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La línea roja de los pactos: una cuestión de confianza

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Amparo Valcarce

Hoy en la Asamblea de Madrid tienen representación cuatro fuerzas políticas. Todos los estudios de opinión coinciden en que en la próxima legislatura esta situación cambiará para dar cabida a más fuerzas políticas. Eso sí, todas muy alejadas de la mayoría absoluta. Algo parecido puede suceder en otros parlamentos regionales, tras las elecciones del 24 de mayo, y en el Congreso de los Diputados, tras las próximas elecciones generales. El PSOE aspira, como no puede ser de otra manera, a una mayoría amplia, pero también debe aclarar, en el caso de no tener esa mayoría, su política de pactos o acuerdos para gobernar.

Entre la fragmentación política y la cohesión para gobernar hay líneas rojas muy claras, marcadas por trayectorias, identidades, posiciones e intereses bien diferentes entre el PP y el PSOE. La clave de bóveda para el PSOE es una cuestión de confianza: hacemos lo que decimos y decimos lo que haremos o estamos perdidos. En un momento importante de desafección ciudadana por la política, es más necesaria que nunca la coherencia, más urgente que nunca la transparencia; explicar lo que haremos, y trazar una frontera que no cruzaremos, que en mi opinión, debe ser no pactar en ningún caso con el PP, no facilitar que gobierne el PP. Ni con nuestro voto ni con nuestra abstención.

¿Puede hablarse, sin más, de una “operación victoriosa” sin consenso, sin diálogo, sin negociación, en primer lugar, entre nosotros los socialistas? Los equipos son esenciales, yo no creo en la política de personas o de personajes, yo propongo liderazgos decisivos. Es decir, los que se acompañan de equipos rigurosos y solventes. No se sustituyen los partidos por plataformas en torno a un candidato ni los proyectos y programas por recetas y eslóganes. Es importante poner en valor el trabajo realizado y fundamental la asunción de responsabilidades del día después.

Ahora que ya hay candidatos del PP, en Madrid hay que marcar las líneas rojas: seguir denunciando las corruptelas que rodean al PP, el despilfarro, la mala gestión, los recortes de derechos y servicios públicos… Porque frente a ellos el PSOE no sólo ha opuesto la honestidad personal y política, sino también la firme defensa de los servicios públicos. Y lo hemos hecho con sindicatos, asociaciones, colegios profesionales, plataformas, que han sido nuestros compañeros de viaje en las diferentes mareas ciudadanas de defensa de la educación pública, la sanidad pública, los servicios sociales, la vivienda pública, el derecho al agua y la gestión pública del Canal Isabel II… Lo hemos hecho con decisión, valentía, e incluso con éxito en el Parlamento, en el Tribunal Constitucional y en los tribunales de Justicia.

La regeneración de la vida política en Madrid y la salida justa de la crisis pasa por que el PP vaya a la oposición. La Justicia hará su trabajo en lo que atañe a los casos gravísimos de corrupción que afectan al PP: Gürtel, Púnica… Pero también hay que exigir con firmeza las correspondientes responsabilidades políticas. Tengo que reconocer la indignación que me produjo leer hace unos días la portada de un diario nacional (Abc): “[Francisco] Granados [consejero del Gobierno de Esperanza Aguirre y secretario general del PP de Madrid] obtenía 900.000 euros por colegio: la trama Púnica facilitaba suelo y permisos para abrir centros escolares concertados a cambio de mordidas”.

Por cierto, son los mismos que recortan miles de profesores, los mismos que no abren los comedores escolares, los mismos que cobran por calentar el tupper, los mismos que quitaron la beca a 70.000 niños madrileños, los mismos que incrementaron un 65% las tasas universitarias,... Hoy estudiar un grado o un máster es tres veces más caro en Madrid que en Andalucía. ¿Dónde miraba Aguirre mientras regalaba más de un millón y medio de metros cuadrados de suelo público para levantar esos centros?

Ante este escándalo no caben ni modales de despotismo ilustrado ni suaves homilías. ¿Acaso nuestros adversarios van a acostumbrarse a que no mostremos nuestra indignación? Ahora el PP está desgastado y ha perdido la mayoría absoluta, en buena medida, gracias a la labor de oposición del PSOE en Madrid, al trabajo del Grupo Parlamentario Socialista que tengo el inmenso honor de presidir.

La agenda del gobierno del PP ya la conocemos: vender hospitales y centros de salud, vender el agua de todos los madrileños, vender el Canal de Isabel II, despilfarrar cientos de millones en el Campus de la Justicia –hoy un solar abandonado–, hacer recortes en justicia gratuita –los recortes que padecen abogados y procuradores del turno de oficio–, desmantelar el servicio de orientación jurídica, dejar en estado de abandono y hacinamiento los juzgados o los pagos a autoridades judiciales que investiga el Consejo General del Poder Judicial.

Son sólo algunos ejemplos de la ruina en la que el PP ha sumido la gestión de lo público en Madrid. Por si fuera poco, plagas, roedores y algo más... ¡En los juzgados de Madrid! ¡Toda una metáfora sobre los males que "corroen" la Justicia en Madrid! Pero si el PP gana el 24 de mayo, le irá mal a la Justicia, le irá muy bien a los señores del ladrillo y perderán los madrileños que pagarán miles de millones de euros en los próximos 40 años. A este plan lo llaman la Ciudad de la Justicia. Ciertamente, el PP tiene que pasar democráticamente a la oposición, por higiene democrática.

La primera condición para el cambio político en Madrid es, sin duda, que la política recupere la legitimidad y credibilidad perdidas tras más de 20 años de Gobiernos del PP. Ese cambio sólo puede liderarlo el PSOE, pero tiene que ganarse la confianza de los ciudadanos con un liderazgo decisivo.

Hay vigencia en las palabras de nuestro compañero y padre de la Constitución Gregorio Peces-Barba: "Hay dos valores decisivos para las relaciones humanas y las sociedades: el respeto y la lealtad. Ambas virtudes son condición y expresión de la libertad y la dignidad de las personas". Nos importan los ciudadanos y ciudadanas y tienen derecho a saber que callar ante la injusticia no es la manera de ser de los socialistas.

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Amparo Valcarce es presidenta del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid y miembro del Comité Federal del PSOE

Amparo Valcarce presidenta del Grupo Parlamentario Socialista

Hoy en la Asamblea de Madrid tienen representación cuatro fuerzas políticas. Todos los estudios de opinión coinciden en que en la próxima legislatura esta situación cambiará para dar cabida a más fuerzas políticas. Eso sí, todas muy alejadas de la mayoría absoluta. Algo parecido puede suceder en otros parlamentos regionales, tras las elecciones del 24 de mayo, y en el Congreso de los Diputados, tras las próximas elecciones generales. El PSOE aspira, como no puede ser de otra manera, a una mayoría amplia, pero también debe aclarar, en el caso de no tener esa mayoría, su política de pactos o acuerdos para gobernar.

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