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El terrorismo de Netanyahu y las masacres de Gaza

Juan José Torres Núñez

Cuando una catástrofe real y definitiva nos sobrevenga en Palestina, el primer responsable de ella sería los británicos y el segundo responsable, las organizaciones terroristas que se construyen a partir de nuestras propias filas.  

                                                                                 Albert Einstein (10 de abril de 1948)

Cuando en la nochebuena, noche de paz y alegría, una persona ve en el canal de televisión Al Jazeera a un grupo de palestinos intentando desenterrar y sacar a una niña de unos dos años de los escombros de los muros de la habitación de su casa destruida por un misil israelí, y nosotros estamos sentados a una buena mesa llena de abundante comida, rodeados de nuestra familia, nos viene a la mente: “¡Qué dolor, qué dolor!” “¡Qué horror, qué horror, qué horror!” “¡Solos ante el terror!” A ese grupo de palestinos los vemos con las manos ensangrentadas porque no tienen otras herramientas y así, desconsolados, quitan la tierra para sacar los huesecitos de la niña, en una de las incesantes masacres de Gaza. 

También nos vienen a la mente los versos de Pablo Neruda sobre la guerra civil española, “España en el corazón”, porque nosotros tenemos a Palestina en nuestro corazón. Al ver todo esto tenemos que dirigirnos al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y a su gobierno sionista reaccionario para decirles: “Traed, traed la lámpara, / ved el suelo empapado, ved el huesecito negro / comido por las llamas, la vestidura / de España fusilada”, sí, de Gaza masacrada. Netanyahu ha declarado varias veces que no habrá tregua en esta guerra y que luchará hasta que destruya completamente a todos los terroristas de Hamás, pero desconoce los versos de otro poema de Neruda, “Explico algunas cosas”: “(…) de cada niño muerto sale un fusil con ojos / pero de cada crimen nacen balas / que os hallarán un día el sitio / del corazón”. Netanyahu nunca podrá acabar con las milicias de Hamás porque de las manos de los palestinos que desentierran cada día los cadáveres de su pueblo bombardeado sin piedad saldrán fusiles con ojos. 

Hoy Netanyahu, con el comportamiento “arrogante y colonial” de su Estado y su gobierno, confía en el apoyo total de los países occidentales y de EEUU

Como sabemos, el fundador del movimiento sionista en el siglo XIX fue Theodor Herzl. Escribió el libro El Estado judío en 1897, que constituyó la base de la ideología sionista. Gilbert Achcar señala en su artículo “La dualidad del proyecto sionista: escapar de la opresión racista y reproducirla en el contexto colonial” que “como teoriza Herzl, es una ideología esencialmente enmarcada en el pensamiento reaccionario y colonialista”. Su proyecto en Palestina, con los demás pueblos alrededor, requería “la protección de Israel por parte de una potencia externa. Estados Unidos ha estado desempeñando este papel desde los años 1960”. Después del genocidio nazi, “las circunstancias históricas han permitido a Israel oprimir a los palestinos nativos en un grado que ciertamente fue mucho más allá que los fundadores del sionismo, incluido Herzl, habían esperado”. Hoy Netanyahu, con el comportamiento “arrogante y colonial” de su Estado y su gobierno, confía en el apoyo total de los países occidentales y de EEUU.

En su artículo “Los legendarios combatientes del gueto de Varsovia y contra el apartheid apoyan la resistencia palestina”, el periodista Giorgos Mitralias hace referencia a dos acontecimientos políticos, “ambos directamente relacionados con los judíos y con Israel”, con el “testimonio inestimable de dos personas”, Ronnie Kasrils, de abuelos judíos, conocido en su activismo por sus simpatías con las luchas políticas palestinas y sus críticas al gobierno de Israel. Y Marek Edelman, que “nunca dejó de denunciar al Estado de Israel”. Fue un judío polaco cardiólogo, activista político y social, conocido por su actuación en el levantamiento del gueto de Varsovia. Se negó a emigrar a Israel y subrayó que “el sionismo es una causa perdida”. Karsrils aseveró que “Herzl buscó el apoyo de las potencias europeas y prometió que un ‘Estado judío’ en Palestina construiría un muro de hierro ‘contra la barbarie asiática’. Estaba ofreciendo asegurar los intereses imperialistas occidentales contra los árabes y hacia el este”. Eldelman afirmó que “la cultura israelí no es cultura judía. Si quieres vivir entre millones de árabes, tienes que mezclarte con ellos, dejar que la asimilación y los matrimonios mixtos hagan su trabajo”, porque “entre nosotros no hay lugar para un pueblo elegido ni para una Tierra Prometida”.

