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La Tercera Guerra Mundial está en marcha

Juan José Torres Núñez

El 10 de febrero del año 2007, el presidente ruso Vladímir Putin dio un discurso, que hoy se considera histórico, en la Conferencia de Seguridad de Múnich. Después de la disolución de la URSS, para la prensa corporativa este discurso no tenía ninguna importancia. Sin embargo, aquí encontramos el germen de todas las preocupaciones de Rusia: la expansión de la OTAN y su seguridad. Y estas son las causas de la guerra que se está librando en Ucrania entre el bloque de Estados Unidos, la OTAN y Europa contra Rusia. Se trata, pues, de una guerra proxy, que podríamos llamar sustituta, en donde las fuerzas del Occidente colectivo han organizado una cruzada contra Rusia, un país que no quiere vivir subyugado a los designios divinos de EEUU, que quiere mantener su hegemonía sobre todos los pueblos del mundo. La prensa corporativa nunca habla de las causas de la guerra.

Este ha sido siempre el error de los imperios: la avaricia descomunal de la expansión y el control de los demás pueblos para mantenerlos en la esclavitud. Y este error ha sido  la causa del declive y la desintegración de los imperios. Para justificar sus guerras criminales inventan un enemigo, real o imaginario, que amenaza su existencia. Esto lo encontramos en las lecciones de la historia, leyendo a Herodotus y Tucídides, por ejemplo. La causa de la guerra entre Persia y Grecia se debió, según Herodotus, a que los dos antagonistas estaban destinados al conflicto porque el Imperio Persa se expandía “sin parar” hacia el oeste. Y en la Historia de la guerra del Peloponeso, Tucídides empieza el capítulo 4 con la provocación de Atenas y sus actividades expansionistas, después de las guerras con Persia, que causaron la guerra contra Esparta, que temía quedarse sitiada.

De esto habló el mandatario ruso en su discurso: de la expansión de la OTAN y de la seguridad de Rusia. La prensa, como se esperaba, no dio mucha difusión a este discurso, pero hay que visionar el vídeo varias veces para intentar comprenderlo. Putin señaló que la expansión de la OTAN hacia el Este es una provocación que mina la confianza mutua y dificulta la posibilidad de cooperación, tan necesaria para la paz y el desarrollo de los pueblos. Subrayó una cuestión muy importante al calificar el orden mundial unipolar que propone EEUU, como “irreal” y también “hipócrita”. El mundo multipolar de hoy demuestra que Putin sabía lo que estaba diciendo. Afirmó que “EEUU es el mayor desestabilizador del sistema internacional” y advirtió que “el mundo rechazará el proyecto hegemónico global de EEUU”. Esto ya lo estamos viendo. Para Dmitri Suslov, este proyecto unipolar defendido por EEUU empezó a desmoronarse con los fracasos en Iraq y en Afganistán, así como con la creación de los BRICS.

Putin formuló una pregunta: “¿Contra quién va dirigida esta expansión?” Y seguidamente habló del quid del problema. “Necesitamos una seguridad para todos”. Citó las palabras famosas del presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt: “Cuando la paz se rompe en un país, la paz de todos los países está en peligro”. Como todos sabemos, EEUU prometió que la OTAN no se movería “ni una pulgada” hacia las fronteras de Rusia. Esto también lo encontramos en el discurso de Pericles en el capítulo 5 de la Historia de la guerra del Peloponeso: “Atenas tiene que rechazar todas las peticiones y no ceder “ni una pulgada’”. Sin embargo, Pericles terminó declarando que “la guerra es una necesidad” y afirmó que “la guerra es inevitable”. El grupo de expertos que se creó en EEUU para impulsar una paz permanente en el mundo quizás leyó el discurso de Pericles, porque en The Report from Iron Mountain, publicado en 1967, escribieron que “la guerra no es un instrumento utilizado por las naciones para extender o defender sus valores políticos o sus intereses económicos”. Pero concluyeron que “la guerra es el método que ha gobernado la mayoría de las sociedades humanas a lo largo de la historia, como sigue haciéndolo en la actualidad”.

