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Por una gestión inteligente de la sequía en España (I)

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Observatorio de la Sostenibilidad

La sequía en España está suficientemente diagnosticada. Valorados los principales efectos que está teniendo sobre la sostenibilidad, siguiendo al blogsostenible, nos encontramos con efectos económicos (aumento de precio de la energía, pérdida de cosechas, muerte de árboles frutales, aumento de precios de materias primas en exportación, pérdida de competitividad...), con efectos sociales (aumento de contaminación y afecciones a la salud, aumento de precios al consumidor, restricciones en muchos municipios pequeños e inicio en mayores, restricciones de riego, aumento de pobreza energética al aumentar precios de la luz, peor calidad de agua de grifo, etc..) y por supuesto con efectos ambientales (especies protegidas, espacios, procesos, biodiversidad, recarga de acuíferos, humedales, mayores emisiones contaminantes, etc...). Sin embargo, ha habido todavía muy pocas propuestas sobre qué hacer en el futuro más inmediato y en un horizonte más a medio plazo. Las decisiones se han ido posponiendo esperando, como es previsible, que llueva en el otoño o en el invierno. Sin embargo durante el mes de octubre ha llovido tan solo el 50% de la media.

La falta de contención de la demanda producida por el aumento de regadíos, el incremento de la superficie urbana y los millones de turistas y habitantes, instalados sobre todo en la dorsal mediterránea, unidos a las periódicas situaciones de escasez de lluvias del clima mediterráneo y a los efectos acumulativos de las malas prácticas en la gestión de nuestros sistemas hídricos, han situado al país en una situación de crisis de extraordinaria gravedad respecto al agua. El actual desgobierno del agua respecto a pozos ilegales, vertidos, falta de reutilización de aguas y falta de depuración con niveles adecuados de calidad en muchas zonas hace que el sistema hídrico de soporte a la vida pueda colapsarse. Las restricciones al riego se multiplican en todas las cuencas, con graves efectos sobre las explotaciones agrarias, y aunque no ha habido grandes cortes en el abastecimiento urbano en medianas y grandes ciudades, éstos podrían producirse en el futuro inmediato si se mantiene la situación actual.

Además, en los últimos meses, con un 30% menos de precipitaciones y a pesar de mantenerse la sequía, una de las más severas de los últimos decenios, no se están gestionando los caudales y los consumos con la imprescindible prudencia que aconsejaría hacerlo; por ello, el Observatorio de Sostenibilidad (OS) eleva las siguientes demandas a los agentes implicados en la gestión hídrica, siguiendo el principio de las responsabilidades diferenciadas, de mayor a menor, también aplicables a este campo. La situación actual se enmarca en la elevada vulnerabilidad de España frente al cambio climático, los altos consumos de agua por el aumento de regadíos hasta el año 2016, el aumento de superficie artificial y de habitantes urbanos y los récords de turistas que se superan año tras año. Además, señala las elevadas pérdidas aún existentes en el sistema de abastecimiento y transporte de agua y la falta de gestión y de transparencia en las decisiones que se toman sobre el manejo de este recurso estratégico y limitante para el desarrollo socioeconómico. Es cierto que muchas de estas medidas ya se tendrían que haber tomado hace meses e incluso años, pero aun asumiéndolo, el OS cree que una vez sobrepasados unos umbrales críticos de insostenibilidad, las siguientes tareas deberían acometerse de manera urgente.

Administraciones central y autonómica

 

  • Análisis de las infraestructuras críticas para el abastecimiento de cada municipio con identificación de alternativas para distintos escenarios de intensidad, duración y frecuencia de la sequía.

 

  • Paralización de planes de nuevos regadíos y análisis y ejecución de programas de reducción de superficies de regadío y/o dotaciones de riego a corto y medio plazo.

 

  • Promoción de campañas de ahorro masivo por la Administración en todos los ámbitos.

 

  • Implantar un régimen de emergencia para el uso hidroeléctrico en periodos de sequía, priorizando el uso de agua para abastecimiento (esto, que parece obvio y a lo que obliga la ley, no se hace; por ejemplo, en la última sequía, Barcelona se quedó sin agua en parte por haberla turbinado).

 

  • Desarrollar campañas de concienciación para los diferentes colectivos, empezando por los agricultores como sector más demandante de agua, pero extendiéndolas a toda la sociedad, sobre la necesidad imperiosa del ahorro del agua –también en periodos húmedos–.

 

  • Clausura inmediata de pozos ilegales, control de los más de un millón de pozos irregulares (considerando, por supuesto, su clausura), e inicio de actuaciones de control continuo, por si la sequía perdura en el tiempo.

