Esta no es mi Unión Europea

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Esta no es mi Unión Europea. Tengo ochenta años y lo ha sido durante décadas. Ya no lo es. No es la Unión cuyos principios y valores he defendido y propagado, orgulloso, durante ese tiempo. Lo he hecho como ciudadano, embajador y eurodiputado. Hoy no podría hacer lo mismo. Me avergonzaría. Engañaría a la posible audiencia, porque aquella Unión Europea no es la Unión Europea de hoy.

En abril de 2024, si aún estuviera en la Cámara de Estrasburgo, me habría quedado atónito al oír a su presidenta, Roberta Metsola, hacer una exposición de los cinco años de legislatura que tocaban a su fin, con esta conclusión: “Hemos defendido a la humanidad en Oriente Medio”. No ha sido así ni lo está siendo en el caso de Palestina y más concretamente de Gaza. La Unión Europea padece una crisis de humanidad. En la línea de lo que en noviembre de 2023 exclamara António Guterres a propósito de la pesadilla de Gaza: “Es más que una crisis humanitaria. Es una crisis de humanidad“. Muy alejada de lo que reza el Preámbulo de su Carta de Derechos Fundamentales: “Consciente de su patrimonio espiritual y moral, la Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana” o proclama su artículo 1: “La dignidad humana es inviolable”.

¿Acaso los palestinos no son seres humanos? Está claro que el artículo 1 es susceptible de ser interpretado como derecho universal, no exclusivamente aplicable a los ciudadanos de la UE. ¿De qué defensa de la humanidad hablaría Metsola? La inacción del Parlamento en esa legislatura fue notoria y solo un mes antes de la intervención de la presidenta, la Cámara pidió un alto el fuego inmediato y permanente en Gaza, pero el uno de marzo mayoritariamente rechazó exigir un embargo de armas a Israel, armas con las que Israel masacraba a la población palestina. Justamente ese día soldados israelíes mataron a 127 palestinos que a la desesperada, muertos ya de hambre, asaltaban un magro convoy de ayuda humanitaria.

La realidad es que desde su fundación la UE ha tratado a Israel como miembro de facto de la misma, a pesar de las permanentes barbaridades, expansión territorial y continuas acciones contrarias al Derecho internacional

El apoyo de la UE a Israel, a este Israel bárbaro, es completo y multiforme. Material económico, comercial y político. También propagandístico. Con motivo del asalto terrorista de Hamas del 7 de octubre, la presidenta Von der Leyen apareció ante una bandera israelí cubriendo el edificio de la Comisión y un lema: “Israel tiene derecho a defenderse. Hoy y en los días venideros, la Unión Europea está con Israel”. Entendido. Aceptado. Pero los palestinos, que ni por asomo reciben ayuda similar a la que se da a Israel, ¿tampoco tienen derecho a obtener que una bandera de Palestina cubra el edificio de la Comisión, con una leyenda que diga: “Dado que la Unión Europea no lo ha hecho hasta ahora, lamentamos el error y nos comprometemos a hacer todo lo posible para impedir que Israel lleve a cabo una limpieza étnica en Palestina?”.

La realidad es que desde su fundación la UE ha tratado a Israel como miembro de facto de la misma, a pesar de las permanentes barbaridades, expansión territorial y continuas acciones contrarias al Derecho internacional, cometidas mucho antes de la actual invasión de Gaza. El Acuerdo de Asociación UE/Israel, en vigor desde 2000, ha servido para blindar a este último. El Acuerdo tiene por objeto proporcionar un marco jurídico e institucional adecuado para el diálogo político y la cooperación económica. Contiene una cláusula específica en su artículo 2 que considera el respeto de los derechos humanos y los principios democráticos elemento esencial del mismo. Elemento obviamente ignorado por Israel.

Tan solo escasos países, entre ellos España, han pedido la denuncia del Acuerdo debido a la acumulación de barbaridades cometidas en Gaza. Dentro de la Comisión Europea, hasta no hace mucho el todavía Alto representante Josep Borrell, prácticamente en solitario, defendió activamente esa posición. A pesar de que el 20/5/2024 el Tribunal Penal Internacional emitiera órdenes de detención contra Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Galant, por crímenes de guerra y de lesa humanidad, las reuniones entre ambas partes continuaron.

En junio de 2024, el prestigioso Transnational Institute de Amsterdam publicó un amplio y rigurosamente documentado informe sobre la complicidad de la Unión Europea en el genocidio que Israel lleva a cabo en Gaza ("Partners in crime. EU complicity in Israel’s genocide in Gaza"). Israel está llevando a cabo genocidio y limpieza étnica y la UE es cómplice por inacción política, pero asimismo por la cooperación comercial, económica, financiera y política con ese país. A pesar de las evidencias más que suficientes de crímenes de guerra y de lesa humanidad. Desde siempre la Unión ha financiado a instituciones israelíes de investigación y continúa haciéndolo durante la actual masacre en Gaza. En los pocos casos en que Bruselas ha criticado determinadas acciones israelíes, ello no ha pasado de la pura retórica, pues nunca la crítica ha sido seguida de medidas concretas.

