Quién iba a decir que un 0,02% diera para tanto, quién; quién iba a decir que un 0,02% pudiera recibir mucha más atención que el otro 99,98%, un 99,98% en el que la Universidad Complutense lleva atascada más de quince años. Y es que sí, la famosa cátedra mediante la que el Partido Popular va a tener secuestrada la actividad parlamentaria en la Asamblea de Madrid durante más de cuatro meses –una cátedra que solo supone el 0,02% del presupuesto de la Universidad Complutense de Madrid– va a recibir más atención que el otro 99,98% del presupuesto de esa Universidad. Y, desde luego, más atención que el presupuesto de las demás universidades públicas de la Comunidad de Madrid. Eso es la comisión de investigación sobre la cátedra que codirigía Begoña Gómez: una estrategia diseñada desde la Puerta del Sol para opacar el debate presupuestario sobre las universidades y el debate presupuestario en general mediante un show antidemocrático.
Que nadie se confunda: ese 0,02% merece el mismo escrutinio que el otro 99,98% del presupuesto de la Complutense, sí. Lo que sucede es que para dedicarle una atención similar al resto del presupuesto –al que paga a los docentes e investigadores, el que paga la factura de la calefacción y el mantenimiento de las infraestructuras, el que podría pagar becas para garantizar la igualdad de oportunidades y que el esfuerzo tiene recompensa– habría que juntar cinco legislaturas y todavía nos quedaríamos cortos. Que lo hablemos en la comisión correspondiente, dicen aquellos que eliminaron la Comisión de Universidades en la Asamblea de Madrid.
Para explicar cómo una comunidad con una capital europea se encuentra atascada en los presupuestos de hace quince años nunca tienen tiempo; para desplegar una comisión hecha a medida de sus obsesiones particulares y las noticias de sus pseudomedios de referencia encuentran cuatro meses
El Partido Popular de Madrid ha desplegado un show parlamentario y mediático pagado con los impuestos de los madrileños mientras se niega a hablar de las universidades públicas y se niega a explicar por qué las intenta matar de asfixia financiera mientras deja que proliferen centros privados sin ninguna garantía de calidad. No son capaces de explicar cómo una institución tan rentable, tan rentable socialmente, culturalmente y económicamente –si es que lo quieren medir así– como la universidad es todavía, en la comunidad autónoma más rica de España, la peor financiada del país, la que menos euros invierte por alumno, la que más profesorado precario, también temporal, tiene. Para explicar cómo una Comunidad con una capital europea se encuentra atascada en los presupuestos de hace quince años nunca tienen tiempo; para desplegar una comisión hecha a medida de sus obsesiones particulares y las noticias de sus pseudomedios de referencia encuentran cuatro meses.
Para eso sí; para investigar y aclarar qué pasa con el hundimiento de la línea 7B de metro y las casas que han perdido en San Fernando de Henares no; para aclarar por qué Madrid tuvo el pico de mortalidad europeo durante las primeras semanas de la pandemia tampoco; para explicar por qué hay comida podrida en las residencias de mayores tampoco hay tiempo. El Gobierno de Ayuso no aguantaría ese escrutinio para el dinero público gestionado por ellos. Lo sabemos y lo saben ellos, y por eso la comisión de esa cátedra tiene el doble de sesiones mensuales que la Comisión de Vigilancia de las contrataciones.
¿Qué pasaría si vigiláramos los millones de euros troceados en contratos menores, presuntamente ilegales, con los que se han construido y remodelado decenas de centros de Formación Profesional, por poner un solo ejemplo? No quieren que se vigilen esos contratos ni quieren que se hable del presupuesto estancado de la universidad presencial con más alumnos de España, no quieren hablar de nada que no les sirva para hacer la guerra al Gobierno de España. Ese debate se les hurta a los madrileños mientras se promueve una comisión de investigación que es puro filibusterismo parlamentario y que atenta contra todas las convenciones y normas de la Asamblea de Madrid, desde el cupo de comparecientes (inclinado a favor del PP, que elegirá más de la mitad en un acto sin precedentes) hasta una moderación claramente censora.
Como dijo el rector de la Universidad Complutense en la primera sesión de la comisión, lo mayúsculo (el presupuesto de las universidades) merece más atención que lo minúsculo (la dichosa cátedra)
Para defender la dignidad de nuestras instituciones, desde Más Madrid hemos solicitado un pleno monográfico sobre el presupuesto de las universidades públicas, solo uno. ¿Lo aceptará el Partido Popular de Ayuso? Para dignificar el contenido de esa comisión de investigación hemos llamado a comparecer a la rectora de la Universidad Autónoma de Madrid y al rector de la Universidad Carlos III (también presidente de la Conferencia de Rectores), que en la sesión de este miércoles reconoció que desde el Gobierno madrileño nunca le preguntaron su opinión sobre la cátedra de Begoña Gómez y que dicha cátedra nunca ha merecido un punto del orden del día de la Conferencia de Rectores de las Universidades Madrileñas. Tal vez porque, como dijo el rector de la Universidad Complutense en la primera sesión de la comisión, lo mayúsculo (el presupuesto de las universidades) merece más atención que lo minúsculo (la dichosa cátedra).
Los diputados del Partido Popular son diputados de la Asamblea de Madrid y representan al pueblo de Madrid antes que al Partido Popular. Por eso, deberían rebelarse contra los excesos de su propio partido y demostrar el tipo de honestidad de la que depende el futuro financiero –y el futuro en general– de nuestras universidades públicas y de tantos otros servicios públicos bajo asedio. Es el tipo de honestidad de la que depende que sigamos habitando una democracia y que el debate sea un debate y no una jaula de grillos hecha de triquiñuelas parlamentarias y amenazas tuiteras dignas de Los Soprano.
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Antonio Sánchez Domínguez es responsable de Universidades de Más Madrid y Profesor Asociado en la Universidad Complutense de Madrid.
Quién iba a decir que un 0,02% diera para tanto, quién; quién iba a decir que un 0,02% pudiera recibir mucha más atención que el otro 99,98%, un 99,98% en el que la Universidad Complutense lleva atascada más de quince años. Y es que sí, la famosa cátedra mediante la que el Partido Popular va a tener secuestrada la actividad parlamentaria en la Asamblea de Madrid durante más de cuatro meses –una cátedra que solo supone el 0,02% del presupuesto de la Universidad Complutense de Madrid– va a recibir más atención que el otro 99,98% del presupuesto de esa Universidad. Y, desde luego, más atención que el presupuesto de las demás universidades públicas de la Comunidad de Madrid. Eso es la comisión de investigación sobre la cátedra que codirigía Begoña Gómez: una estrategia diseñada desde la Puerta del Sol para opacar el debate presupuestario sobre las universidades y el debate presupuestario en general mediante un show antidemocrático.