Tocando fondo, un momento para repensar la izquierda

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Ángel Viviente Core

Pocas horas llevamos para analizar los resultados electorales, pero las suficientes para constatar algo que se veía venir. Era la crónica de una muerte anunciada.

¿Qué ha fallado, qué está pasando a la izquierda de la izquierda? Los resultado indican que las dos opciones con implantación en todo el Estado han fracasado estrepitosamente. Y ahora unos y otros se echarán en cara que “la culpa la tuvo el otro”. Tal vez en esto haya parte de razón, pero lo que sí está claro es que la imagen que hemos recibido los sufridos votantes es la de unos ataques furibundos que han alimentado una crispación sin límites en el propio seno de esa  izquierda que nunca ha sido capaz de ofrecer espacios de optimismo, confianza y esperanza. ¿Dónde queda la opción que ofrezca a los trabajadores unas perspectivas de justicia social y de desarrollo en la igualdad y la solidaridad? 

Las políticas seguidas por unos y otros, esa es la realidad, han llevado a este espacio a una marginalidad que hacía años no se tenía, frente a las esperanzas que en ellos se habían depositado desde el nacimiento de una fuerza que realmente entusiasmó. ¿Dónde ha quedado todo eso?

Si transponemos los resultados de estas europeas a una campaña en unas generales, con las circunscripciones, la ley D´Hont, etc, nos encontraríamos con que unos y otros quedarían arrinconados en la total marginalidad. ¿Qué ha pasado?

Sumar pecó de grandilocuencia, sujeta a su creencia de que su opción era la que iba a aglutinar, sin más, a todas las opciones a su alrededor, con el ordeno y mando. Era la opción elegida por la izquierda pura a la que iban a entregarse, sin más, todas las demás opciones. Craso error.

Podemos, basándose en un pasado de entusiasmo en grandes capas de la población, lo fió todo a ese pasado sin marcar nuevas salidas, que borraran los tiempos de control por unas capas directoras que en ningún momento fueron capaces de dejar el mando y pasar el testigo a otros y en cuyo proceso dejó a muchos en el camino, con un hartazgo de control y dirigismo sin límites.

Yo, en algún momento, ya escribí algo en el sentido de que habían sido muchas las luchas entre unos y otros y que, para salir de esa situación, la única opción era que los antiguos líderes dejasen paso a nuevas caras que no tuvieran en su mochila rencores, heridas no cerradas y enfrentamientos. No había otra.

Los equipos completos deben dejar paso a otros, en Sumar y en Podemos. Los paños calientes no harían sus opciones más creíbles a la gente

Cuando hay personas sujetas a adicciones diversas, la única opción para la curación es “tocar fondo”. Yo creo que la izquierda de la izquierda (o como se quiera llamar al PSOE), está tocando fondo. En su situación actual, unas Generales les llevarían a unos y otros a la total marginalidad e irrelevancia. ¿No se darán cuenta?

La opción de colocar a personas de tu entorno en puestos de cabeza, aunque su preparación para esos puestos sea muy limitada (véanse las opciones de la candidatura gallega y la de EU en SUMAR), tan solo conlleva la destrucción, como así ha sido.

La opción de Podemos es digna de analizarse, desde los principios de entusiasmo en otras europeas, a los grandes triunfos en las siguientes elecciones. ¿Qué ha pasado? ¿En donde estuvieron los errores para llegar a la situación actual?

Se puede estar muy contento, con las palabras de que estos dos diputados serán la base de un renacer, palabras que nadie se cree, porque vienen de las mismas personas que han conducido a esta debacle. Y el buscar enemigos ajenos que lo han provocado no sirve de excusa, porque mucha gente pensará que esas personas tienen su puesto asegurado en Bruselas durante 5 años, independientemente del desastre a su alrededor. Este discurso de un futuro esperanzador sobra, viniendo de las mismas personas que han conducido al desastre.

Lo lógico es que los conductores de este desastre echen un paso atrás y dejen a otros que piensen, reflexionen, analicen y vean que un espacio de por sí reducido no tiene ninguna opción de supervivencia si no es en la unidad. Y que esa unidad nunca se podrá dar con personas que han pasado mucho tiempo tirándose los trastos a la cabeza. 

Han tocado fondo y entonces lo que se necesita es un cambio sustancial en los planteamientos de unos y otros. Nada de lavados de cara. El que Yolanda Diaz ahora dimita no sirve tampoco para nada, porque se supone que la dirección de la coordinadora lo ha sido apoyada por un equipo. Los equipos completos deben dejar paso a otros, en Sumar y en Podemos. Los paños calientes no harían sus opciones más creíbles a la gente.

Lo que se precisa es una opción clara que entusiasme, que muestre un camino, fuera de peleas. Está bien que se presenten las guerras, Ucrania, y genocidios, Gaza, como algo importante y por lo que hay que luchar como país, pero lo que la gente más espera es la solución de problemas candentes muy cercanos: la pobreza, la vivienda, la sanidad, la educación, la falta de trabajo, las condiciones laborales, el cuidado de los mayores, la Justicia... Apoyo total a Gaza, sí, pero que este no sea el único mensaje que se reciba, como así ocurrió en un debate presenciado por miles de votantes.

Estos grupos deberían sentarse para centrarse en estos temas y buscar cuáles serían las ofertas que se dan a la gente, para conseguir que vuelvan a confiar en ellos, creando un “rosario” de mínimos y olvidándose de sus cuitas. Nadie está interesado en saber cuál ha sido más culpable. La gente lo que espera son soluciones que superen a las que ofrece el partido en el Gobierno, y por supuesto a la derecha-ultraderecha, conformándose como una auténtica opción que entusiasme y aglutine pareceres.

Han tocado fondo, pero mucha gente sigue esperando que reaccionen y salgan del agujero en que se/nos han metido. No hay otra opción y está en su mano.

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Ángel Viviente Core es coordinador general de Convocatoria Cívica.

Pocas horas llevamos para analizar los resultados electorales, pero las suficientes para constatar algo que se veía venir. Era la crónica de una muerte anunciada.

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