El relevo de Biden por Harris en el liderazgo demócrata ha insuflado aires de optimismo entre un electorado que estaba dando por perdidas las elecciones de noviembre. Por supuesto, el optimismo en campaña electoral no se construye solo y lo que se ha visto ha sido el lanzamiento de una potente campaña de comunicación para impulsar la imagen y candidatura de Harris tras cuatro años en los que los demócratas la han mantenido semi-oculta, algo que en estas circunstancias, no le ha favorecido.
Sea como fuere, tras el error estratégico del Partido Demócrata con la candidatura de Biden, se diría que ahora parece que comienzan a encaminar las semanas que quedan hasta el día de las elecciones. El “efecto Kamala” ha conseguido, por ejemplo, recaudar más de 126 millones de dólares en donaciones para la campaña en un periodo de tiempo muy corto, mucho más de lo que consiguieron Biden (76 M$) y Obama (86M$). Obviamente, las razones que explican este furor por parte de los donantes tienen mucho que ver con la ansiedad a la que han estado sometidos durante los últimos meses al ver como Trump subía en las encuestas de manera continuada al tiempo que la tendencia para Biden era la inversa. Si a esto le añadimos el pánico adquirido como consecuencia del fallido magnicidio contra Trump y los errores de Biden, por ejemplo, durante la cumbre del 75 aniversario de la OTAN cuando confundió a Zelenski con Putin, pues el nivel de pesimismo era tal que ya se daba la contienda electoral por perdida.
Kamala Harris ha insuflado optimismo e impulso a la campaña, sí. Pero también ha sido el hecho de la lectura que el partido ha realizado de la situación como de “muy grave” lo que ha motivado que se hayan movido con rapidez y unidad en relación con el apoyo a la candidatura de la vicepresidenta. Los más remolones en dar su apoyo explícito han sido los Obama, pero una vez consumado este hecho, no parece que vaya a haber fisuras a partir de aquí. Ahora solo faltarían dos cosas no menores. De un lado, conocer quién acompañará a Harris, su ticket, y por otro, ver el nivel de apoyo entre la ciudadanía, es decir, cómo está funcionando la apuesta Harris en las encuestas.
En cuanto a la elección del ticket demócrata hay quien apunta que sería un varón blanco y más conservador que la propia Harris. Hay quien habla de Josh Shapiro (gobernador de Pensilvania), una vez que parece que un ticket compuesto por dos mujeres podría ser demasiado para la conservadora y tradicional sociedad norteameriana. Sino, por qué no pensar en Gretchen Whitmer (gobernadora de Michigan) como una de las favoritas a ocupar ese puesto. En todo caso, ambos, detalle no menor, son gobernadores de estados considerados indecisos (swing states) y que serán los que concedan la victoria a uno u otro campo.
Se avecinan semanas de mucha tensión y estrategia política, escucharán muchos discursos, cada vez más agresivos y que favorecerán la guerra cultural
Por otro lado, aunque aún es pronto, es importante ver qué están diciendo los estudios demoscópicos sobre la situación una vez descontada la salida de Biden. Y lo que nos dicen a nivel global es que la distancia entre Trump y Harris está muy ajustada, y en función de la encuesta las diferencias oscilan entre dos puntos y el empate entre ambos contendientes. Así la encuesta de la Universidad de Quinnipiac le otorga dos puntos de ventaja a Trump, mientras que Ipsos/Reuters ofrece esa misma ventaja a Harris, y YouGov ofrece un empate a 46%. En un país tan polarizado, los números no se van a mover en exceso, si bien en este caso se observa un cambio de tendencia como consecuencia de la aparición de Harris en escena. Y ese cambio de tendencia tiene que ver, como en el caso de Polonia y parcialmente España, con la movilización de jóvenes y mujeres menores de 40 años contra las opciones políticas más reaccionarias. Así, por ejemplo, esta misma semana se publicaba una encuesta de Axios entre votantes de 18-34 años donde Harris superaba a Trump por 20 puntos de diferencia. Los millenial y generación Z fueron determinantes en la victoria de Biden de 2020, también lo pueden ser en esta ocasión.
Sin embargo, donde los datos no son tan optimistas para los demócratas, al menos por el momento, es en lo denominados estados indecisos. Dos encuestas realizadas entre el 22 y el 24 de julio por Redfield y Wilton Strategies y Emerson College Polling/The Hill mostraban que en siete de los nueve estados indecisos, Trump continuaba liderando, Arizona, Florida, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte y Pensilvania; estarían empatados en Wisconsin y sólo ganaría Harris en Minnesota. Si se comparan con datos previos, se observa que Trump ganaba con Biden y continua ganando contra Harris, si bien en algunos estados como Arizona, Nevada y Carolina del Norte se reduce su ventaja, mientras que en otros como Florida y Michigan la ventaja se amplia.
En este contexto todo está por decidir. Se avecinan semanas de mucha tensión y estrategia política, escucharán muchos discursos, cada vez más agresivos y que favorecerán la guerra cultural. La campaña norteamericana se nos hará larga hasta el 5 de noviembre.
El relevo de Biden por Harris en el liderazgo demócrata ha insuflado aires de optimismo entre un electorado que estaba dando por perdidas las elecciones de noviembre. Por supuesto, el optimismo en campaña electoral no se construye solo y lo que se ha visto ha sido el lanzamiento de una potente campaña de comunicación para impulsar la imagen y candidatura de Harris tras cuatro años en los que los demócratas la han mantenido semi-oculta, algo que en estas circunstancias, no le ha favorecido.