¡Insostenible!
La dimensión de los errores
Los hechos vergonzantes y la inacción
Algunas veces los datos recopilados y su análisis desvelan situaciones lamentables: en España, léase desigualdad social y pobreza, desempleo y calidad del empleo que se crea, política de energías renovables, modelo de planificación territorial, medidas de adaptación/mitigación ante el Cambio Climático… A veces incluso se trata de ocultar esas vergüenzas: ¿Por qué nadie se hace eco de que España se encuentra en el cuarto peor lugar dentro de Europa en el prestigioso Índice de Justicia Social (Social Justice Index / SJI) de Bertelsmann Stiftung, sólo por delante de Grecia, Rumanía y Bulgaria? ¿Por qué nadie dice que España ha pasado de la posición 22 en 2015 a la 25 en 2016 entre 28 países analizados en dicho índice, y que en sólo un año nos han superado Letonia, Italia y Hungría? El SJI es uno de los indicadores elegidos por Naciones Unidas para evaluar el ODS 10 (desigualdad): le suponemos total confianza, merece respeto y atención, maneja 35 subindicadores organizados en 6 dimensiones y es por sí mismo una fotografía de la situación de un país.
Por el contrario, se focaliza y se exalta la increíble recuperación económica española a nivel macro (PIB, renta, comercio, turismo…). Los análisis micro pueden molestar porque definen con precisión la realidad cotidiana de la ciudadanía y permiten evaluar las políticas reales, el tratamiento diferencial, el poder de los grupos de presión, el nivel de codicia y de corrupción, la primacía o no de la consecución del bien común. Hoy en día se puede medir casi todo. En ocasiones, los que saben prefieren que ese conocimiento no se difunda. La Agenda 2030 de Naciones Unidas, en la que se define el sistema de evaluación de la sostenibilidad del desarrollo de los países a partir de ODS, Metas e Indicadores, ha sido creada para que el conocimiento se ponga en valor e influya en las políticas, para abrir los ojos y, al menos, derramar desprecio sobre la mentira o la inacción.
Y la Agenda 2030 no se puede parar: el 12 de Julio, el SDSN de Jeffrey Sachs y Aart de Geus (Naciones Unidas) presenta su SDG Index and Dashboard 2017, en el que se evalúa la situación de casi todos los países del mundo en relación con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. España salió muy mal parada en el primer informe conjunto del SDSN de Julio de 2016. El Observatorio de la Sostenibilidad (OS) realiza paralelamente un informe de evaluación para España: en 2016 las conclusiones y las valoraciones fueron muy semejantes, casi idénticas, a las del Profesor Sachs. Como es habitual, el OS publica su informe semanas antes que el SDSN. El SOS17 del OS se presentó públicamente el 27 de Junio pasado. Se manejaron nada menos que 104 indicadores, la mayor parte de ellos sugeridos por las Naciones Unidas y por la Comisión Europea, que abarcan todos los aspectos de la sostenibilidad (en 2016, en Informe SOS16 manejó 55). Los resultados no son nada halagüeños. Y no hay por qué esperar mejoras significativas en el SDG Index de este año. Ambos informes, cada uno en su escala y con su capacidad de cuantificación, manejan datos desnudos de fuentes acreditadas, guardándose las opiniones para foros más adecuados. Y los datos desnudos no mienten: simplemente son así.
Dos ejemplos:
En 2016 España ha conseguido rebajar su tasa por debajo del 20%, pero continúa casi duplicando la que tenía antes de la crisis y se encuentra muy alejada aún de las medias europeas (10% para la Zona € 19 y 8,5% para la UE-28). La tendencia es claramente positiva, pero debe ser matizada con los datos sobre la calidad del empleo creado, el poder adquisitivo de los que trabajan y la precariedad laboral. En estos aspectos, el subindicador de pobreza con empleo (trabajadores que no ganan lo suficiente para vivir con dignidad) del SJI ya mencionado de 2015 sitúa a España en el puesto 26 entre 28 países de la UE (sólo estamos mejor que Rumanía y que Grecia). Pero lo más indignante es que, mientras que en dichos países la tendencia es a la disminución del porcentaje, en España hemos pasado del 8,7% en 2014 al 10,4% de la población con empleo en 2015.
EUROSTAT presenta estadísticas similares y tendencias igualmente negativas. La OCDE afirma que España se sitúa en 2015 en el 2º peor lugar en empleo a tiempo parcial no deseado en mujeres (porcentaje superior al 15%; la media de la UE-28 es del 5,2%) tras Italia, y en el 3º peor en hombres tras Irlanda e Italia. Además, tras Polonia, España se sitúa en la segunda peor posición en prevalencia de contratos temporales tanto en hombres como en mujeres. Las cifras duelen, pero son reales. Honestamente, ¿qué hacemos?: ¿presumimos del descenso del paro, pese a todo el segundo más alto de la UE, u ofrecemos el panorama laboral completo y cuantificamos en consecuencia?
