Jóvenes que dudan entre Franco y democracia

Félix Población

Siempre he leído con interés y detenimiento los libros del historiador aragonés Julián Casanova, algo que también espero y deseo hacer con su nueva obra, una biografía de Franco de más de quinientas páginas, con la que se ha propuesto, en la medida en que sea leída por las más jóvenes generaciones, que éstas dejen de tener del protagonista una mera visión en blanco y negro, tal como se dice en la entradilla de la entrevista que infoLibre publicó recientemente con el autor.

Hay una consideración que el historiador hace, y que ha servido al entrevistador para el consiguiente titular, que me parece necesario comentar por las puntualizaciones que deberían hacerse: “Creíamos que unos jóvenes tan bien formados no dudarían entre Franco y democracia”, leímos. Con ello alude el historiador a aquel sector de la juventud, integrado por los menores de treinta años, que no sólo dudan entre Franco y democracia sino que abastecen con sus votos a los partidos de extrema derecha.

Julián Casanova, además de un historiador reputado, es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza y como todo docente sabe que si de algo se ha resentido el periodo educacional de nuestros adolescentes durante el bachillerato, ha sido y creo que sigue siendo la falta de formación del alumnado en nuestra historia contemporánea. Tanto en los institutos como en los colegios, ya sea en la enseñanza pública como sobre todo en la privada, todos los que tuvimos a nuestros hijos estudiando –incluso bien avanzado el reinado de Juan Carlos I–, sabemos de las notables lagunas que afectaban y siguen afectando a su formación respecto al conocimiento de nuestra historia (siglo XX) desde una perspectiva democrática.

No hay que olvidar tampoco que, siguiendo las recomendaciones del Consejo de Europa en 2002, el primer gobierno de Rodríguez Zapatero aprobó en 2006 una asignatura llamada Educación para la Ciudadanía al objeto de promover los valores democráticos que deberían haber sido impartidos en la enseñanza desde el minuto uno de la España constitucional. Tal asignatura fue tildada de roja y sectaria por la oposición conservadora y la iglesia católica, durante aquella legislatura en la que el Partido Popular –sin necesidad de Vox– no dejó de ejercer una política airada de permanente bronca en el Congreso. Con la llegada de Rajoy a La Moncloa, en 2012, una de las primeras medidas fue la eliminación de tal materia.

No sabemos hacia dónde se decantaría el voto de ese sector de los menores de treinta años de haber contado con una formación más temprana y efectiva en los valores democráticos. Tampoco sabemos el resultado que hubiese tenido, junto a esa educación, el conocimiento y cultivo de una memoria democrática con menos rémoras de las habidas. De lo que no hay duda, y sí está ahí para desasosegarnos, es de que, llegados a nuestros días, un porcentaje demasiado elevado de jóvenes se identifican electoralmente con los partidos que están en contra de los valores democráticos y se ufanan del viejo régimen.

No sabemos hacia dónde se decantaría el voto de ese sector de los menores de treinta años de haber contado con una formación más temprana y efectiva en los valores democráticos

Se dirá que esa misma tendencia entre una parte de la juventud se constata desde hace unos años en otros países europeos, algunos de ellos también con dictaduras en su pasado como Alemania, Italia o Polonia, por lo que el caso de España viene a ser uno más en esa corriente. Sin embargo, en nuestro país se da una triple circunstancia histórica que no debe pasar desapercibida: las hondas, trágicas y prolongadas secuelas de una guerra civil crudelísima, una de las dictaduras más largas y represoras de Europa y un periodo de transición que estuvo muy lejos de ser plácido y sosegado, por más que en un tiempo nos lo quisieron contar así.

Desconocemos el país que tendríamos si se le hubiese educado desde hace decenios en la historia, los valores y la memoria democrática, pero el que tenemos, con ese porcentaje significativo de la juventud que ya ni duda entre democracia y Franco porque anula la primera, está muy lejos de ser el que queríamos tener hace medio siglo.

*No deja de ser significativo que de aquella Educación para la Ciudadanía suprimida se haya pasado ahora a recomendar Educación Financiera en las escuelas.

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Félix Población es periodista y escritor. Su último libro es 'La risa de vivir y otros cuentos sin cuento’ (Ed. Círculo Rojo, 2021).

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