Palabras y conceptos. ¿Hablamos el mismo idioma?

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Imagina un mundo donde al hablar empleamos las palabras de tal forma que dicen lo que creemos que significan o lo que queremos que signifiquen, pero no con el concepto que realmente llevan aparejado. Eso está sucediendo, y por eso no nos entendemos. Si utilizamos las palabras queriendo que digan lo que no significan estamos manipulando a la gente a través del lenguaje y, en todo caso, estamos ante la mala fe y el dolo. Si las utilizamos asociándolas a ideas y conceptos que no son los que contemplan, aunque no se haga con mala intención, por pura ignorancia, tampoco nos vamos a entender y estaremos aportando leña a un fuego destructivo que es deseable apagar, como es el caso de la discriminación hacia las mujeres.

Hoy quiero hablar de palabras, conceptos y significados porque parece que hablamos el mismo idioma, pero no estamos usando el mismo sistema de signos.

Feminismo: Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos y oportunidades que los hombres.

Feminista: Persona (hombre, mujer) partidaria del movimiento feminista.

Machismo: Ideología que se basa en dar mayor valor al hombre que a la mujer. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón.

Machista: Persona (hombre, mujer) partidaria del machismo.

Feminazi: Término que se usa con intención despectiva hacia una persona feminista (insulto creado por el machismo).

Igualdad: Principio que reconoce la equiparación de toda la ciudadanía en derechos y obligaciones. No discriminación. Recibir un trato igual que quienes están en la misma situación.

Patriarcado: Sistema de relaciones desiguales entre hombres y mujeres en la Historia de la Humanidad. Sistema filosófico, cultural y político donde el hombre, por la fuerza, las costumbres, las leyes, el lenguaje, la educación, etc., determina el papel que la mujer debe y no debe desempeñar.

Sexo: Característica física y biológica del cuerpo. Categoría biológica.

Género: Construcción social. Relaciones de poder entre hombres y mujeres. Categoría cultural que permite el cambio.

Empoderamiento: Adueñarse de algo, ocuparlo, ponerlo bajo su poder. Se trata de que las mujeres, como los hombres, sean dueñas de sí mismas.

Violencia machista: Violencia ejercida por el hombre sobre la mujer por el hecho de ser mujer.

Violencia de género: Es la violencia que ejerce un hombre sobre una mujer con la que le une o le ha unido una relación sentimental.

Libertad sexual:  Es la libertad individual de disponer del propio cuerpo para ejercer actos sexuales en libertad. Es su dimensión estática es no hacer lo no deseado, y en su dimensión dinámica, disponer del cuerpo con otra persona o con uno mismo.

Agresión sexual: Es un delito. Consiste en vulnerar la libertad sexual con violencia e intimidación. Se actúa sobre el cuerpo de otra persona y hay un elemento intencional. Está penado con uno a cinco años de prisión. La violación es una agresión sexual agravada. Consiste en acceder carnalmente por vía vaginal, anal o bucal, o introducir miembros corporales u objetos por vía vaginal y o anal. Es el acceso carnal no consentido. Está penado con seis a doce años de prisión. En los delitos contra la libertad sexual autores y víctimas pueden ser hombres y mujeres, pero en la realidad son delitos donde el mayor número de víctimas son mujeres y el de agresores, hombres.

Abuso sexual: También es un delito contra la libertad sexual. Nuestro Código Penal, hoy, lo diferencia de la agresión sexual porque entiende que en el abuso no hay violencia e intimidación ya que la víctima no puede prestar consentimiento. Se ejercita contra personas privadas de sentido o que tienen anulada la voluntad (fármacos, drogas, sustancias), sueño profundo o hipnosis. Se distingue entre abuso con acceso carnal o no.

El debate queda abierto en nuestro país a raíz del caso de La manada donde a los agresores no se les ha condenado por agresión sexual (violación), sino por abuso sexual. En este sentido habría que entender que no poder prestar el consentimiento comporta violencia, o que no ofrecer resistencia puede entenderse como intimidación. Expertos y expertas (con a) están estudiando la posible reforma de este delito.

Acoso sexual: También es un delito contra la libertad sexual. Consiste en solicitar favores en una relación laboral, docente o de prestación de servicios. Si se da entre compañeros no existe el abuso de autoridad, pero si existe una situación de jerarquía y amenaza condicional el delito se agrava.

Ahora que tenemos claros los conceptos no podemos cometer el error de sentir desprecio por la palabra “feminista”. Todo lo contrario, si somos capaces de entender que feminismo e igualdad van de la mano, esa palabra, seamos hombres o mujeres, debe gustarnos y debe hacernos sentir bien. Igual de bien que si nos estuvieran diciendo que somos “personas justas”. Y todo lo contrario con la palabra “machista”. Si machista es quien otorga más valor al hombre que a la mujer y actúa sobre la base de esta idea, machista (hombre o mujer) estará siendo una persona injusta con la mitad de la humanidad.

Si tenemos claro qué es feminismo y machismo estaremos en condiciones de entender que no se puede decir “no soy machista ni feminista”, la neutralidad en este sentido es decantarse por la primera opción. Una persona abraza la igualdad o no la abraza, pero no se puede ir por la vida de perfil porque se hace la cama a la desigualdad.

Tenemos que entendernos y diferenciar el sexo del género. Nacemos con un sexo (eso es biología) pero los roles que nos han asignado históricamente a los sexos nada tienen que ver con la biología sino con la dominación y eso lo podemos cambiar, es cultural y permite el cambio. Por esta capacidad de cambio podemos aspirar a un mundo igualitario donde todos y todas podamos elegir en libertad hacer todo lo que elegimos.

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Ahora, sabiendo que toda violencia no tiene género pero que el género sí tiene violencia (artículo recomendado del médico forense y experto en igualdad, Miguel Lorente), entenderemos que al hablar de estas violencias nunca se menosprecia a las demás, sino que hacemos referencia a la especial característica que sufren las mujeres a manos de hombres solo por el hecho de ser mujeres y tratarlas como seres inferiores.

Os necesitamos en esta lucha contra este tipo concreto de violencia, hombres, hombres “de verdad”, hombres feministas y compañeros en el viaje de la vida de la otra mitad de la humanidad, nosotras, las mujeres.

La revolución, ese cambio brusco que ha de transformar a mejor nuestra sociedad, será feminista o no será. Y debe empezar dentro de cada una de nosotras, de cada uno de nosotros. También en los Ejércitos

Imagina un mundo donde al hablar empleamos las palabras de tal forma que dicen lo que creemos que significan o lo que queremos que signifiquen, pero no con el concepto que realmente llevan aparejado. Eso está sucediendo, y por eso no nos entendemos. Si utilizamos las palabras queriendo que digan lo que no significan estamos manipulando a la gente a través del lenguaje y, en todo caso, estamos ante la mala fe y el dolo. Si las utilizamos asociándolas a ideas y conceptos que no son los que contemplan, aunque no se haga con mala intención, por pura ignorancia, tampoco nos vamos a entender y estaremos aportando leña a un fuego destructivo que es deseable apagar, como es el caso de la discriminación hacia las mujeres.

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