Mitralias, en su artículo “Cuando Einstein llamó ‘fascistas’ a quienes gobiernan Israel durante los últimos 44 años…” (CADTM), resalta que “Netanyahu y su gobierno están haciendo todo lo posible para confirmar plenamente lo que Einstein ya había observado y denunciado plenamente en 1948”. Mitralias habla de Menachen Begin y sus amigos del Likud, de los cuales Netanyahu es “heredero ideológico” y también un fiel seguidor de sus políticas “fascistas, racistas, criminales y terroristas”, que conducirán a Israel a su “destrucción final”. También cita una carta que Einstein envió al New York Times el 2 de diciembre de 1948. Empieza así: “Entre los fenómenos políticos más importantes de nuestros tiempos está el surgimiento en el recién creado Estado de Israel del ‘Partido de la Libertad’, un partido político muy similar a su organización, métodos, filosofía política y atractivo social a los partidos nazi y fascista. Se formó a partir de los miembros y seguidores del Irgun Zvai Leumi, una organización terrorista chovinista de derecha en Palestina”. 

En la carta, Einstein cita al New York Times del 9 de abril de 1948, como un ejemplo de este partido terrorista. El periódico relata lo que pasó en la aldea árabe de Deir Yassin diciendo que “bandas terroristas atacan una aldea árabe pacífica que no era un objetivo militar en los combates” y “mataron a la mayoría de sus habitantes (240 hombres, mujeres y niños) y mantuvieron vivos a algunos de ellos para desfilar como cautivos por las calles de Jerusalén. La mayor parte de la comunidad judía quedó horrorizada”. Y “los terroristas, lejos de avergonzarse, estaban orgullosos de esta masacre”. Así lo expresaron, “invitando a todos los corresponsales extranjeros presentes en el país a ver los cadáveres amontonados y el caos general en Deir Yassin”. Einstein vaticinó las masacres que hoy estamos viendo en Gaza al escribir que “el incidente de Deir Yassin ejemplifica el carácter y las acciones del Partido de la Libertad”, porque “a partir de sus acciones pasadas podemos juzgar lo que se espera que haga en el futuro”. 

Ese futuro está hoy aquí en Gaza porque, como apunta Mitralias, Menachen Begin, tachado de “fascista” y “terrorista”, se convirtió en primer ministro de Israel 29 años después, en 1977. Y logró hacerlo al frente del nuevo Partido Likud, “fundado por él como continuación de su anterior Partido Herut (Libertad)”. Lo más preocupante es que Israel está gobernado por el Partido Likud, es decir, por el primer ministro Netanyahu, que “tiene una relación directa, e incluso familiar, con las alas fascistas más extremas y de pura sangre (…) del sionismo ‘revisionista’ de extrema derecha, inspirado, creado y dirigido por Ze’ev Jabotinsky hace un siglo”. El padre de Netanyahu, Benzion Netanyahu, fue secretario y colaborador de Jabotinsky, ejerciendo una gran influencia sobre su hijo. Jabotinsky fue un líder sionista revisionista. Tras la muerte de Herzl se convirtió en el líder de los sionistas. Se matriculó en Derecho en la Universidad La Sapienza de Roma, pero no hizo nada. Se interesó más por Mussolini, que fue su inspiración ideológica y desarrolló vínculos estrechos con la Italia fascista. También elogió a Hitler en 1933. El hijo de Netanyahu, Yair,  ha afirmado: “Prefiero mil veces antes a los neonazis que a los izquierdistas Antifa o a los activistas de Black Lives Matter”. 

Volviendo a la carta citada al principio, del 10 de abril de 1948, como destaca Mitralias, “sorprende que Einstein no dudó en advertir –¡hace 75 años!– que los mentores y predecesores políticos de Netanyahu eran ‘fascistas’, ‘terroristas’ y ‘criminales’”. Según Mitralias, esta carta “por desgracia sigue siendo desconocida”. En ella resalta su brevedad, apenas cincuenta palabras. Está dirigida a los “Amigos estadounidenses de los luchadores por la libertad de Israel” y termina advirtiendo: “No estoy dispuesto a ver a nadie asociado con esa gente criminal y engañada”. Mitralias sentencia que Israel vive “la peor crisis existencial de su historia, mientras se pudre y se desintegra desde dentro”. Si se hubiera prestado atención a la advertencia de Einstein, hoy no tendríamos que escribir sobre el terrorismo de Netanyahu y tampoco sobre las masacres de Gaza.

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Juan José Torres Núñez, doctor en Filología Inglesa.

         

   

      

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