 

  • Recuperar el Plan Nacional de Reutilización de Aguas, haciéndolo pivotar sobre: a) la recuperación de la capacidad de autodepuración de los ecosistemas naturales (restauración de ecosistemas acuáticos, eliminación de canalizaciones fluviales, y creación de ecosistemas de humedales artificiales autosostenibles; b) el liderazgo exclusivo del sector público, sobre la base de costes cero de mantenimiento; y c) la aplicación efectiva y endurecimiento del régimen sancionador previsto por la ley en todos los ámbitos de competencias, sustituyendo las sanciones económicas por disminuciones del caudal de las concesiones proporcionales, en tiempo y coste económico, a los vertidos ilegales.

 

  • Desglosar el precio del agua en una fracción gratuita para los usos prioritarios que correspondan a la dotación necesaria y una fracción a abonar por el consumidor que represente el coste real de la disponibilidad de recursos hídricos que corresponde a la sobreutilización y otros usos (riego, uso industrial, etc.), repercutiendo específicamente el coste de construcción y mantenimiento de infraestructuras, potabilización, depuración, etc.

 

  • Utilización de bigdata y nuevas tecnologíasbigdata para realizar una gestión inteligente del agua. Los datos masivos sobre la situación de las precipitaciones, las reservas y los consumos son una variable fundamental en esta sequía que no teníamos apenas en anteriores procesos; el acceso a miles y miles de datos casi en tiempo real se puede utilizar para la planificación y la gestión. Este análisis debería haberse hecho ya de una forma preventiva.

 

  • Comunicación a la población de las decisiones tomadas como trasvases, usos hidroeléctricos, concesiones temporales, ventas de derechos, etc., explicando cómo pueden afectar en los próximos meses a la ciudadanía.

 

  • Priorización de la depuración y análisis de vertidos incontrolados. La calidad de los ríos ha sido la gran olvidada en la planificación. No es de recibo, por ejemplo, que el Tajo apeste a su paso por Toledo, y que su caudal sea testimonial en extensos tramos de su cuenca; igualmente, no es admisible que en la demarcación hidrográfica del Guadiana tan solo el 28,5% de sus masas de agua obtengan la calificación "en buen estado o mejor". En este país muchos ríos siguen oliendo mal.

 

  • En los regadíos se deberán iniciar actuaciones de adaptación al cambio climático, reduciendo el conjunto de las superficies y de dotaciones, reprogramando los cultivos más apropiados para cada zona, y priorizando la importancia relativa de cada zona para hacer una reducción ordenada si la sequía empeora.

 

  • Los caudales ecológicos deben respetarse, algunos ríos están secos simplemente por detracción de caudales durante largos periodos, no debido a la sequía, aunque la empeoran; algunos nunca llegan al mar… cuestión que hasta ahora no se ha planteado de una manera racional, honesta y en consonancia con la Ley.

 

  • Acelerar el proceso de transición energética hacia las renovables lo cual produce unos ahorros consuntivos de agua muy interesantes.

 

  • Revisar concesiones de agua en gastos suntuarios como campos de golf.

Administración local

 

  • Inicio de actuaciones para la depuración total de las aguas, con búsqueda de soluciones como filtros verdes, de bajo presupuesto, con el fin de conseguir el 100% de las aguas depuradas con adecuados niveles de calidad.

 

  • Revisión de los pozos ilegales que existen en el municipio.

 

  • Campañas de ahorro masivo en parques, jardines, fuentes y otras infraestructuras.

 

  • Análisis y plan de inversiones sobre fugas en las conducciones de las ciudades (se estiman en un 27% mientras la media europea es del 12%).

 

  • En todos los municipios se deberán iniciar actuaciones de adaptación de la gestión del agua al cambio climático, elaborando de forma participativa planes de explotación que contemplen las variadas contingencias esperables y las medidas de emergencia.

La sequía pone de relieve el conflicto en el 'imperio del regadío' del Levante español

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  • Campañas de sensibilización en todos los centros educativos para educar e instruir sobre las buenas prácticas en el uso del agua, también en periodos húmedos.

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Este viernes, 29 de diciembre, se publica la segunda parte de este artículo sobre la sequía en España.

La sequía en España está suficientemente diagnosticada. Valorados los principales efectos que está teniendo sobre la sostenibilidad, siguiendo al blogsostenible, nos encontramos con efectos económicos (aumento de precio de la energía, pérdida de cosechas, muerte de árboles frutales, aumento de precios de materias primas en exportación, pérdida de competitividad...), con efectos sociales (aumento de contaminación y afecciones a la salud, aumento de precios al consumidor, restricciones en muchos municipios pequeños e inicio en mayores, restricciones de riego, aumento de pobreza energética al aumentar precios de la luz, peor calidad de agua de grifo, etc..) y por supuesto con efectos ambientales (especies protegidas, espacios, procesos, biodiversidad, recarga de acuíferos, humedales, mayores emisiones contaminantes, etc...). Sin embargo, ha habido todavía muy pocas propuestas sobre qué hacer en el futuro más inmediato y en un horizonte más a medio plazo. Las decisiones se han ido posponiendo esperando, como es previsible, que llueva en el otoño o en el invierno. Sin embargo durante el mes de octubre ha llovido tan solo el 50% de la media.

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