Feijóo chisgarabís Víctor Guillot

He devorado un libro que no puedo dejar de recomendar, y por eso lo traigo a este espacio que me brinda infoLibre, coincidiendo con las vísperas del Día del Libro.
Catalogado como no ficción, documentado hasta la saciedad y muy bien hilados infinidad de hechos que se han ido sucediendo clandestinamente a lo largo de un siglo, es una obra fascinante y espeluznante a partes iguales. Y muy clarificadora de lo que está ahora mismo sucediendo en los EEUU, o más bien, de lo que se ha estado cultivando en los últimos años y que ahora ha eclosionado con descaro.
Su lectura me ha dejado hecha polvo unos días, una sensación que considero natural e incluso reconfortante, una vez he superado el choque inicial y asimilado tanta información, tantos datos, tantos nombres, tanta maldad personificada.
La primera vez que escuché o leí, ya no recuerdo, sobre el Proyecto 2025, esa suerte de hoja de ruta destructora de la democracia liberal y del Estado de derecho que está orientando la acción de desgobierno del segundo mandato de Trump, pensé: “Vaya por dios. Pinta muy mal. Han tenido cuatro años para preparar, con muchísima información privilegiada y muchísimo rencor, un plan perfecto”. Por perfecto quiero decir sin fisuras.
Ahora descubro, al leer OPUS (2024), de Gareth Gore, que ese plan es pluscuamperfecto. Un plan al que no le falta ningún ingrediente esencial, ni financiación, ni cooperadores necesarios entregados a la causa en infinidad de instituciones (sobre todo, pero no solo, en las de control y en las educativas), y que ha estado cocinándose a fuego lento durante por lo menos dos décadas. Tampoco prescinde de la participación –y parece ser que hasta del liderazgo– de un siempre discreto invento patrio, un invento español y muy español, especializado en el diseño y ejecución en la sombra de planes de muy largo plazo para que se institucionalice y se imponga, aunque sea a la fuerza, con engaños y crueldad, el camino que dictó un mal día un señor con ansias de poder llamado Josemaría.
He conocido y trabajado con personas cautivas en ese camino, personas muy instruidas de diferentes países que comparten tics y tocs homogéneos que el libro de Gore describe y explica muy bien. Amistades caminantes, de las que yo sea consciente, no tengo.
Puede ser que me haya impresionado tanto lo que he leído porque algunos de los sucesos que se narran ocurrieron en lugares y fechas en las que yo andaba por allí, a mis cosas, con la ingenuidad, optimismo y energía vital que brinda tener veinte años. También puede ser que, como ya confesé en Bluesky hace poco, soy una de esas personas que está atravesando un duelo emocional por la pérdida de EEUU a la vez que gestiona la estupefacción y el espanto.
Creo que debemos denunciar con valentía todo aquello que no hemos denunciado en el pasado por prudencia, por buena educación y por respeto a algo que no es lo que parece
En mi cabeza, el binomio compuesto por el “corporate America” insensible del gañán de Trump y el “tecnofeudalismo” despiadado del sociópata de Musk se ha transformado en una trinidad, en un taburete de tres patas con el “nacionalcristinanismo” radical de un Opus muy bien posicionado en las esferas de poder, aunque degradado, de momento, en la estructura oficial de la Iglesia. Una trinidad envalentonada que lleva la misoginia, la aporofobia, la transfobia, el creacionismo y el negacionismo más desvergonzados enarbolados como bandera anti DEI.
La velocidad y eficacia de ejecución del Proyecto 2025, del que renegó Trump hasta la saciedad durante la campaña electoral en un ejercicio de luz de gas de manual, es resultado de esa maquinación previa, reposada, bien nutrida de dinero oscuro y de un ejército de almas reclutadas que se ha enraizado hasta el fondo de las instituciones que ejercen de contrapeso y a las que se presupone que preservar y proteger la democracia y el Estado de derecho del abuso autócrata es su razón de ser. Esa presunción, como muchas otras que pueblan nuestro imaginario demócrata y con la que hemos convivido (en mi caso) toda nuestra vida, está saltando por los aires a la vista de todos.
Llegados a este punto de la historia que nos ha tocado vivir, creo que debemos denunciar con valentía todo aquello que no hemos denunciado en el pasado por prudencia, por buena educación y por respeto a algo que no es lo que parece. Algo que ha resultado ser una estrategia manipuladora, depredadora, retrógrada y ultra disfrazada de sentimientos religiosos protegidos por las leyes de los hombres.
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Verónica López Sabater es economista y consejera de la Cámara de Cuentas de Madrid.
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