su vergonzosa manipulación de la información, tuvo además como "premio" una tarjeta de crédito que él utilizaba como un rifle de repetición y que la ciudadanía pagaba.

Es muy doloroso comprobar que mientras el señor Villa, ungido con el dedo todopoderoso de la lideresa del Cigarral donado, desenfundaba la tarjeta pública black en locales nocturnos, muchos padres y madres en esos momentos pasaban la noche en vela intentando mantener con vida a sus hijos grandes dependientes y al mismo tiempo pensando como iban a afrontrar al día siguiente los cuidados que necesitaban.

Mientras sacaba a pasear la tarjeta de todos para pagar la carne de buey de Kobe, en muchos hogares se hacían cuentas y se tenía que elegir entre medicar a sus familiares dependientes o poner encima de la mesa un trozo de pan.

Mientras se regaban con excelentes vinos comidas en restaurantes de lujo, los familiares de los dependientes tenían que contar los pañales que les quedaban porque no podían pasarse de cuatro al día. Mientras se gastaba 35.000 euros en taxis, a pesar de tener dos chóferes a su disposición, las personas en situación de dependencia veían cómo se eliminaba el transporte para llevarles a centros de día o terapia de rehabilitación.

Mientras el señor Villa, vuelvo a recordar: traído por la señora Cospedal, solo justificaba el 28% de sus gastos, la directora de informativos, señora Vigón, denunciada por mobbing, el 6%; y la subdirectora, Sra. Guirado, la misma que abrió la noticia de un crimen machista con una picadora de carne, el 1%.

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Mientras, se lanzaba el manto de la sospecha sobre miles de padres y madres que cuidaban de sus hijos grandes dependientes y se les denegaban prestaciones económicas porque la señora Cospedal no estaba segura que ese dinero se fuera a utilizar para sus cuidados.

Como padre de dos hijos grandes dependientes que ha sufrido en sus carnes todas las tropelías que se cometieron con el Gobierno de la señora Cospedal, que incluso tuvo que sufrir el acoso, desprecio e insulto de sus gobernantes, algo nunca visto en democracia, únicamente por defender sus derechos y la vida digna de quienes no podían hacerlo por si mismos, toda esta desvergüenza que hoy hemos conocido de lo que ha pasado en un organismo público como RTVCM, me lleva a decir, basta, basta ya y hasta cuándo vamos a consetir todo esto.

Como dijo Voltaire, "quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciendo todo por dinero".

Esta semana hemos conocido la auditoría presentada por el Ente público de RTVCM de la que se desprende que su exdirector, señor Villa, gastó a manos llenas el dinero de todos los castellano-manchegos.

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