Milei contra la libertad, la igualdad y la fraternidad

Gaspar Llamazares y José Manuel Corrales

Los primeros seis meses de la presidencia de Javier Milei en Argentina han estado marcados por una fuerte confrontación. En el comienzo de su mandato declaró abiertamente que "no hay plata", dando a entender que la recesión económica, el autoritarismo y la represión eran inevitables y consustanciales. El 13 de junio con la aprobación de su proyecto de Ley Bases en la Cámara de Senadores, que busca desregular la economía y asumir facultades legislativas, ha logrado una primera y significativa victoria. Esta Ley fue avalada en una tensa sesión de más de 13 horas, que incluyó un empate a 36 votos, decidido a favor del gobierno por la vicepresidenta Victoria Villarruel.

La jornada estuvo marcada por intensas protestas sociales y la represión policial, con numerosos heridos y detenidos. Las protestas en Buenos Aires reflejaron el fuerte rechazo a la ley, con manifestantes de organizaciones políticas y sociales que, más allá de la izquierda y de los peronistas, expresan un grave descontento y también la desesperación y la rabia. La consigna predominante fue "La patria no se vende, se defiende". Los enfrentamientos con la policía, para despejar las calles y acallar la protesta, dieron como resultado decenas de heridos y detenidos, incluso entre los diputados opositores.

El proceso de aprobación fue complicado, dado que el oficialismo de Milei no contaba con mayoría en el Senado, y tuvo que negociar intensamente, incluida una supuesta compra de votos a cambio de embajadas y puestos institucionales. El debate en el Senado fue acalorado, con intercambios duros entre legisladores, especialmente durante los episodios de represión policial. Y aunque el oficialismo consiguió la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, tuvo que hacer significativas concesiones para enfrentar la dura oposición, lo que finalmente ha resultado para él una victoria agridulce y para la oposición una muestra de la utilidad de la resistencia democrática. Milei ha anunciado que, tras la aprobación definitiva en el Congreso, no cejará en la imposición de políticas que, según él, devolverán a Argentina su grandeza.

La restricción del gasto público y el objetivo de lograr un superávit presupuestario han sido los ejes centrales de este señuelo electoral de Milei. Aunque desmantelar progresivamente áreas vitales como salud, educación y transporte, al margen del trauma social, tampoco parece haber servido para devolver la liquidez y la confianza al sistema económico. Ya que las políticas económicas deben tomar en consideración su impacto humano y no atender exclusivamente a los números, para no tener los pies de barro.

Con una estrategia de debilitamiento de las bases de la democracia y con una mezcla extrema de chovinismo, populismo y autoritarismo, Milei quiere desterrar los principios ilustrados de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad

Las primeras medidas del gobierno de Milei se han basado en recortes drásticos en servicios públicos eliminando programas de asistencia social y recortando servicios esenciales y con despidos masivos de empleados públicos que han empeorado aún más la calidad de vida de la población y de los servicios públicos. La falta de oportunidades y la crisis económica han dejado a muchas familias en una situación desesperada, aumentando la brecha entre ricos y pobres. La situación social es grave, con 3,5 millones de personas en la indigencia, sin acceso a vivienda o comida adecuadas.

Aunque no debemos olvidar que el deterioro económico y la desesperación política que encumbraron a Milei se deben también a la mala herencia recibida, con indicadores económicos deficientes, polarización y corrupción. Sin embargo, la inflación sigue siendo muy alta, erosionando el poder adquisitivo de las familias. La mitad de la población (23 millones de 46 millones de habitantes) es pobre, y  solo en los últimos meses de gestión de Milei, la pobreza ha crecido en 3,2 millones de nuevos pobres, según un estudio de la Universidad Católica de Argentina. El poder adquisitivo de las familias ha caído por la inflación, recortando gravemente salarios y pensiones, los precios siguen disparados y los ingresos tributarios se han desplomado. Todos los indicadores de bienestar social han empeorado, lo que dificulta las previsiones económicas tanto para las familias como para las empresas.

Las posturas críticas frente a la gestión de Milei señalan que su enfoque económico es antisocial y errático, temiendo no solo un severo aumento de la desigualdad sino una posible quiebra económica. Estas voces advierten sobre las graves consecuencias de la inestabilidad macroeconómica, del recorte de las libertades y del malestar de la población.

Milei rechaza las políticas sociales que forman parte esencial de nuestra democracia moderna, porque afirma que “la justicia social es una aberración” y por otro lado ha anunciado la prohibición del lenguaje inclusivo y de “todo lo referente a la perspectiva de género”. Además, se han reportado importantes restricciones a la libertad de prensa en Argentina. Así, el 21 de mayo, el gobierno suspendió las redes sociales y portales web de los medios públicos tras desencuentros con la prensa.

Estas decisiones, acompañadas de un discurso que descalifica a quienes discrepan y de la represión de las protestas, han exacerbado la polarización y la confrontación políticas hasta el extremo.

Todo ello demuestra que el programa oculto es sustituir la democracia moderna argentina por otra más de las llamadas demoduras o regímenes iliberales. Desde que Milei asumió la presidencia de Argentina, su gestión se ha alejado del diálogo y el bien común. En lugar de avanzar hacia la libertad y prosperidad, su gobierno ha profundizado en la división estéril de la sociedad argentina. 

La Libertad Avanza es el movimiento político ultrapopulista que apoya a Javier Milei. Este partido se enmarca dentro de las corrientes del ultraliberalismo, la derecha radical y la ultraderecha que están ganando terreno en todo el mundo, impulsadas por líderes como Trump, Bolsonaro, Bukele, Meloni y Orbán. Las próximas elecciones en Estados Unidos podrían ser cruciales para un salto cualitativo de esta ideología reaccionaria, ya que todas estas formaciones políticas apoyan el regreso de Trump a la presidencia, a pesar de sus problemas legales.

En definitiva, la gestión de Milei no ha logrado avances en términos de libertad, prosperidad y racionalidad. En lugar de un enfoque inclusivo y dialogante que permita encontrar soluciones de consenso para combatir la pobreza y la desigualdad, se ha adoptado un estilo confrontacional que agrava los problemas que enfrenta el país. Con una estrategia de debilitamiento de las bases de la democracia y con una mezcla extrema de chovinismo, populismo y autoritarismo, Milei quiere desterrar los principios ilustrados de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Malos tiempos para la lírica y para la vida si los sátrapas desalmados se acaban imponiendo.

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Gaspar Llamazares es concejal en el Ayuntamiento de Oviedo  y José Manuel Corrales es profesor universitario y Doctor en Economía

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