¿Ahora sí?

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Pepe Álvarez

La perspectiva de este Primero de Mayo cambió de forma radical gracias a que la ciudadanía española decidió, el domingo 28 de abril, votar a favor del diálogo y el progreso, frenando en seco los peores augurios de retroceso en el marco de las libertades y la convivencia de los últimos años. La mayoría de los españoles decidieron con su voto apostar por políticas progresistas y sociales. Las reivindicaciones del Primero de Mayo pueden centrarse, por tanto, en reclamar la agenda social pendiente desde hace años. Este Día Internacional del Trabajo tiene que convertirse en una ola social que reclame políticas progresistas, políticas dirigidas a solucionar los problemas de las personas.

En España se crea riqueza pero no se reparte con equidad: el paro sigue siendo el gran problema de los españoles, es de los más altos de Europa y lo padecen más de 3,5 millones de personas, de las que 1,8 millones son mujeres y el 26% de los jóvenes menores de 30 años está en paro. El 49% de los parados lleva más de un año en el desempleo, y 1.353.000 hogares tienen a todos sus miembros en paro.

Las personas en riesgo de pobreza siguen aumentando y tener trabajo ya no es garantía de no ser pobre: el 14,1% de las personas con empleo son pobres: el 12,56% de los españoles tiene ingresos anuales inferiores al Salario Mínimo Interprofesional; el 41,8% de los parados no tiene ningún tipo de cobertura y hay 593.500 personas que no tiene ingresos laborales.

Nos han convertido en el país de la precariedad y la desigualdad, donde diez de cada cien contratos son temporales, donde uno de cada cuatro contratos dura menos de una semana, en el que la contratación a tiempo parcial gana terreno a toda prisa y el 74,5% del empleo a tiempo parcial lo sufren las mujeres.

Pero la precariedad no sólo es injusta, además puede ser mortal: más de 3.119 trabajadores y trabajadoras han fallecido en los últimos cinco años en accidentes de trabajo.

Las mujeres sufren la desigualdad salarial y laboral, son víctimas de las violencias machistas, y muchas mueren a manos de sus agresores.

Hay que cambiar las cosas, repartir la riqueza, combatir la desigualdad. Hay que crear empleos estables y bien remunerados, con salarios mínimos de convenio de 1.000 euros, con pensiones dignas y prestaciones sociales suficientes, con servicios públicos de calidad. Con más libertad, más derechos y mejor democracia.

Ahora sí que no hay excusas para derogar unas reformas laborales y de pensiones que condenan a las personas a la precariedad laboral y social. Ahora sí podremos recordar que ya hemos perdido mucho tiempo en abordar los problemas que realmente afectan a las personas en su día a día. Una precariedad injustificada campa a sus anchas por nuestro mercado de trabajo. El trabajo a tiempo parcial, el trabajo temporal, becarios, falsos autónomos, y un alto nivel de incumplimiento de la normativa laboral en lo que afecta a contratación, jornada o salarios (ya evidenciado por la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social y otras fuentes) están sin abordar, y con implicaciones de muy diversa en índole, no sólo –aunque sí prioritariamente– para los trabajadores.

Ahora sí deberíamos ponernos seriamente a recuperar el tiempo perdido en debates estériles y buscar soluciones que den garantías de sostenibilidad, calidad y futuro al sistema público de pensiones. Ahora sí tenemos la oportunidad de demostrar cuánto compromiso real tenemos en construir un proyecto de país inclusivo, capaz de combatir la desigualdad y la pobreza, capaz de reconstruir el tejido social de unas clases medias exhaustas y empobrecidas tras tanto sacrificio y tanta espera.

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Llevo unos cuantos años llamando al diálogo como fórmula para afrontar los problemas; apostando y confiando en que nuestra clase política tiene la altura de miras y el sentido de Estado que requiere gestionar sociedades complejas como la nuestra. Y este Primero de Mayo voy a volver a hacerlo. Voy a reclamar nuevamente a los partidos que piensen más en las personas y empiecen a trabajar en una agenda social que es cada día más necesaria. Espero poder decir, por fin, que ahora sí.

Este Primero de Mayo, ahora sí, de una vez por todas, #LoPrimeroLasPersonas. _______________Pepe Álvarez es secretario general de UGT.

Pepe Álvarez

La perspectiva de este Primero de Mayo cambió de forma radical gracias a que la ciudadanía española decidió, el domingo 28 de abril, votar a favor del diálogo y el progreso, frenando en seco los peores augurios de retroceso en el marco de las libertades y la convivencia de los últimos años. La mayoría de los españoles decidieron con su voto apostar por políticas progresistas y sociales. Las reivindicaciones del Primero de Mayo pueden centrarse, por tanto, en reclamar la agenda social pendiente desde hace años. Este Día Internacional del Trabajo tiene que convertirse en una ola social que reclame políticas progresistas, políticas dirigidas a solucionar los problemas de las personas.

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