Una venerable ancianita

Mercè Carandell

El día ocho de abril vi La Noche en 24 horas, el programa de Xabier Fortes. Suelo verlo, se aprenden muchas cosas. 

Dicho esto, me dispongo a opinar sobre la entrevista con Manuela Carmena porque tengo cuatro años justos menos que ella y he vivido en propia carne muchas cosas de las que cuenta.

Manuela Carmena no es una vieja senil como afirmó en su día, categórica, la marquesa aznariana del PP. Tampoco es una venerable ancianita a la que poner en un pedestal y convertir, por su vida y milagros pasados, en la Santa Patrona de la Izquierda. 

Se trata, en cambio, de una persona muy inteligente con una manera de hacer tradicionalmente femenina y muy original, una mujer que, de escucharla, los hombres podrían aprender muchísimo. 

Pero es evidente que pocos lo hacen porque tienen un sentimiento o un prejuicio, no sé el adjetivo, tan arraigado que a veces ni siquiera se dan cuenta. 

Se llama edadismo. Y el edadismo humilla, intencionadamente o no, a los afectados. 

Esta mañana, buscando por internet, he visto que, además de Fortes, ayer también la entrevistó un joven en Youtube: José Carmona. Entre las dos entrevistas hay una gran diferencia: me gustó muchísimo más la forma como la trataba el chaval de Youtube. 

Se llama edadismo. Y el edadismo humilla, intencionadamente o no, a los afectados

Desde mi punto de vista, ese chico es hijo, y sobre todo nieto, de mujeres que han luchado a capa y espada para conseguir derechos de todo tipo. Pertenece a una generación que ve a sus abuelas como amigas; y como hablan con ellas, las entienden y no las ven diferentes al resto de la gente ni les importa su edad,  cosa que ocurre menos en los hombres de la edad de Fortes.

El caso también va para los abuelos aunque de forma menos evidente.

Desde que empezó a hablar en el programa, Carmena marcó el tuteo como vehículo de la conversación. Era su prerrogativa como invitada. Pero lejos de hacerle caso, Fortes la usteó. No solo eso, hizo algo peor: a veces la tuteaba, otras, las más, la usteaba. 

Carmena no mordió el anzuelo y siguió erre que erre con el tuteo. Era evidente que estaba acostumbrada a este tipo de trato y no le gustaba.

¿Es que no se entiende que ella no quería ser una persona mayor? ¿Que quería ser (y merecidamente lo era) alguien sin edad, una más del grupo que podía opinar con gran conocimiento sobre cualquier tema?

¿Cómo puede ser que Fortes la ustease recordándole continuamente que allí estaba por lo que fue, no por lo que es? ¿No se daba cuenta de que su actitud inadecuada le recordaba que era una vieja? 

Cuando abrió lo que él llama la mesa del debate, el resto de contertulios la siguieron usteando. Seguramente algunos de ellos no lo hubieran hecho, pero el presentador, pasando por encima de la mismísima invitada, les marcó la pauta. 

Para terminar, unas risas.

Xabier Fortes, te pregunto: si Manuela hubiese ido invitada a tu casa, ¿le hubieses dado a escoger el vino o le habrías dado un vaso de agua con un omeprazol suponiendo que la copiosa cena le iba a sentar mal? Porque a esa edad ya se sabe... Quedo pendiente de la respuesta.

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Mercè Carandell es socia de infoLibre.

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