Podemos y alguna leyenda urbana

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Hay muchas leyendas urbanas que son simplemente eso: historias que nunca han sucedido contadas como si fueran ciertas. Y hay también algunas que parten de hechos reales distorsionados, exagerados o combinados con datos ficticios para dar verosimilitud al mensaje final. Últimamente andamos sobrados de este último tipo de leyendas o bulos (llamados hoax en el mundo de Internet), utilizados desde siempre, pero cuyo eco y trascendencia se multiplican con el uso de las herramientas digitales.

Viene circulando por las redes estos días la denuncia de una supuesta autocensura en el diario El País, cuyos responsables habrían decidido ocultar el sondeo electoral de Metroscopia correspondiente al mes de junio ante “el imparable crecimiento de Podemos”, que aparecería ya como primera fuerza en intención de voto, por delante incluso del PP. Consultadas fuentes fiables (aún quedan) en El País, no ha sido exactamente así. Los responsables del diario de Prisa decidieron que no tenía sentido hacer un sondeo electoral a los pocos días de celebrarse las elecciones europeas del 25-M, menos aún con uno de los dos principales partidos (el PSOE) sin líder. Y todavía menos, cabe añadir, cuando ni el periódico había dedicado una línea a Podemos o a su líder, Pablo Iglesias, ni la empresa encuestadora había percibido el verdadero calado del fenómeno. (Ni Metroscopia ni nadie). El orgullo herido del paquidermo mediático no permitía asumir tan deprisa la realidad.

Tercera fuerza política

Lo que sí hizo Metroscopia una semana después del 25-M fue un estudio postelectoral cuyas conclusiones y análisis aparecieron en el blog correspondiente de El País, y que vienen a coincidir en lo esencial con el sondeo postelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hecho público este martes. Podemos se sitúa como tercera fuerza política si se atiende al recuerdo de voto expresado por los encuestados. El llamado efecto bandwagon o de arrastre (subirse al carro del triunfador) hace que un 4,7% de electores digan al CIS que votaron a Podemos aunque en realidad no lo hicieron, del mismo modo que un montón de gente que se abstuvo dice ahora que acudió a votar. Es cierto que Metroscopia pregunta por la intención de voto en futuras elecciones generales y municipales, y ahí aparece Podemos por encima de PP y PSOE, como primera fuerza y con el menor rechazo entre los cinco principales partidos.

No hace falta convertir los hechos en leyendas urbanas para concluir que Podemos goza hoy de un grado de simpatía extraordinario y cimentado tanto en sus propios méritos (al recoger la antorcha de la indignación) como en la antipatía suscitada por los demás. Es tan significativo que mucha gente se invente que ha votado a Podemos sin haberlo hecho como que mucha más gente niegue haber votado a otras siglas cuando en realidad lo hizo. Un dato más, y relevante: otro estudio postelectoral inédito realizado por una importante empresa encuestadora refleja, en el capítulo de recuerdo de voto, que un 10% de los ciudadanos asegura haber votado a Podemos en las elecciones generales de 2011, cuando Podemos no era siquiera una leyenda urbana: simplemente no existía.

Cualquier sociólogo o politólogo (y en Podemos hay unos cuantos) explica el cúmulo de factores que conviene tener en cuenta para interpretar correctamente lo que hoy reflejan los estudios postelectorales. Se trataba de elecciones europeas, en un contexto de irritación ciudadana y alejamiento total de las instituciones de la UE; con una abstención menor de lo esperado pero mucho mayor de la que se produce en comicios nacionales, autonómicos o municipales y con un PSOE no sólo desorientado sino literalmente descabezado. Aunque nadie tenga capacidad para visualizar el futuro, parece lógico que los resultados reflejados por el CIS o por Metroscopia o por Gesop pudieran variar si contemplaran los posiblesefectos (sean cuales sean) de la elección de Pedro Sánchez al frente del PSOE o del proceso renovador iniciado en Izquierda Unida.

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Estrategia del PP

Quienes dan por sentado que hoy por hoy Podemos ganaría unas elecciones se precipitan como se precipitó Pedro Arriola, principal asesor demoscópico de Rajoy, al despreciar el resultado electoral de Podemos y tachar de frikis a sus dirigentes y a sus votantes. De aquel dislate insultante tras el 25-M, el PP ha pasado a salir en tromba a criminalizar a Podemos para situarlo como el enemigo a batir, capaz de movilizar y agrupar al electorado tradicional de la derecha y que además puede debilitar al PSOE y a Izquierda Unida. Desde el PP y su coro mediático no se escatima el uso de cualquier leyenda urbana con tal de lograr ese doble objetivo electoral.

La posibilidad de que cale y se asiente una leyenda urbana es inversamente proporcional a la credibilidad del protagonista de la historia. Si en las redes sociales se cree posible que El País oculte una encuesta por el fabuloso resultado de Podemos quizás se deba a que mucha gente sabe que en su día aparecía o no una pregunta en un sondeo dependiendo de cómo afectara la respuesta a Rubalcaba. Del mismo modo que en los círculos políticos se cruzan apuestas sobre la propia retirada de Rubalcaba, y algunos no descartan que su anunciado regreso a la universidad como profesor de química pueda ser otra leyenda urbana lanzada por él mismo.

Hay muchas leyendas urbanas que son simplemente eso: historias que nunca han sucedido contadas como si fueran ciertas. Y hay también algunas que parten de hechos reales distorsionados, exagerados o combinados con datos ficticios para dar verosimilitud al mensaje final. Últimamente andamos sobrados de este último tipo de leyendas o bulos (llamados hoax en el mundo de Internet), utilizados desde siempre, pero cuyo eco y trascendencia se multiplican con el uso de las herramientas digitales.

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