Queda claro que lo que estos expertos promovieron fue una guerra permanente, no una paz permanente. Se equivocaron al no considerar la guerra como un negocio al servicio del complejo militar-industrial, como es el caso de los Estados Unidos. Los presidentes de este país son unos peleles al servicio del complejo militar. Si algún presidente, como es el caso de John F. Kennedy, quiere impulsar la paz permanente, le vuelan la tapa de los sesos. En mi último libro, que acaba de publicarse, Artículos escogidos de periodismo crítico, escribo que la OTAN Global, dirigida por Estados Unidos, se ha convertido en la organización terrorista más peligrosa de la historia. Su propaganda convierte la libertad, la democracia y los derechos humanos en palabras carentes de sentido. Y la hipocresía de la Unión Europea ha permitido que en su territorio se encuentre instalado el cuartel general de la OTAN. Esto se demuestra en los lazos de vasallaje que Europa ha contraído con EEUU para armar a Ucrania en una agenda política contra Rusia, sabiendo que como ha advertido el profesor Katchanovski, de la Universidad de Ottawa (Canadá), “la milicia RAM se ha centrado en Ucrania como base para la conquista fascista de Europa”.

El comportamiento esquizofrénico de EEUU de querer aislar a Rusia no le permite ver que esto nunca lo conseguirá, pues Rusia mantiene una cooperación con la mayoría de los países del mundo, como por ejemplo, el espacio euroasiático, África, América Latina, Oriente Medio y la región del Asia-Pacífico. Esta obsesión peligrosa no es nueva. En 2006, el presidente George W. Bush ya habló de la adhesión de Ucrania y Georgia a la OTAN. En ese año también se comentó la expansión de la OTAN a los países postsoviéticos y los Estados del Báltico. Ya conocemos la expansión de la OTAN en 1997, con el presidente Bill Clinton, y la ruptura de las promesas de James Baker a Gorbachov sobre “ni una pulgada” hacia el Este. ¿A quién amenazaba Rusia en 1997? Por esta razón, Putin dijo en su discurso que la OTAN quiere poner sus fuerzas en primera línea de las fronteras de Rusia. Y se pregunta lo que pasó con las garantías que se dieron a Rusia tras la disolución del Pacto de Varsovia. ¿Por qué no se disolvió la OTAN, como pide el coronel retirado estadounidense Richard Black? El Archivo Nacional de Seguridad de la Universidad de George Washington publicó en 2017 documentos desclasificados que confirman que estas garantías constan por escrito en las transcripciones de las conversaciones. No fueron solo verbales, como ahora se comenta.

El 27 de diciembre de 2021, Putin envió a EEUU y a la OTAN las propuestas de seguridad que Rusia exigía:

1) La no admisión de Ucrania en la OTAN

2) No desplegar armamento avanzado y ofensivo cerca de las fronteras de Rusia

3) Y la vuelta de la infraestructura de la OTAN a los niveles de 1997. ¿Qué propuestas hubiera exigido EEUU si Rusia hubiera desplegado en la frontera de México las armas que hoy tiene la OTAN? Como era de esperar, cuando Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea rechazaron las propuestas, Moscú se vio obligado a actuar para tomar medidas preventivas, lanzando una operación militar especial para la desmilitarización y desnazificación de Ucrania. EEUU repite que Rusia representa una amenaza para su seguridad, pero olvida que tiene más de 800 bases militares por todo el mundo. ¿Por qué EEUU no considera la seguridad de los demás países? La expansión de la OTAN y la militarización de Ucrania suponen una amenaza para Rusia. Y la guerra de Ucrania se debe, pues, al belicismo de EEUU y a la sumisión de sus vasallos europeos.

Sabemos por qué EEUU actúa así. El Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC, por sus siglas en inglés), se elaboró en 1997 para promover la hegemonía estadounidense en todo el mundo, con un objetivo principal: “prevenir la aparición en el escenario internacional de un nuevo rival”. (Citado por Augusto Zamora R.). Este investigador advirtió el año 2016 que incluir a Ucrania en la OTAN “llevará irremediablemente a la guerra y a una intervención de Rusia”, que podrá resultar “en la desaparición de Ucrania como estado independiente”. De hecho, ahora el pueblo ucraniano está dirigido por EEUU. También sabemos que Zbigniew Brezinski (polaco-estadounidense, nacido en Varsovia), en su libro El gran tablero mundial, de 1998, aseguró que “cualquier expansión del ámbito europeo automáticamente conlleva a una expansión del área de influencia directa estadounidense”. (Citado por Zamora).

