Mucho ruido y pocas nueces. La tozudez con la que el secretario general de los socialistas gallegos, Pachi Vázquez, se ha batido con la dirección federal del PSOE para que sus militantes puedan elegir secretario general en primarias el próximo mes de septiembre no parece que haya hecho florecer las alternativas. Más bien todo lo contrario. En el mejor de los casos sólo habrá dos candidatos: el presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, y el alcalde de A Illa (Pontevedra), Manuel Vázquez.
Y eso sólo si, como reconocen fuentes de los diferentes sectores del partido, algunos partidarios de Besteiro echan una mano a su adversario para que reúna las 1.125 firmas de militantes que necesita para poder presentarse. No en vano ellos son los primeros interesados, porque si el presidente de la Diputación lucense es el único que logra los avales se verá expuesto al riesgo, nada conveniente para él, de una baja participación que ponga en cuestión su representatividad nada más comenzar el mandato. Esa es una de las peculiaridades de las primarias gallegas: habrá votación aunque haya un solo candidato.
¿Qué ha pasado en el Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE) para que la fragmentación de los últimos años, con diferentes facciones enfrentadas entre sí, no haya sido capaz de alumbrar varias candidaturas a la secretaría general? Una de las causas está, precisamente, en esa fragmentación: ninguno de los numerosos sectores enfrentados al actual secretario general es, en solitario, lo suficientemente fuerte como para afrontar la pelea con garantías de éxito. Así que casi todos han optado por apostar por un caballo ganador y, en este caso, el jinete que parte con ventaja gracias a un amplio respaldo en la provincia de Lugo es Gómez Besteiro.
Amplio respaldo
Otro de los motivos que también ha pesado, según opinión compartida por distintas fuentes, es el agotamiento. Tantos años de peleas internas han dejado el partido muy debilitado y a sus líderes exhaustos. Ya no les queda ni la motivación de echar a Pachi Vázquez, que ha anunciado su retirada. Por esa razón, y antes de recoger un solo aval en el proceso que arranca este lunes, Besteiro ya cuenta con el respaldo de grupos tan heterogéneos como hasta hace poco irreconciliables, entre ellos el exministro José Blanco, recién liberado del peso de la investigación del caso Campeón, el también exministro Francisco Caamaño, la corriente Novo Socialismo Galego (NGS), liderada por Iván Puentes, exalcalde de Fene (A Coruña), la ejecutiva local del partido en Ourense, opuesta a Pachi Vázquez… Sólo está fuera, de momento, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y la porción de la provincia de Pontevedra que le es afín, aunque su vinculación con Blanco hace bastante previsible que termine apostando por Besteiro.
Ninguno de ellos profesa fe alguna en las cualidades del principal aspirante, un abogado, de 45 años que milita en el partido desde hace casi un cuarto de siglo. Pero, por una u otra razón, ninguno quiere ahora enfrentarse a él.
¿Y quién apoya a Manuel Vázquez, alcalde del minúsculo municipio pontevedrés de A Illa, que se atreve a hacerle frente? Ningún sector del partido. Lo que hace más previsible que, aunque alcance los avales mínimos necesarios (el 10% de la militancia, cinco puntos porcentuales menos de lo que se exigió en las frustradas primarias andaluzas), no pasará de la condición de sparring.sparring
Doce días para recoger firmas
El proceso de recogida de firmas se prolongará durante doce días, hasta el viernes 2 de agosto. Los candidatos tendrán todo el mes para ganarse a los militantes, convocados a votar el 7 de septiembre. Lo que ellos digan, a pesar de que la Ejecutiva Federal insiste en considerar las primarias un ejercicio de voto “experimental” y “no vinculante”, determinará el nombre del secretario general que, apenas 20 días después, elegirá el PSdeG-PSOE en un congreso extraordinario.