Los aterradores datos de empleo influyen, como no, en los niveles de pobreza (AROPE: población at risk of poverty and exclusion), de desigualdad y de malnutrición. Y es en estos inquietantes temas en los que se echa de menos una actitud valiente y decidida de los decisores. España ostenta una de las tasas AROPE más altas de la UE, tanto antes como después de transferencias sociales, aunque en los años 2015 y 2016 se observa una ligera tendencia a la disminución. Las medidas correctoras contra la pobreza y la desigualdad en España parecen del todo insuficientes. En el ranking AROPE tras transferencias sociales de 2015, España (22,1%) se sitúa por encima de Grecia (21,4%) y ostenta el triste récord de ser el antiguo miembro de la UE con peor tasa AROPE tras Rumanía y dos de los países bálticos antiguos integrantes del Bloque del E.
Resumen del SOS17: el estado de la Nación a partir de los criterios de Naciones Unidas
La crisis, como argumento sin rostro, como hecho generado espontáneamente (simplificación de la realidad o simple mentira), no sirve como tampón ante el panorama actual de degradación que muestran gran parte de los indicadores analizados. El excelente trabajo de la Fundación FOESSA Expulsión Social y Recuperación Económica demuestra las dos velocidades a que se produce la salida de la crisis en los diferentes estratos sociales: la recuperación se produce con un aumento de la desigualdad (índices de Gini y de Palma en ingresos y en consumo con tendencias de aumento). Cáritas, por su parte, ha indicado recientemente que "los hogares en los que menos se está percibiendo la recuperación económica son precisamente aquellos que más sufrieron los efectos de la crisis, es decir: hemos empobrecido la pobreza”.
Relación de Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas:
- OSD 1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo
- ODS 2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible
- ODS 3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades
- ODS 4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos
- ODS 5. Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a las mujeres y a las niñas
- ODS 6. Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos
- ODS 7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos
- ODS 8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos
- ODS 9. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación
- ODS 10. Reducir la desigualdad en y entre los países
- ODS 11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles
- ODS 12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
- ODS 13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
- ODS 14. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible
- ODS 15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica
- ODS 16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles
- ODS 17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible
Fuente: Elaboración del OS a partir del Informe SOS17 sobre Sostenibilidad en España www.observatoriosostenibilidad.com
Se han establecido 5 niveles para la caracterización de los indicadores, que se repiten en la valoración del grado de cumplimiento de los ODS. Los colores cálidos representan situaciones deficientes en las que las decisiones de gestión y/o el comportamiento de la ciudadanía y/o la coyuntura económica no muestran un progreso significativo y ponen en riesgo, e incluso llegan a impedir con seguridad, el cumplimiento de las Metas de la Agenda 2030; el color amarillo muestra una situación intermedia en la que existe cierto avance pero a un ritmo insuficiente, siendo necesario intensificar los esfuerzos para alcanzar las metas en los lapsos previstos; los colores verdes indican un progreso más claro hacia el cumplimiento de los objetivos y un punto de partida más ventajoso para establecer medidas funcionales que impidan que la situación se deteriore.
La tabla de evaluación muestra un panorama muy preocupante en España a día de hoy:
- 13 de los 17 ODS presentan una situación de cumplimiento Mala (7) o Muy Mala (6),
- 2 ODS muestran una situación Intermedia: el ODS 3 (Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, que analiza la calidad del Sistema Sanitario y la propia salud de la población), y el ODS
- 5 (Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a las mujeres y a las niñas, que analiza básicamente el grado de inequidad por sexo y la violencia de género), advirtiendo de la necesidad de vigilar las tendencias al deterioro
- Sólo 2 ODS, el que se ocupa de la economía circular (ODS 12), y el relativo a sostenibilidad de los océanos (ODS 14), parecen contar con mejores expectativas de progreso, aunque también presentan incógnitas en las dimensiones política y ecológica.
- Ningún ODS se encuentra en la mejor situación posible (Muy Buena Situación)
En relación con los indicadores, la evaluación considera que:
- 36 de los 104 indicadores considerados presenta un estado muy negativo;
- en 25 de ellos el estado es negativo;
- 24 de ellos presentan un estado intermedio;
- 14 son positivos;
- y tan solo 4 presentan una valoración muy positiva
Estos últimos se corresponden en gran medida con adaptaciones de los consumidores a las condiciones económicas adversas (precios altos, economías familiares o empresariales deprimidas…) y cambios en los hábitos de vida hacia una mayor responsabilidad. Es el caso de la magnífica progresión en los consumos de agua (ODS 6), y del descenso en la generación total de residuos y en la de los residuos municipales (ODS 12). A ellos se añade el comportamiento del consumo de energía en los hogares (ODS 7), con situación positiva y tendencia estable. El otro indicador con valoración alta y que, por el momento, no parece degradarse es el de esperanza de vida al nacer (ODS 4). Todos ellos responden a comportamientos adaptativos y a herencias de modos de vida (dieta, hábitos de vida, características étnicas…); su excelencia no es consecuencia directa de la bondad de la gestión administrativa.
Los estados negativos copan un 58,65% de la batería completa de indicadores (104); sólo el 17,30% de ellos muestran estados positivos.