El problema se debe a que EEUU cree que tiene una misión divina en el mundo. Esa creencia la rechazo yo de plano en el primer artículo de mi libro. El 9 de enero de 1900, el senador estadounidense Albert Beveridge dio un discurso defendiendo a EEUU en la conquista a sangre y fuego de Filipinas. Así se expresó: “Dios nos ha convertido en los maestros organizadores del mundo. (…) Dios nos ha dado el espíritu de progreso para abrumar a las fuerzas de la reacción en toda la Tierra. (…) Él ha marcado al pueblo estadounidense como su nación escogida para liderar finalmente la regeneración del mundo. (…) Esta es la misión divina de América”. (Cita de Bruce Fein en su artículo The Calamity of America’s ‘Divine Mission’). Pero Chris Hedges ve otra América muy distinta en su artículo “Woke Imperialism” [Despertó el imperialismo], cuando declara que “hay entre nosotros [en EEUU] auténticos luchadores por la libertad de todas las etnias y orígenes, cuya integridad no les permite servir al sistema de totalitarismo invertido que ha destruido nuestra democracia, empobrecido la nación y perpetuado guerras permanentes”.

Helga Zepp-LaRouche declaró que “el envío imprudente de cada vez más armas pesadas a Ucrania debe cesar de inmediato. La narrativa de que no hay líneas rojas, que Ucrania debe ganar, y que hay que arruinar a Rusia es una locura

Entre los auténticos luchadores tenemos que destacar al Instituto Schiller por su trabajo incansable en defensa de la paz y contra la guerra. El Instituto y la Fundación para luchar contra la injusticia enviaron una carta abierta a la Asamblea General de la ONU el 20 de septiembre de 2022, pidiendo la implementación de una seguridad internacional. El Instituto también ha enviado una carta abierta –que yo he firmado– al Papa Francisco pidiendo una solución negociada y pacífica del conflicto de Ucrania, para detener el peligro de una guerra nuclear. La fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-Larouche, ya propuso diez principios para una nueva arquitectura global de seguridad y desarrollo, con la convicción de que “EEUU y la OTAN deben detener su expansión hacia el Este y sus provocaciones, que nos están llevando a un punto de no retorno”. El pasado 4 de febrero el Instituto Schiller dio una videoconferencia internacional, “¿La edad de la razón o la aniquilación de la humanidad?”, para explicar que hay otras alternativas al Apocalipsis.

El fin de semana pasado se reunieron en Alemania los países beligerantes de EEUU, la OTAN y Europa durante tres días, 17, 18 y 19 de febrero, para la 59ª Conferencia de Seguridad de Múnich. Estos países buscan su seguridad, sin tener en cuenta la seguridad de los demás, pues por primera vez Rusia no ha sido invitada. Hablan siempre de la paz, pero lo que quieren es la confrontación y la guerra. El presidente ucraniano se dirigió a ellos por videoconferencia pidiendo más tanques y aviones. Y todos los países, controlados por EEUU, dieron una respuesta en este show, con diferentes actuaciones dando variedad al espectáculo del circo, reiterando el apoyo a la guerra y la promesa de enviar más armas pesadas. En esta guerra sustituta, Ucrania es la que se encarga de poner los muertos. Y la televisión en España nos informa sobre esta reunión, con su propaganda característica, para lavar el cerebro a los españoles. Los medios de comunicación podían haber dicho algo sobre los coros de voces que se alzaron en las manifestaciones del domingo 19 en Washington DC y otras ciudades estadounidenses para pedir el fin de la guerra con pancartas en donde se leía “Rage against the war machine” [Furia contra la maquinaria de guerra], exigiendo:

1) Ni un centavo más para la guerra en Ucrania

2) Negociar la paz

3) Poner fin a la guerra inflacionaria

4) Disolver la OTAN

5) Desescalada nuclear global

6) Recortar los presupuestos generales del Pentágono

7) Abolir la CIA y el Estado profundo militar-industrial

8) Abolir la guerra y el Imperio

9) Restituir las libertades civiles

10) Liberar a Julian Assange.

Para las manifestaciones en Washington contra la guerra y por la paz, en Ciudad de México, Europa y varias ciudades del mundo, Helga Zepp-LaRouche declaró que “el envío imprudente de cada vez más armas pesadas a Ucrania debe cesar de inmediato. La narrativa de que no hay líneas rojas, que Ucrania debe ganar, y que hay que arruinar a Rusia es una locura. La potencia nuclear más fuerte de la Tierra, Rusia, no puede perder la guerra, pero todos podemos perder juntos”. ¿Queremos la edad de la razón o la aniquilación de la humanidad? Tenemos que dar una contestación rápida porque la Tercera Guerra Mundial está en marcha.

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Juan José Torres Núñez socio de infoLibre.  

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