¿Y después qué? Privado de una victoria clara en unas primarias frente a oponentes sólidos, el principal reto que tendrá que afrontar Besteiro como secretario general es el de la unidad. El PSOE gallego es hoy un partido roto por los cuatro costados, una sombra de su mejor época, cuando Emilio Pérez Touriño lo llevó al Gobierno de Galicia. Quienes apoyan a Besteiro sólo tienen en común la animadversión hacia Pachi Vázquez, a quien acusan de todos los males del partido. Y nada más. La enemistad entre Blanco y Caamaño es casi legendaria, la falta de sintonía entre Novo Socialismo Galego y Caballero no pasa inadvertida. Y son sólo dos ejemplos. Así que lo primero que tendrá que hacer es ganarse la fidelidad de todos en un contexto político extremadamente adverso.
Para empezar, Besteiro es presidente de la Diputación de Lugo y no diputado del Parlamento gallego. Eso le deja fuera de la Cámara autonómica, la arena en la que se cimentan los liderazgos políticos en Galicia. El nuevo secretario general del PSdeG-PSOE no tendrá oportunidad de medirse con sus principales oponentes, el presidente Alberto Núñez Feijóo (PP) y el líder de la coalición Esquerda Unida-Anova, Xosé Manuel Beiras, ambos mucho más conocidos que él.
A los principales debates sólo podrá asistir como invitado, desde la tribuna, lo que devolverá el PSOE gallego a la frustrante experiencia de los años noventa, cuando el entonces alcalde coruñés, Francisco Vázquez, dirigía el partido pero no formaba parte del Parlamento.
Un competidor en el Parlamento
Besteiro no tiene más remedio que promocionar a algún dirigente con escaño para que ejerza como cabeza visible de los socialistas en el Parlamento. Un puesto apetitoso, por lo que tiene de proyección pública, que muchos en el partido creen que ya está reservado a Francisco Caamaño a cambio de apoyar al candidato lucense para la secretaría general. Y, por si eso fuera poco, su papel como líder se verá seriamente tocado si, como prevén todas la fuentes consultadas, en las elecciones municipales de 2015 pierde la Presidencia de la Diputación de Lugo y su rango institucional se ve reducido al de simple concejal en el Ayuntamiento de la capital provincial.
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El escenario, ya de por sí muy complicado, se vuelve todavía peor si se extiende a las próximas elecciones autonómicas, previstas para 2016. Casi todo el mundo, dentro del socialismo gallego, da por hecho que, cuando se celebren primarias para elegir al candidato socialista a la Presidencia, Besteiro se encontrará frente a frente con Caamaño e incluso con José Blanco.
A pesar de la dificultad de hacer pronósticos a tan largo plazo, a día de hoy, tanto el entorno del uno como del otro citan la candidatura a la Presidencia de la Xunta entre sus respectivas ambiciones. En el caso de Blanco lo ha dicho él mismo: “Yo no quiero competir con Besteiro, quiero ganar a Feijóo”, proclamó hace apenas unos meses. "Ganar" al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, es el objetivo. "Hay que preparar al partido para ese gran reto en un momento en que Galicia se desangra", insistió este lunes en una entrevista en la Cadena SER.
¿Y qué será de Pachi Vázquez? El secretario general saliente ya ha anunciado que conservará tanto su escaño en el Parlamento de Galicia como su puesto en la Ejecutiva Federal, dos asientos clave que no se corresponden con el perfil de alguien que deja la política. Sus próximos ya lo advierten: que nadie espere un convidado de piedra como el que representó Emilio Pérez Touriño cuando perdió las elecciones y permaneció un tiempo en su escaño sin actividad alguna. Su intención, aseguran, es mantenerse activo, tanto a disposición de la nueva dirección como de los militantes de su provincia.
Mucho ruido y pocas nueces. La tozudez con la que el secretario general de los socialistas gallegos, Pachi Vázquez, se ha batido con la dirección federal del PSOE para que sus militantes puedan elegir secretario general en primarias el próximo mes de septiembre no parece que haya hecho florecer las alternativas. Más bien todo lo contrario. En el mejor de los casos sólo habrá dos candidatos: el presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, y el alcalde de A Illa (Pontevedra), Manuel Vázquez.