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CISMA EN LAS DERECHAS

Abascal se adentra en territorio hostil: sin poder político regional y con la derecha mediática al ataque

El líder de Vox, Santiago Abascal, da una rueda de prensa en la sede de la formación política en Madrid.

El cisma entre las derechas ya se ha cobrado sus primeras víctimas: los vicepresidentes, consejeros y altos cargos que formaban parte de las autonomías gobernadas, hasta ahora, por el Partido Popular y Vox. Fue el líder de la formación ultra, Santiago Abascal, el que el jueves por la noche anunció la ruptura con los conservadores en Castilla y León, Comunitat Valenciana, Aragón, Extremadura y Murcia tras reunir de urgencia a la dirección del partido: "Vox pasará a la oposición tan leal como contundente", aseguró el presidente de la formación ultraderechista. La ruptura con el PP deja a Abascal en una situación complicada: sin poder autonómico—aunque sí municipal— con deserciones internas y críticas feroces por parte de la derecha mediática, acusándoles de protagonizar una "pataleta" a causa de su "inmadurez" y achacando el movimiento a sus alianzas en Europa y la irrupción de Alvise el pasado mes de junio.

Lo cierto es que la decisión que fue muy discutida en la citada reunión y no todos los cargos autonómicos de Vox la han cumplido. El consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural de Extremadura, Ignacio Higuero, comunicó este viernes que continuaría en el Ejecutivo de María Guardiola y se daría de baja del partido de Abascal. Lo mismo sucedió en Castilla y León con el responsable de Cultura, Gonzalo Santorja, que continuará bajo las órdenes de Alfonso Fernández Mañueco, aunque no tuvieron la misma suerte los consejeros de Agricultura y Ganadería, Gerardo Dueñas, y el de Industria y Empleo, Mariano Veganzones, ambos propuestos por la formación ultraderechista, que se negaron a dimitir pero de los que Mañueco ha decidido prescindir. También se quedarán en sus respectivos cargos los directores generales propuestos por Vox en la Comunitat Valenciana: Pilar Tébar, que será la nueva secretaria autonómica de Cultura, y Luis Cervera, el director de Deportes, que pasará a depender directamente de la Presidencia de Carlos Mazón.

El propio Abascal confesó, en declaraciones a Telecinco —en la comparecencia del jueves no aceptó preguntas—, que hubo discrepancias por la decisión dentro del órgano de dirección, pero que ello no impidió que finalmente se optara por romper con los conservadores al entender de manera "colectiva" que era la decisión acertada después de que las autonomías de las que la extrema derecha formaba parte aceptaran el reparto de menores migrantes que se encuentran en Canarias al resto de la Península, como ya había ocurrido en años anteriores. Abascal, eso sí, remarcó que su "opinión tiene un peso mayor" al ser el líder de la formación y asumió "como principal responsable los resultados electorales que surjan a raíz de esta decisión".

El líder de Vox admitió que la decisión se encontró con resistencias por las "situaciones personales difíciles" de sus vicepresidentes, consejeros y altos cargos en cada autonomía, pero incidió en que ninguno de ellos "tiene apego por el cargo". Sobre las fugas, trató de restarle importancia e incluso confesó que era "comprensible" desde el punto "humano y político", pero incidió en el hecho de que aquellos que se quedan en los gobiernos del PP "no serán de Vox": "Nuestros votantes están absolutamente satisfechos de que seamos un partido que tomamos decisiones firmes", justificó.

Vox recuperará las "posiciones auténticas" tras "transigir demasiado" con el PP

Abascal también manifestó que estar fuera de los gobiernos regionales les permitirá recuperar "el discurso auténtico" y hacer "planteamientos totales" que no podían realizar al formar parte del gobierno. "Un gobierno tiene que transigir con muchas cosas. Pero ahora podremos tener posiciones más auténticas", afirmó. Una de las preocupaciones de Vox es que les ocurriera lo mismo que a Ciudadanos la legislatura pasada, es decir, que quedaran invisibilizados en un segundo plano y que todo el rédito se lo llevara el PP. Además, en la formación ultra no ignoran que el fenómeno Alvise también les está haciendo daño, ya que el agitador les acusa a diario de formar parte de la "partitocracia" y de ser una agencia de colocación. Ahora han desactivado ese discurso, según esa lectura.

El propio Abascal admitió en la comparecencia desde la sede de Vox el jueves que "quizás habían cedido demasiado" en este último año de gobiernos compartidos con el PP en distintas materias pero que no lo iban a hacer con la inmigración. Se trata de una cuestión que los ultraderechistas siempre han situado como máxima prioridad dentro de su agenda política. En Vox enarbolan un discurso abiertamente xenófobo —aunque ellos niegan que lo sea—, y repleto de bulos. Abogan, entre otras medidas, por cerrar las fronteras y expulsar a todos los migrantes en situación irregular, tengan o no arraigo y empleo en España. Relacionan también su llegada con la delincuencia, la recepción de ayudas y el colapso sanitario.

