9J | ELECCIONES EUROPEAS

La abstención, factor decisivo el 9J: la izquierda confía en que la amenaza ultra movilice el voto

Pedro Sánchez junto a su mujer, Begoña Gómez, durante un acto electoral de los socialistas en Benalmádena (Málaga), este miércoles.

El próximo domingo se abren las urnas. Y una de las grandes incógnitas será el grado de abstención que se puede registrar en una cita que suele despertar menos interés entre los electores. Los porcentajes no suelen llegar ni al 50% cuando no coinciden con unas municipales y autonómicas. Eso provoca especial inquietud dentro del espacio de la izquierda, aunque los partidos creen que sus electorados se están activando y están en condiciones de poder vencer a las derechas.

El Centro de Investigaciones Sociológicas detecta en su último barómetro de cara a la cita electoral del 9 de junio publicado este lunes que sí existe un ambiente de ganas de participar: el 71% de los encuestados confiesa que tiene intención de ir a votar con toda seguridad al colegio. Los partidos esperan que no sea una simple respuesta retórica y lanzan mensajes para que sea una realidad frente a factores como el tiempo veraniego que puede hacer que mucha gente se incline por pasar un día en la playa o la desafección que suele retener a votantes progresistas.

Hace cinco años, se registró un buen dato de participación al coincidir con las municipales y se llegó al 60,73%. Muy por delante de cuando se celebraron en solitario: un 43,81% en 2014, un 44,9% en 2009 y un 45,14% en 2004. Son cifras muy inferiores a las que se dan cuando se trata de una convocatoria de comicios generales. Por ejemplo, durante el pasado 23 de julio se llegó al 66,59%. En noviembre de 2019 estuvo en un 66,23%, mientras que en las de abril de ese año fue del 71,76%. En junio de 2016 se acercó a la urna un 66,48% y en diciembre de 2015 el porcentaje estuvo en un 69,67%.

Mirando al sur

En la cita de las europeas de mayo de 2019 estuvieron por encima de la media de participación Cantabria, Euskadi, Navarra, La Rioja, Aragón, Cataluña, la Comunitat Valenciana, Murcia, Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León y Madrid. En cambio, por debajo en porcentaje se situaron Galicia, Asturias, Balears, Canarias y Andalucía.

Precisamente esta última comunidad se ha convertido en un lugar clave, según confiesan en las salas de máquinas de los principales partidos. Especialmente será determinante para la izquierda. Hace cinco años registró un nivel más bajo porque allí no había elecciones autonómicas y se quedó en un 58,45%, menos de dos puntos respecto a la media nacional. Los partidos se están volcando especialmente en esta zona con Pedro Sánchez viajando, por ejemplo, hasta Sevilla y Málaga. Yolanda Díaz también está pateándose el sur, donde espera tener la potente red que tiene tejida todavía en las ocho provincias Izquierda Unida, que ahora está dirigida por el histórico dirigente andaluz Antonio Maíllo.

"Todo es tan burdo..."

La derecha tiene muy movilizado a su electorado como es habitual, por lo que la izquierda es la que se la juega más con el índice de abstención. En el PSOE señalan que está viendo que esa activación se está produciendo desde el inicio de la campaña y descartan que la noticia de la imputación de la esposa del presidente, Begoña Gómez, pueda provocar que electores progresistas no se levanten del sofá. De hecho, como confiesan fuentes de La Moncloa y de Ferraz, el paso dado por el juez Peinado puede provocar la movilización del electorado de izquierdas. “Todo es tan burdo y evidente…”, señalan altos cargos del partido, quienes creen que esto no tendrá coste electoral y que incluso puede volverse en contra de las derechas.

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El propio presidente del Gobierno hizo en la carta a la ciudadanía emitida tras la imputación de Gómez un llamamiento a ir a las urnas para “responder” y “rechazar las malas artes” de la coalición reaccionaria protagonizada por el Partido Popular y la ultraderecha de Vox. El paso dado por el juez no sorprendió en La Moncloa, aunque sí se remarcó la “extrañeza” por lo sucedido, ya que no había habido ningún movimiento nuevo tras el informe de la UCO de la Guardia Civil que descartaba alguna vinculación delictiva. Pero distintos miembros del Gobierno y de la dirección federal muestran su tranquilidad, “aunque no sea agradable” la situación, porque no le ven recorrido procesal.

La izquierda ha impulsado de nuevo durante esta campaña ese espíritu del 23 de julio que funcionó con el mensaje de frenar a la extrema derecha. Esperan en el PSOE, Sumar y Podemos que esto sirva para que los votantes progresistas que hicieron resistir en las últimas generales se movilicen ante el peligro real de que vire la Unión Europea con un pacto entre el PPE y los partidos extremos, algo a lo que ha abierto ya la puerta incluso la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, que estaba en el lado moderado y que siempre había sido partidaria del cordón sanitario como su mentora, Angela Merkel.

Deshacer el empate técnico

Los partidos progresistas llegaban a la campaña tras meses en los que el PP aparecía en los sondeos como ganador por muchos puntos. Los últimos sondeos dan al contrario: hay un empate técnico entre los de Alberto Núñez Feijóo y los socialistas. Estos últimos días han estado marcados asimismo por los fallos del líder del Partido Popular, que ha abrazado la posibilidad de una moción de censura para echar a Sánchez que incluya los votos de Vox y de Carles Puigdemont.

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La izquierda también ha puesto encima de la mesa para esa movilización las alianzas de la derecha con la extrema derecha, especialmente visualizando lo que supone Javier Milei tras su paso por España y el “blanqueamiento” que se quiere hacer ahora con Giorgia Meloni para negociar la Comisión. De esta manera, los progresistas vuelven a abrazar la estrategia que siguieron durante el 23 de julio después de haber aprendido de los fallos que se encadenaron durante la campaña del 28 de mayo que acabó con un mapa teñido de azul en la mayoría de comunidades junto a los de Santiago Abascal.

Estas últimas 48 horas son clave también para el resultado del 9J, ya que cada vez un mayor número de votantes escoge in extremis y dado el alto grado de indecisos (un 31% de encuestados respondía al Centro de Investigaciones Sociológicas que no sabía todavía el color de la papeleta que introduciría). Y en la izquierda creen que puede ayudar mucho el debate que se celebra este jueves por la noche en RTVE.

En el PSOE hay mucha confianza en Teresa Ribera, a la que a muchos internamente les está sorprendiendo su faceta “mitinera” frente a la imagen tecnócrata con la que llegó al Ejecutivo. Sostienen en Ferraz que se volverá a evidenciar que es mucho mejor candidata que la popular Dolors Montserrat, que ha quedado en un segundo plano incluso dentro de la campaña de su partido durante estos quince días. Lo mismo pasa en Sumar, donde creen que Estrella Galán crece en cada intervención, mientras que en Podemos resaltan la fortaleza dialéctica de Irene Montero. Las formaciones progresistas esperan retratar a los populares y sus alianzas con la ultraderecha durante este espacio televisado y no creen que les reste la presencia de independentistas, arma que quiere utilizar la derecha, porque sostienen que su apuesta por la ley de amnistía está funcionando como se ha visto con los resultados del 12 de mayo.

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