LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Tapar agujeros en Suiza

3

Es lo que dicen que van a hacer con el premio de la lotería casi todos los que aparecen en televisión cada 22 de diciembre: "tapar agujeros". Sería factible también en el caso de recibir una herencia inesperada. Quién no aprovecharía la ocasión para cancelar esa hipoteca o para pagar a tocateja ese coche adquirido a plazos. No es tan frecuente tener que utilizar una notable herencia para "tapar los agujeros"... del fallecido. Dentro de la natural tristeza, heredar de un padre una cuenta en Suiza con 375 millones de pesetas no es la peor noticia que a cualquiera le pueden dar después del deceso. De hecho, tiene que ser mucho peor enterarse de que esos más de dos millones de euros en realidad los han heredado unos cuantos acreedores del difunto.

Esto sería lo propio si se cumpliera otro tópico tan asentado como el de "tapar agujeros" con el premio Gordo: ese que contempla a la familia real como "una familia más". No lo es, y no sólo por la obvia diferencia de sus privilegios, sino porque a esta familia real le ocurren cosas que no le ocurren a la inmensa mayoría de las demás familias.

"Laboriosa investigación" 

La Casa Real ha dedicado tres meses a una minuciosa investigación para averiguar qué paso con la herencia que Juan Carlos recibió de su padre, Don Juan de Borbón, después de que el diario El Mundo publicase que éste dejó cuentas en Suiza con 728 millones de pesetas repartidos entre el rey y sus dos hermanas, las infantas Pilar y Margarita. Si se tratase de "una familia más", nadie tendría problema en recordar, así pasaran veinte años, lo ocurrido con 375 millones de pesetas, que no son unas cuantas monedas de cinco duros en una hucha.

Las conclusiones de la "muy laboriosa investigación" dirigida personalmente por el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, indican que todo el dinero se fue en pagar "obligaciones y deudas contraídas por los condes de Barcelona", así como "gastos determinados" que los portavoces de la Casa Real no determinan. De forma que al final la cuenta queda a cero y nada se transfiere a ninguna otra parte. Si se tratase de "una familia más", la pregunta siguiente sería si esas deudas y gastos fueron abonados entre los tres hermanos herederos. En tal caso, las deudas y gastos pendientes de Don Juan, hombre retratado por la historia oficial como un exiliado que vivió prácticamente de las "limosnas" y donaciones de aristócratas y familias reales de media Europa, habría que multiplicarlas por tres. Eso sí que habría sido gastar por encima de sus posibilidades.

De la "investigación" oficial se concluye también que en el palacio de la Zarzuela existe la "convicción" de que los albaceas de Don Juan pagaron los impuestos correspondientes, aunque no se han encontrado (ni en Zarzuela ni en Suiza ni en Hacienda) documentos que lo acrediten. En "una familia más" suele guardarse la factura del pago del frigorífico durante más años de los que vive el electrodoméstico.

Muertos y desaparecidos

La Casa Real tiene alguna explicación para esa ausencia de documentos. El principal albacea, Luis de Ussía y Gavada, conde de los Gaitanes, falleció hace ocho años, y el banco donde estaba la cuenta, Societé de Banques Suisses, desapareció y traspasó sus activos a otro banco, Societé Generale Alsacienne de Banques, también desaparecido. De forma que entre muertos y desaparecidos no es fácil hallar rastros documentales de las cosas. Y es mala suerte, puesto que todo el mundo sabe que tradicionalmente las monarquías y la Iglesia se han caracterizado por disponer siempre de gente dedicada a escribir y documentar cada suceso que les atañe con el más preciso detalle.

Es evidente que desde Zarzuela se está haciendo un esfuerzo por recuperar el crédito de la corona en un camino hacia la transparencia todavía muy incipiente. El problema es que la transparencia precisa además datos coherentes, creíbles, aclaratorios de las preguntas que "una familia más" se hace ante incógnitas como las que se han venido abriendo. Quizás el mensaje más contundente sobre el asunto ha sido la proclamación de que el rey "no tiene en estos momentos ninguna cuenta en el extranjero". Así sea. 

Es lo que dicen que van a hacer con el premio de la lotería casi todos los que aparecen en televisión cada 22 de diciembre: "tapar agujeros". Sería factible también en el caso de recibir una herencia inesperada. Quién no aprovecharía la ocasión para cancelar esa hipoteca o para pagar a tocateja ese coche adquirido a plazos. No es tan frecuente tener que utilizar una notable herencia para "tapar los agujeros"... del fallecido. Dentro de la natural tristeza, heredar de un padre una cuenta en Suiza con 375 millones de pesetas no es la peor noticia que a cualquiera le pueden dar después del deceso. De hecho, tiene que ser mucho peor enterarse de que esos más de dos millones de euros en realidad los han heredado unos cuantos acreedores del difunto.

Más sobre este tema
>