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Sí estamos para esto (aunque Feijóo piense lo contrario)

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"Son cosas que suceden, lamentablemente". Es lo que dijo la subdelegada del Gobierno en Pontevedra para referirse al último crimen machista en la provincia este fin de semana. Cosas que suceden: el asesino esperó a su expareja durante toda la mañana, escondido dentro de su furgoneta en la puerta del camping donde ella trabajaba. Cuando la mujer, de 44 años, terminó su jornada laboral, salió a la calle y él, que era guardia civil, aprovechó para dispararle. La mató y después se suicidó. Lo había denunciado en abril, le habían impuesto una orden de alejamiento y, desde entonces, la policía había intervenido hasta en 56 ocasiones. Aun así, consideraron que el riesgo que ella sufría no era alto. Cosas que suceden. Como si la violencia machista fuese un fenómeno meteorológico imprevisible. Como si fuese una tormenta de la que las mujeres nos tenemos que resguardar porque solo así estaremos a salvo.

Dos días después de este feminicidio, Feijóo insistía en una entrevista en la única propuesta electoral en la que ha centrado su campaña y que, a fuerza de usar, está vaciando de contenido. Lo primero que hará si llega al Gobierno será "derogar el sanchismo". Es decir, revocará las leyes progresistas aprobadas por el Gobierno de coalición. Entre ellas, la de Memoria Democrática, la de Educación o la ley trans. Leyes de minorías, como las ha calificado, que atentan contra la mayoría. Del Feijóo moderado que nos intentaron vender ya no queda ni la sombra. El líder popular también ha dicho que le sobran 5 o 6 ministerios de los que hay en la actualidad. El de Igualdad es uno de ellos porque, ha argumentado, en otras épocas fue una subdirección. “Comprenderá usted que no estamos para esto”, respondió Feijóo al periodista Carlos Alsina tras lanzar una carcajada. Estaría bien saber si hubiese lanzado esa misma sonrisa hablando de cualquier otro tema que ha dejado 21 víctimas mortales solo en lo que va de año. No podemos llevarnos las manos a la cabeza cuando, cada año, vemos cómo aumenta el negacionismo entre los más jóvenes si los mensajes políticos que les llegan desprecian así la existencia de un ministerio que lucha para combatir la violencia que sufrimos las mujeres.

No es nueva la estrategia de echar por tierra los avances del Ministerio de Igualdad, haciendo ver que es innecesario, calificándolo de capricho o chiringuito. El posmachismo se ha encargado de hacernos creer que ya no es necesario luchar por la igualdad

No es nueva esta estrategia de echar por tierra los avances de Igualdad, haciendo ver que esa cartera es innecesaria, calificándola de capricho o chiringuito. El posmachismo se ha encargado de hacernos creer que ya no es necesario luchar por nuestros derechos porque ya hemos alcanzado la igualdad. Y esta banalización se ha convertido en la herramienta perfecta para infantilizar nuestra batalla, considerarla secundaria, incluso innecesaria. Por eso, es trabajo de las feministas —y de la sociedad, en general— recordar que gracias a ese ministerio hoy somos un país con algunas de las leyes más avanzadas a nivel internacional en materia de logros de las mujeres y LGTBI.

Y aunque no podemos obviar que fue la llegada de la ultraderecha a las instituciones la que dinamitó consensos ya asentados, es intolerable que nuestros derechos se vean cuestionados y amenazados cada vez que hay un cambio de gobierno o una crisis social, económica o política. Hay que recordar que fue el propio Zapatero el que creó el primer ministerio en 2008 y él mismo lo suprimió dos años más tarde por la recesión. Tampoco es casual que dos de las representantes públicas que más violencia política han sufrido hayan sido las dos ministras de esta cartera. Ambas han transgredido las principales normas del patriarcado: son mujeres, jóvenes, feministas y tienen poder.

Lo cierto es que es extenuante tener que llamar la atención todos los días sobre lo que supone el terrorismo machista. Es desesperante que solo cope la agenda pública, y a veces durante un breve período de tiempo, cuando algún político o política dice alguna barbaridad. La violencia machista no es algo que ocurre porque sí, "no son cosas que suceden", como dijo la subdelegada del Gobierno en Pontevedra. Hay mecanismos para luchar contra ella. Y claro que estamos para esto. Aunque en esta batalla muchos se hayan descolgado y nos hayan vuelto a dejar solas.

"Son cosas que suceden, lamentablemente". Es lo que dijo la subdelegada del Gobierno en Pontevedra para referirse al último crimen machista en la provincia este fin de semana. Cosas que suceden: el asesino esperó a su expareja durante toda la mañana, escondido dentro de su furgoneta en la puerta del camping donde ella trabajaba. Cuando la mujer, de 44 años, terminó su jornada laboral, salió a la calle y él, que era guardia civil, aprovechó para dispararle. La mató y después se suicidó. Lo había denunciado en abril, le habían impuesto una orden de alejamiento y, desde entonces, la policía había intervenido hasta en 56 ocasiones. Aun así, consideraron que el riesgo que ella sufría no era alto. Cosas que suceden. Como si la violencia machista fuese un fenómeno meteorológico imprevisible. Como si fuese una tormenta de la que las mujeres nos tenemos que resguardar porque solo así estaremos a salvo.

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