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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

La vuelta al cole, Trump y una bolsa con caca

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Volvemos al cole. Atrás quedan la tumbona, el tinto de verano y el eco de las voces de los becarios, que han dado sus primeros pasos profesionales en los micrófonos de las radios.

Los políticos también empiezan curso aunque, en realidad, ellos no ceden el micro a los sustitutos fácilmente… Casi todos han seguido con sus mantras mientras llovían las Perseidas. Muy fan.

Y al igual que los temarios se repiten en las aulas escolares, en política los asuntos no son muy diferentes de los del curso anterior. Repasemos.

Asignatura hueso:

A tan solo tres días de la Diada, el problemón catalán sigue enquistado. Ahora anudado por lazos amarillos que unos atan y otros desatan y entre nudo y nudo, el paisanaje sigue atrapado en una historia más interminable que la de Michael Ende.

Asignaturas obligatorias:

Los Presupuestos Generales con sus lugares comunes: la aritmética parlamentaria, los apoyos, las peticiones, las contraprestaciones y la incógnita a despejar: ¿Los PGE avalarán la continuidad del presidente inesperado, o le darán el finiquito?

De momento, la reunión de Sánchez e Iglesias, "La extraña pareja", ha dado un poco de oxígeno al Gobierno. Veremos si Pedro y Pablo vuelven a pelearse, como Jack Lemmon y Walter Mathau, o si se convierten en una pareja consolidada, como Andy y Lucas.

Abandono escolar:

En el capítulo de despedidas destacadas, la de Xavi Domènech, por sorpresa. El hombre afable y templado de En Comú Podem se confiesa agotado por la vida política y, sobre todo, en deuda con su familia por el tiempo que les ha robado. Eso le honra a Domènech, algunos nos vamos felices a trabajar para librarnos, durante unas horas, de los lazos familiares que, más que amarillos son verdes, verdes nos ponemos en Nochebuena.

Pero algunos no se creen que el motivo causante de la decisión de Xavi sea únicamente la familia de verdad y especulan con que la familia política ha tenido algo que ver. Claro, a fuerza de ver luchas internas, hemos perdido la fe en el amor fraternal y cualquier abandono en política lo relacionamos con el fuego amigo, las presiones y las filias y fobias que maceran en los partidos.

Sea por el motivo que sea, la decisión de irse, cuando uno no quiere estar, es la más inteligente y, en el servicio público, la más honesta. No echaremos de menos los gritos o los insultos del líder catalán, él no era de esos que pintan de color "Sálvame" el discurso político, de hecho, el día que más calentó la sesión parlamentaria lo hizo con un beso…

La que no sabemos si saldrá de la política, por la puerta giratoria, es Soraya Sáenz de Santamaría, que ya no es vicepresidenta, a causa de la moción, y no es lideresa, a causa de Casado.

De momento, en el hemiciclo, a la exmujer poderosa le han sentado en segunda fila y a Montoro, Báñez, Nadal y Méndez Vigo en la tercera, donde los malotes repetidores de curso, esos que meten bulla y no escuchan al profe. Mi sueño sería ver a mi Montoro lanzando arroz, con el canuto del boli Bic en la boca, cuando esté Casado en la tribuna…

La era Casado fulmina también al gurú Arriola, el señor Miyagui de Rajoy y Aznar que les enseñaba a dar cera y pulir cera en elecciones. Por cierto, Villalobos, su pareja, también ha sido borrada de la pantalla principal del Ipad del nuevo jefe, pero a mí el que me preocupa es Manolo, el conductor más sufrido de España. Si él está bien, aquí paz y después Celia.

En Andalucía comenzamos curso con una ruptura. Albert y Susana se culpan mutuamente de que se acabe lo suyo. A mí ya nada me extraña, desde lo de Romina y Albano yo ya no creo en el amor eterno. Pero la oposición asegura que no hay divorcio real, que todo es un teatrillo para justificar el adelanto de elecciones, un montaje de revista del corazón en el que ambos ganarían… ¡Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!

Función de fin de curso:

El notición de los noticiones es lo del Rubius yanqui.

El famoso artículo anónimo publicado en el New York Times ha abierto la puerta a todo tipo de especulaciones, la que más me ha gustado: "¿Y si ha sido Melania?" una fantasía, muy atractiva, en código "Aquí hay tomate".

Donald ha dicho: "I’m draining the swamp" expresión que ha utilizado en otras ocasiones y que significa: "estoy secando el pantano", traducido: "como encuentre al que ha escrito el anónimo, se va a cagar la perra".

Hay quien olfatea, como Hannibal Lecter, un Impeachment, traducido: "Hasta luego Mari Carmen". Y esto del impeachment es un wishful thinking que muchos acariciamos desde que llegó. A mí me vendría muy bien que se convirtiera en realidad porque me aposté una cena y si él agota la legislatura, yo palmo.

El curso empieza entretenido aunque, en el fondo, nada cambia. La luz sube hasta el infinito y más allá, los parados son más en agosto y los restos de Franco siguen en el Valle –por poco tiempo–.

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La falta de civismo continúa presente en las calles.

Lo digo porque, ahora que paseo a diario por parques y jardines con mi Betty, encuentro escenas de mierda, como estas que indican que algunas cosas de las que pasan, no son culpa de los políticos. Ni siquiera de Trump.

 

Volvemos al cole. Atrás quedan la tumbona, el tinto de verano y el eco de las voces de los becarios, que han dado sus primeros pasos profesionales en los micrófonos de las radios.

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