En 19 de ellos la tendencia es de deterioro destacable; en 22, de ligero deterioro; 32 de ellos tienden a la estabilidad; 17 mejoran ligeramente y en 14 de ellos la tendencia es de mejoría destacable. En la valoración de los indicadores son especialmente preocupantes tanto las combinaciones de estados negativos con tendencias al deterioro, como los que en la actualidad presentan resultados medios o buenos pero comienzan a degradarse.
Destacan por su mala situación extrema los ODS 1 (Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo), ODS 8 (Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos) y ODS 10 (Reducir la desigualdad en y entre los países). En los tres, más de la mitad de los indicadores ofrecen un estado muy negativo, a veces acompañado de tendencias de deterioro.
En el ODS 1 la degradación de algunos indicadores fue tal durante los peores años de la crisis que la existencia de tendencias estables o sólo de ligera mejoría no garantizan una evolución favorable para el cumplimiento de las metas de la Agenda 2030.
En los ODS de desigualdad y de mercado laboral encontramos indicadores con combinaciones peligrosas de estado muy negativo y tendencia al deterioro: la Tasa de pobreza de personas con empleo (In work poverty), la de empleo no elegido a tiempo parcial y la de temporalidad de contratos son altísimas y tienden a incrementarse, al tiempo que la productividad en el uso de los recursos se presenta positiva y con buenas expectativas. Es un mal síntoma: ¿crece la productividad en parte a costa de las condiciones de trabajo? El indicador que mide el porcentaje de recién graduados que se incorporan al mercado laboral del ODS 4 (Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos) presenta una combinación que no anima tampoco al optimismo (estado muy negativo y tendencia de deterioro destacable).
Todos los indicadores de desigualdad están en situación negativa o muy negativa y sus tendencias no son de mejora: el índice de Gini para ingresos se mantiene estable en valores muy elevados, la ratio de Palma para ingresos (para el cual existen menos datos) se deteriora de manera implacable; ambos índices aplicados al consumo demuestran un retroceso de los estratos menos favorecidos; el Índice de Justicia Social (SJI) no evoluciona favorablemente con el despegue económico.
En la misma situación se encuentran los indicadores de Acceso a la vivienda (ODS 11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos), el Índice de Felicidad de Naciones Unidas y el de Percepción de la Corrupción de International Transparency (ODS 16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles).
La mala situación de los indicadores asociados a estos ODS, además de definir la profundidad de la brecha social y de estar interrelacionados, influye en el progreso de todos los demás: su inmovilismo, lenta mejora o degradación pueden resultar un lastre que impida la evolución favorable del conjunto y para la sostenibilidad del modelo de desarrollo.
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En temas más estrictos de sostenibilidad ambiental, encontramos malas coyunturas en los indicadores relativos a la severidad de las evidencias de cambio climático en España (ODS 13), tema en el que no ayudan ni las tendencias al aumento de la intensidad energética de la economía, el repunte del consumo energético, el parón de las renovables, el aumento de la dependencia energética del exterior (ODS 7), el modelo altamente impactante de desarrollo de la costa y la falta de planificación general en el territorio, al que se une la descapitalización de los espacios naturales protegidos y la peligrosa gestión forestal (ODS 15) y, por supuesto, la pésima progresión de la inversión pública y privada en I+D (ODS 9), básica para implementar mejoras en la mayoría de ODS y para asegurar la competitividad y el empleo, que ofrece una situación muy negativa y tendencia de deterioro destacable.
Íntimamente ligados con la evolución del clima y con la funcionalidad de los ecosistemas y de los espacios productivos, encontramos problemas graves en los indicadores de estrés hídrico y de calidad de las aguas (ODS 6), en situación muy negativa y con tendencia a continuar mal. De nuevo la planificación del crecimiento y del turismo amenazan con afectar irremisiblemente a los ciclos naturales (desconexión de ecosistemas, alteración del ciclo hidrológico, banalización de la biodiversidad, contaminación del aire, suelo y agua…) al establecerse flujos unidireccionales hacia los centros urbanos sin ofrecer contrapartidas que garanticen el mantenimiento de los bienes y servicios ecosistémicos en las áreas rurales y en las montañas, que precisan de oportunidades de desarrollo para no despoblarse y empobrecerse, y para controlar hechos cada vez más violentos como son los incendios forestales, la erosión y las avenidas (ODS 15). El colofón a estas inconsistencias sistémicas lo pone la situación negativa y la tendencia al deterioro del indicador de cumplimiento de la Metas de Aichi y del Convenio de Biodiversidad de las Naciones Unidas por parte de España. De poco nos sirve poseer una de las redes de protección de la Naturaleza más importantes de Europa (ODS 15) y unos índices de biodiversidad envidiables si se nos queman y desertizan en 50 años.
Empezamos a conocer en profundidad las causas del deterioro y estamos obligados a reaccionar para conseguir una sociedad más feliz y más justa, que comprenda su entorno, y en la que se reparta equitativamente el sacrificio que va a significar la transición hacia otro modelo de desarrollo más sostenible. Esta es la razón de elaborar este documento y la contribución del Observatorio de la Sostenibilidad (OS) al proyecto de las Naciones Unidas.