Desde siempre la Unión ha financiado a instituciones israelíes de investigación y continúa haciéndolo durante la actual masacre en Gaza. En los pocos casos en que Bruselas ha criticado determinadas acciones israelíes, ello no ha pasado de la pura retórica

Si se diera el caso de que los dirigentes de Bruselas no confiaran en las conclusiones de una fuente privada como es el Instituto Transnacional, pueden acudir al "Informe de la Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados desde 1967, Francesca Albanese: El genocidio como supresión colonial" (Asamblea General ONU, A/79/384, de 1/10/2024). En diversos textos oficiales, la Unión Europea afirma “estar resuelta a defender la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos. Apoya firmemente el sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas”. Parecería congruente que Bruselas actuara según el análisis y conclusiones del Informe Albanese, del onusiano Consejo de Derechos Humanos.

Para reaccionar y emprender contundentes acciones contra Israel debería bastar que Bruselas leyera detenidamente las investigaciones y análisis jurídicos, entrevistas con víctimas y testigos y otras fuentes de verosimilitud contrastada, iniciando la lectura con la Introducción: “En marzo de 2024, la Relatora Especial concluyó que había motivos razonables para creer que Israel había cometido actos de genocidio en Gaza. En el presente Informe, la Relatora Especial amplía el análisis de la violencia ejercida contra Gaza tras el 7 de octubre de 2023, que se ha extendido a la Ribera Occidental, incluida Jerusalén Oriental. La Relatora Especial se centra en la intención genocida y contextualiza la situación actual dentro de un proceso de expansión territorial y depuración étnica que ha durado décadas y cuyo objetivo ha sido aniquilar la presencia palestina en Palestina. La Relatora Especial sugiere que el genocidio debe considerarse un componente esencial y decisivo del objetivo de Israel de colonizar completamente la tierra palestina expulsando al mayor número posible de palestinos”.

Recientemente, Israel ha añadido un nuevo instrumento al conjunto de acciones para avanzar en la limpieza étnica del territorio. Se trata de asesinar selectivamente. El 11/4/2025, la ONU informó de que 36 ataques israelíes habían sido dirigidos específicamente contra mujeres y niños. Menos mujeres que procreen, menos niños que crezcan y que se resistan por la fuerza a la ocupación, mayores posibilidades de avance para la limpieza étnica. En mi condición de eurodiputado he visitado Gaza en dos ocasiones. Una Gaza que sufría asedio y ataques, aunque no en las proporciones actuales. En 2005 me reuní con el doctor Al Serraj, psiquiatra de prestigio en la Franja, entre otras cosas por haber sufrido persecución tanto por los israelíes como por la Autoridad Nacional Palentina. Cambiando impresiones sobre el futuro, me dijo algo que nunca olvidaré: “Si se le pregunta a un niño palestino qué quiere ser de mayor, no le responderá médico o comerciante. Le dirá que quiere ser mártir”. Atención Israel.

Me resulta espeluznante (y creo que a miles y miles de ciudadanos también) ver a diario en las televisiones la continuidad de la masacre en la Franja de Gaza

Desearía con estas líneas rendir homenaje a Josep Borrell, no solo por sus denodados esfuerzos como Alto Representante para convencer a sus pares de que la UE debería ejercer su deber legal y moral, sino también por la batalla que ahora continúa librando ante la opinión pública sobre el tema. Hace escasos días, escribió: “A pesar de las múltiples resoluciones adoptadas por las Naciones Unidas y las decisiones del Tribunal Penal Internacional, no logré como alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, que ni el Consejo ni la Comisión actuaran ante las violaciones masivas y repetidas del derecho internacional y del derecho humanitario por parte del Gobierno de Netanyahu, como sí hemos hecho ante la agresión de Putin contra Ucrania. Y hasta el final de mi mandato, he podido constatar hasta qué punto este doble rasero ha debilitado la posición de la UE en el mundo. España y algunos otros, pocos, países europeos han pedido a la Comisión que estudie si ese comportamiento está de acuerdo con las obligaciones de su Acuerdo de asociación con Europa. Y han obtenido el silencio como respuesta. La mala conciencia por el Holocausto de algunos países europeos, convertida en “razón de Estado” para justificar el apoyo incondicional a Israel, nos puede convertir en cómplices de crímenes contra la humanidad” (El País, 20-4-2025).

Me resulta espeluznante (y creo que a miles y miles de ciudadanos también) ver a diario en las televisiones la continuidad de la masacre en la Franja de Gaza: hospitales y campamentos de refugiados bombardeados, zonas “seguras” previamente designadas por Israel a las que los gazatíes habrían de desplazarse, bombardeadas. Centros y escuelas de la Agencia ONU para los refugiados (UNRWA), bombardeados, centenares de trabajadores humanitarios y periodistas, asesinados. Limpieza étnica, sin tapujos. Borrell dijo hace unos días que los valores de la UE yacen bajo los escombros de Gaza. Loor a Josep Borrell, oprobio a la Unión Europea.

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Emilio Menéndez del Valle es embajador de España.

Esta no es mi Unión Europea. Tengo ochenta años y lo ha sido durante décadas. Ya no lo es. No es la Unión cuyos principios y valores he defendido y propagado, orgulloso, durante ese tiempo. Lo he hecho como ciudadano, embajador y eurodiputado. Hoy no podría hacer lo mismo. Me avergonzaría. Engañaría a la posible audiencia, porque aquella Unión Europea no es la Unión Europea de hoy.

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