Se trata de un discurso que también está presente en el resto de la ultraderecha europea, cuyas alianzas son vitales para Abascal, y que también ayuda a explicar la decisión. Su incorporación al grupo europeo de Patriotas por Europa, en el que están el húngaro Viktor Orbán, la francesa Marine Le Pen y la Liga de Matteo Salvini, busca reforzar el bloque de la derecha radical en el Parlamento Europeo para enfrentarse al Partido Popular de Ursula Von Der Layen por sus pactos con los socialdemócratas. El hecho de compartir gobiernos con el PP deslucía la imagen que pretenden mostrar en Bruselas, aunque su alianza también ha generado inquietud fuera y dentro de la formación de Santiago Abascal.

Losantos, Abc, El Mundo y La Razón se lanzan en tromba contra Abascal

La opinión de Federico Jiménez Losantos, uno de los altavoces más influyentes entre los votantes de la derecha radical, sirve para explicar cómo ha sentado la ruptura de Vox en la esfera de la derecha mediática. Este viernes el director de EsRadio y director y presentador de Es la mañana de Federico, acusaba a Vox de haber "traicionado la alternativa a Sánchez": "Vox asume el programa de El Yunque de esperar al Apocalipsis para salvarnos definitivamente", dijo en las ondas de su programa, siguiendo la estela de su columna de opinión en El Mundo, titulada Vox deja la política y abandona la alternativa a Sánchez. "Abascal ha decidido que Vox deje de ser útil. Hace dos años echó a todos los liberales y puso a sus jemeres azules, leves criaturas cuya cualidad básica es debérselo todo al líder...  Y tras perder un millón de votos y veinte escaños, Vox deja ahora al único socio posible para echar a Sánchez, que es el PP. Ya hay dos alvises por el precio de uno. Dos motivos de alegría para Sánchez", escribe Losantos.

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El editorial de ese mismo periódico tampoco es clemente con Abascal. Con el nombre de Vox decide ser inútil y renuncia a forjar una alternativa a Sánchez, señalan que la formación "consuma su giro extremista y, al renunciar a su función de complemento de las mayorías del PP, elige ser un partido inútil en la tarea de forjar una alternativa a Pedro Sánchez": "Santiago Abascal ha llegado tan lejos en su órdago que, además de erosionar su propia credibilidad, pone en riesgo la viabilidad de su formación alejándose de la voluntad del grueso de su base social". Asimismo achacan a la irrupción de Se Acabó La Fiesta (SALF), la agrupación de Alvise, la "deriva en la que Vox acentúa un perfil nihilista ajeno a la institucionalidad".

En el Abc, dirigido por Julian Quirós, ponen el foco en la falta de madurez de Vox. Ese es el título de su editorial, que concluye que los de Abascal no son "un socio fiable capaz de asumir labores de gobierno" y señalan que la apuesta de Vox "es absurdamente maximalista y en términos prácticos supondrá un menoscabo en la estabilidad de unos gobiernos que, hasta la fecha, habían funcionado de forma razonable". En la misma línea se pronuncia La Razón, el periódico de Franciso Marhuenda, que alega que la espantada de Vox sólo sirve a Sánchez. "Más que una pataleta o un calentón político, el desenganche o la ruptura es el colofón de una secuencia meditada en línea con una estrategia y un plan determinados, especialmente azuzado por la irrupción a su derecha de una opción antisistema como Alvise que considera un peligro para su porvenir. Que sea o no una maniobra a la defensiva y preventiva no le resta un ápice de frivolidad y de insensatez, adoptada desde Madrid sin mayor fundamento que el mero capricho cesarista que pone en jaque la gobernanza que afecta a millones de españoles", señalan.

Por último, la columna de Ignacio Varela en El Confidencial, bajo el título la ultraderecha más vaga e incompetente de Europa, afirma que "lo que les sucede a los jefes de Vox es que, en su gandulería, se limitan a mimetizar mecánicamente lo que ven hacer en otros países, sin tomarse la molestia de elaborar algo parecido a un plan de trabajo adecuado para España". Así, Varela concluye que "desde el punto de vista de la gestión pública no se pierde gran cosa con la salida de Vox de los gobiernos autonómicos en que el PP les dio entrada en mala hora. Ninguno de sus consejeros ha dejado la menor huella de su paso por los gobiernos, salvo una riada declaraciones extravagantes impropias de un gobernante".

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