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Albert Rivera, tras vetar al PSOE, a Podemos y a los nacionalistas: “Yo soy el del diálogo”

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Fernando Varela

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, sigue empeñado en recolocar la imagen de su partido y de él mismo después de que la alianza con el PP en Andalucía —apoyada por la extrema derecha— y la foto de Colón —junto a Pablo Casado y el líder de Vox, Santiago Abascal— hayan situado a la formación naranja como una pieza más de la alianza de las tres derechas a sólo unas semanas de las elecciones generales.

En busca de un marco que le haga aparecer más al centro del arco político, equidistante del PSOE y del PP, este viernes volvió a apostar por la defensa de valores centristas alejados de la izquierda y la derecha y se reivindicó a sí mismo como la máxima expresión del diálogo. El líder de Cs, que ha vetado cualquier posibilidad de llegar a acuerdos con el PSOE, con Unidos Podemos y con los partidos nacionalistas —formaciones que, en conjunto, representan a más del 50% del voto de los españoles—, proclamó: “Yo soy el del diálogo y Ciudadanos es el partido del diálogo”.

La Ejecutiva de Ciudadanos aprobó en febrero que no alcanzará un acuerdo de Gobierno ni con Pedro Sánchez ni con el PSOE tras las elecciones generales del 28 de abril. La formación naranja estaba entonces convencida de que las elecciones estarán marcadas por el conflicto catalán y la decisión del presidente del Gobierno de “dialogar y pactar” con los partidos independentistas, de ahí que que buena parte de sus mensajes sigan girando en torno a Cataluña a pesar de que fue precisamente la falta de respaldo de Esquerra y del PDeCAT a los Presupuestos lo que provocó el anticipo electoral.

Cs también insiste una y otra vez en la necesidad de que el Gobierno de España no vuelva a pactar nunca con partidos nacionalistas, como llevan haciendo PP y PSOE desde hace décadas. De hecho, entre sus propuestas está modificar las leyes para dificultar la entrada de estos partidos en el Congreso. Y, por supuesto, se niega a llegar a acuerdos con Unidos Podemos, a los que tacha de “populistas”.

En una convención de candidatos celebrada este viernes en un céntrico hotel de Madrid, Rivera trató de identificar al PSOE y al PP con el pasado, con “la caspa”, dijo, y les acusó de intentar dividir a los españoles “como si fuera un partido de fútbol. ¿Y tú con quién vas? ¿Con la izquierda o con la derecha? Yo voy con España”, se respondió a sí mismo. “Rojos y azules”, insistió, no son más que “etiquetas antiguas, obsoletas, que se ha demostrado que están superadas en España y en el mundo”.

Dinamitados los puentes con el PSOE y cerrada la puerta a cualquier entendimiento con Unidos Podemos y los nacionalistas, a Ciudadanos sólo le queda la posibilidad de suscribir acuerdos con el PP y con Vox. Y para mejorar sus expectativas en la pugna que mantiene con estos partidos por el voto de la derecha, la estrategia de Rivera pasa también por intentar mostrarse a sí mismo como el líder de esa triple alianza.

El debate con Sánchez

De ahí que este viernes se permitiese retar al presidente del Gobierno y candidato del PSOE a la Moncloa, Pedro Sánchez, a mantener con él un debate cara a cara, a pesar de que los usos democráticos reservan ese papel al líder de la oposición —Ciudadanos es la cuarta fuerza política del Congreso—. “Los dos modelos de España” que hay sobre la mesa ahora mismo, argumentó, son el de Ciudadanos, que busca formar “un Gobierno constitucionalista”, y el del “sanchismo”, que según él deja los Presupuestos en manos de Podemos y la política nacional en las del president de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra.

El propio Casado replicó inmediatamente al líder naranja: “A lo mejor es que” Rivera vive “en una realidad paralela”, ironizó en referencia a la propuesta.“Nosotros tenemos 102 escaños más y, según todas las encuestas, 10 puntos más que ellos”, advirtió. El debate cara a cara “debe ser del líder de la oposición y del presidente del Gobierno, las dos únicas alternativas que pueden liderar” un Ejecutivo.

Pero la alternativa a Sánchez, según Rivera, no puede ser Casado, porque el líder del PP prefiere seguir en “la lógica de la izquierda y la derecha” y estar “todo el día hablando de los años 80” en vez de “avanzar y mirar hacia adelante”. Casado insiste en las “recetas del pasado” y no quiere hacer “reformas valientes”.

Además de reivindicar la identidad centrista de Cs, tocada después de demostrar su disposición a llegar a acuerdos con PP y Vox —el lunes en una entrevista en TVE se negó a excluir a la extrema derecha de Santiago Abascal de lo que él entiende por fuerzas constitucionalistas—, Rivera insistió en el conflicto catalán para criticar al PSOE y reivindicar a su partido como el único, aseveró, que puede “parar los pies al separatismo”, porque Sánchez está dispuesto a llegar a acuerdos con los independentistas y “Casado ya ha dicho que va a pactar otra vez con los nacionalistas” del PNV.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, sigue empeñado en recolocar la imagen de su partido y de él mismo después de que la alianza con el PP en Andalucía —apoyada por la extrema derecha— y la foto de Colón —junto a Pablo Casado y el líder de Vox, Santiago Abascal— hayan situado a la formación naranja como una pieza más de la alianza de las tres derechas a sólo unas semanas de las elecciones generales.

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