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Lejos de lo mediocre, cerca de la ternura

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Cristina Narea

Luis Eduardo Aute, un ser único que se queda a través de su extensa obra, para siempre en nuestros días, a partir de hoy menos felices. Un hombre bueno, un hombre grande. A mí, que tuve la fortuna de conocerle de cerca, me deja también la enseñanza de saber vivir lejos de lo mediocre, de lo fácil, de lo superfluo. Y su ternura…

Vivimos días de confinamiento, de pandemia global y esto ha hecho que se vaya sin que podamos despedirnos. Ah, estos días pensaba en ti, Luis Eduardo, en qué pensarías de todo esto, porque si hay algo que es huella indeleble Autiana es tu mirada crítica ante todo lo que nos rodea.

Estos días, en los que he aprovechado para ordenar y dar vueltas por mi casa, me he encontrado con sus letras manuscritas del tiempo que empecé a trabajar junto a él: de un día para otro tuve que aprender 26 canciones, con sus versos y forma de cantar, tan personal. Nos estrenamos en Gijón y fue un concierto precioso del que salí con un buen aprobado por su parte. A partir de ahí no he dejado de aprender y disfrutar de su forma de ver y vivir la vida, porque su forma de contarla y escribirla es un horizonte solo reservado a genios como él y unos pocos más…

Un genio llamado Luis Eduardo Aute

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Como no le podía ir a ver, para cantar y tocar juntos sus canciones, como veníamos haciendo desde aquel fatídico agosto de 2016, en más de una ocasión me he vuelto a preguntar cómo contaría en una canción los días que estamos viviendo. En la presentación de los conciertos homenaje que hicimos en Madrid y Barcelona, Pastora Vega decía que Aute jamás ha escrito una palabra en la que no creyera… Puedo aseguraros que es cierto, que escribió canciones para espantar tristezas y remover las emociones, y siempre intentando llenar de contenido, de humor, ironía y cultura (básico para que un pueblo no se someta a la tiranía según decías) los espacios que ocupaba, sin soberbia ni arrogancia ninguna, sólo comprometido con el pensamiento crítico, la creatividad y la imaginación.

Nos quedamos más huérfanas a partir de hoy. Gracias por tanto, mi querido Eduardo:

"Y daría lo vividopor sentarme a su costadopara verme en su futurodesde todo mi pasado.Y mirándole a los ojospreguntarle ensimismadosi descubre a su verdugoen mis ojos reflejadomientras él me ve mirara ese niño que miraba el mar"(Fragmento de El niño que miraba el mar)

 

Luis Eduardo Aute, un ser único que se queda a través de su extensa obra, para siempre en nuestros días, a partir de hoy menos felices. Un hombre bueno, un hombre grande. A mí, que tuve la fortuna de conocerle de cerca, me deja también la enseñanza de saber vivir lejos de lo mediocre, de lo fácil, de lo superfluo. Y su ternura…

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