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Nunca son buenas noticias cuando el hambre se junta con las ganas de comer. A los estragos del covid-19, un año después de su aparición, se suman muchas de las deficiencias e incapacidades de nuestro actual sistema para dar soluciones. La responsabilidad va por barrios, pero no cabe escaquearse ni eximirse. No lo duden, desde mi partido todos y todas asumimos nuestra alícuota.
Pero hace mucho que, a las primeras señales de alerta, al olor y al humo, no se les ha dado el más mínimo pábulo y ahora el fuego está a nuestros pies. Así lo atestiguan las cifras del padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística: el número total de habitantes se vio reducido en 106.146 personas en 2020, ciudadanos de los cuales Castilla y León perdió la friolera de 13.637.
Se evidencia así el enorme desequilibrio que deja en los huesos y a las claras la discriminatoria y desigual situación del oeste de esta comunidad autónoma, donde la provincia que registró mayor descenso de empadronados fue León, pasando de 456.439 habitantes en 2020 a 451.436 en 2021 —cuando yo nací en 1983 éramos 528.178—.
A pesar de que esta situación genera una importante desafección con la política, no existen soluciones simples a problemas complejos, por eso hay que dejar de abonar la senda de la demagogia política y la confrontación en negativo. Las respuestas, para que sean robustas y efectivas en el tiempo, tienen que ser abordadas y analizadas desde múltiples frentes. Como punto de salida, es esencial que creamos en nuestro futuro, hablemos bien de nuestra tierra y trabajemos para cambiar esta situación.
Tras este paréntesis, y dejando claro que la demografía ya no solo está en los modelos, es una variable en el puzle político y social a la que hay que aportar medidas, no quiero seguir abrumando con datos, cuya frialdad no me supone, a nivel personal, reducir un ápice el acicate para asumir, como todo el PSOE en su conjunto, mi compromiso por intentar aportar soluciones tangibles que los habitantes de nuestros pueblos y ciudades puedan constatar. Así que, lejos de que sirva de excusa, tenemos que seguir afrontando los retos que se nos presentan.
Ya me lo decía mi madre: “Mar en calma no hace buenos marineros”. Al contrario, es el momento de aprovechar y potenciar los recursos adicionales que se le deben a mi tierra en particular, y de alcanzar las potencialidades del conjunto del país en general, como los fondos de transición ecológica, los de cohesión, la inversión en infraestructuras y, por supuesto, la lucha contra la despoblación, acciones que siempre ha capitaneado y solo ha sabido asumir el Partido Socialista. Recuerdo, de nuevo fijando la vista dentro de las fronteras leonesas, cómo tuvo que llegar José Luis Rodríguez Zapatero al Gobierno para revertir la tendencia negativa que situaba a mi provincia por debajo de los 500.000 habitantes, una época que también hizo despegar la actividad económica y frenó el paro. Ahora, de nuevo un gobierno Socialista con Pedro Sánchez ha desarrollado un plan de 130 medidas frente al reto demográfico, entre las que destacan, además de lo ya comentado anteriormente, el impulso por el turismo sostenible, por la transición digital y plena conectividad territorial, la apuesta por el desarrollo y la innovación, por la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y jóvenes, el fomento del emprendimiento y de la actividad empresarial y la promoción de la cultura.
Eso sí, para enfrentarnos a estos desafíos, tenemos que resolver los problemas con Política, con ‘p’ mayúscula, útil de verdad, la que ofrece soluciones y respuestas palpables, para lo cual debemos apoyarnos en las energías limpias, en la digitalización, pero, sobre todo, en la Ciencia, también con mayúscula, trabajando para alcanzar un Estado comprometido socialmente en generar empleo de calidad. Un impulso que viene de la mano de reconocer al Estado realmente como una potencia emprendedora y proactiva en la ciencia, bajo una óptica que valore realmente riesgos y ventajas de que el servicio público se convierta en un auténtico elemento productivo y no en un ente rigurosamente burócrata, que frene la innovación.
En algunas de mis intervenciones como diputado nacional ya he abogado por la necesidad de mejorar los incentivos para fomentar la transferencia de conocimiento en España, de incrementar la financiación para la innovación empresarial y de favorecer así el establecimiento de empresas innovadoras emergentes o startups, otra fuente de creación de puestos de trabajo estables que ayudarán además a fijar población. Y así hoy celebramos que es un camino, a pesar de las piedras y socavones propios de una derecha tramontana, interesada solo en privatizar las ganancias y socializar las pérdidas y en proclamar bajo gritos populistas un anclaje en contra del europeísmo, del cambio necesario cuya negación solo nos castigará a la cola de otras potencias. Un camino que ya se está allanando gracias a la histórica inversión de los Presupuestos Generales del Estado en Ciencia e Innovación, y que desde el PSOE se consolida con propuestas de atracción y retención de talento, con reconocimientos y alicientes reales a nuestras investigadoras y científicos, a la comunidad que constituye y que repercute directamente en nuestro Estado del bienestar.
En este sentido, analizando las sinergias que contribuyen a la construcción de una nación más verde, más justa y más eficiente, el pasado lunes 19 de abril, la Comisión Mixta para la Coordinación y Seguimiento de la Estrategia Española para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobó el Informe elaborado por la Ponencia para el estudio de las guías a seguir. Un debate que fijó el foco en el riesgo de pobreza, el desempleo juvenil y la desigualdad de las mujeres, entre otros, y que puso de manifiesto la relación que tienen estos indicadores con los territorios, abordando las consecuencias del reto demográfico que afecta en igualdad de oportunidades a las zonas rurales.
Destaco el trabajo de esta Comisión ya que la Estrategia de Desarrollo Sostenible es muy importante a la hora de seguir influyendo de forma activa en la cooperación internacional y en el desarrollo, con un plan de expansión de la sostenibilidad y de los cumplimientos de los acuerdos internacionales, que se pueden extrapolar a todos los sectores. Porque, aunque toda gira en torno al empleo, necesitamos un método de desarrollo sostenible estable y contundente para lograr fijar población, tanto en los núcleos urbanos como en los pueblos. Ya no es una opción.
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En esta carrera también tenemos que saber aprovechar las ayudas europeas, los planes de transición justa y los fondos que nos permitirán alcanzar una transformación ecológica y digital de la economía, con una reindustrialización que genere trabajos y oportunidades, que transforme nuestro territorio en una alternativa atractiva y segura para las familias. La palanca tractora que supone el orgullo de “Hecho en España”, de todos y cada uno de nuestros pueblos, ciudades, provincias y comunidades, con el sello de rigor y calidad que imprime todo lo español en el resto del mundo. Que nos proyecte sin límites hacia los objetivos de una tierra prospera, inclusiva y fructífera.
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Javier Alfonso Cendón es diputado por León y portavoz de Ciencia del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados.
Nunca son buenas noticias cuando el hambre se junta con las ganas de comer. A los estragos del covid-19, un año después de su aparición, se suman muchas de las deficiencias e incapacidades de nuestro actual sistema para dar soluciones. La responsabilidad va por barrios, pero no cabe escaquearse ni eximirse. No lo duden, desde mi partido todos y todas asumimos nuestra alícuota.
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