Altamira Gonzalo: "Acreditar la situación de transexualidad y permanencia en el tiempo no es una restricción de derechos"

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Altamira Gonzalo (Zaragoza, 1949) lleva toda una vida dedicada a defender los derechos de las mujeres. Desde el derecho, pero también desde el activismo sobre el que se ha cimentado el movimiento feminista. La vicepresidenta de la Asociación Themis Mujeres Juristas observa con lupa los pasos que se están dando actualmente por los derechos de las mujeres, pero también los cambios relativos a la autodeterminación del género. La también presidenta del Consejo Asesor de Igualdad del PSOE celebra el debate sano, la diferencia desde el respeto.

Entre sus reflexiones, la necesidad de acometer un cambio de paradigma que conlleve la despatologización de las personas trans. Pero con garantías y seguridad jurídica. En esta entrevista con infoLibre desgrana las debilidades de la ley, pero también sus fortalezas y la urgencia de caminar, feminismo y activismo trans, de la mano para conquistar derechos.

PREGUNTA: ¿Ha quedado obsoleta la ley de 2007 sobre el cambio del sexo registral?RESPUESTA:

Yo creo que hay cierto consenso en que en esa ley, que en su día fue pionera, hay cuestiones que habría que modificar. Una de las cuestiones es el tema de la obligatoriedad de la hormonación durante dos años. Yo creo que en ese extremo hay un consenso muy amplio no solo por el partido proponente del borrador de la ley actual, sino también por parte del PSOE. Es una situación ya superada, estamos en una sociedad muy cambiante, muy compleja, hay que ir avanzando a medida que la sociedad va cambiando. Y ese es uno de los cambios que debe hacerse de la ley de 2007.

P: Usted es partidaria de otras pruebas acreditativas del cambio registral, ¿cuáles le parecen convenientes?

"El acceso al libre ejercicio de derechos está normalmente supeditado al cumplimiento de determinados requisitos, no quiere decir que esto suponga una restricción de derechos"

R: Como jurista y dado que estamos hablando de una ley, yo creo que hay que ser bastante precisas y bastante concretas. Si hablamos del borrador de ley que se ha presentado por Podemos, yo quiero hacer algunas críticas constructivas porque creo que es un documento que hay que discutir. En relación con lo que dices: en el borrador el acceso al cambio de sexo registral y de nombre no se hace depender de ningún requisito salvo la determinación de la persona que lo solicita. Esto yo creo que no puede ser así por una razón importante: ese libre derecho a la libre determinación puede chocar con los derechos de terceras personas. El acceso al libre ejercicio de derechos está normalmente supeditado al cumplimiento de determinados requisitos, no quiere decir que esto suponga una restricción de derechos. Vivimos en sociedad y las libertades no son absolutas. Si yo quiero acceder a una prestación, tendré que aportar unos documentos. Si quiero acceder a casarme, tendré que acreditar estar soltera, por ejemplo. Casarse es un derecho pero tiene unos requisitos que yo tengo que acreditar. En esa medida creo que hay que acreditar la situación de transexualidad y hay que acreditar también una permanencia en el tiempo en la situación de transexualidad. Porque esto coincide con la vida misma: uno no se despierta hoy y decide ir a cambiar su sexo registral, es un proceso. Sobre esto, el Tribunal Constitucional ha elaborado doctrina y hay una sentencia sobre la necesidad de la permanencia, de la estabilidad, que no tiene nada que ver con la obligatoriedad de operación quirúrgica que ya no se exige en la ley de 2007, ni con la necesidad de hormonación, porque hay que respetar que hay personas que no quieran hormonarse porque no quieren cambiar sus características.

¿Esto cómo se acredita? En derecho hay muchas formas. Como no estamos ante una enfermedad ni ante un trastorno psiquiátrico, evidentemente no serán exigibles certificados médicos o certificados psiquiátricos. Pero sí estamos ante una alteración psicológica que ocasiona esa disconformidad respecto al sexo que se tiene en el carnet de identidad o en el registro civil y el sexo al que se quiere transitar. ¿Eso quién puede acreditarlo en nuestra sociedad científica? No se me ocurre nadie mejor que personas de la ciencia psicológica, que son además a quienes acudimos cuando en la vida nos encontramos en situaciones que nos ocasionan malestar psicológico. Las opiniones son varias, pero desde el conocimiento que tengo del mundo del derecho y la práctica procesal, creo que lo más adecuado sería un certificado de un profesional psicólogo. Eso no es ningún demérito, es seguridad para todo el mundo. Es verdad que desde el mundo del derecho siempre tenemos que ponernos en la peor de las situaciones y se trata también de evitar una utilización espúrea de un derecho sin ningún tipo de restricción en el acceso, no tanto restricción, sino acreditación de la situación que se invoca.

P: ¿Qué tipo de utilización espúrea?

R: Eso está dando lugar a medidas de acción positiva: si yo transito de un sexo a otro, con determinadas legislaciones autonómicas, estoy teniendo prioridad para acceder por ejemplo a puestos de empleo público. En enero de 2020, el Ayuntamiento de Zaragoza, del Partido Popular, sacó 87 plazas y de ellas dos eran para personas transexuales. Esto es una ventaja evidente. A mí me parece bien la ventaja porque sintonizo mucho con el mundo de las personas transexuales. Yo tuve una experiencia muy adversa en el ejercicio de la profesión cuando yo estaba empezando mi carrera a finales de los setenta en Madrid en turno de oficio. Yo defendía a un hombre por un tema de delitos menores, no conseguí dar con él hasta el día del juicio. Ese día, diez minutos antes de la hora fijada, se presentó una señora guapísima, rubia, altísima, tremenda, con pecho, y me dijo soy fulanito de tal. En la sala se enteraron, me mandaron entrar y me dijeron "señora, si este hombre no se presenta vestido como hombre en la sala, se celebrará el juicio sin su presencia". Cómo le iba a decir que se vistiera como un hombre si era una mujer. El fiscal me dijo: "Soy padre de familia y lo peor que les puede pasar a mis hijos es ser homosexuales". Confundió el tocino con la velocidad pero dejó clara su manera de pensar. Con esta mujer, además, se vengaron bien: por supuesto perdimos el juicio y la mandaron procesada al juzgado de guardia por desacato, al venir vestida de esa forma. Menos mal que había un juez más progresista y la dejaron en libertad. Desde hace años soy sensible a las situaciones de discriminación a las que se enfrentan estas personas y por tanto estoy en contra de esas situaciones de discriminación. Sé que las personas transexuales tienen un tiempo para transitar y tomar una decisión definitiva, creo que es sensato y no es ninguna limitación y restricción del derecho, limitar esa libertad, acreditarla.

Y qué decir del tema de las estadísticas, la base que hemos tenido las mujeres para demostrar las brechas de género que existen en todos los ámbitos. En salarios, pensiones, acceso a determinados puestos de trabajo, trabajo a tiempo parcial. Esas son las pruebas palpables y evidentes de la discriminación, a partir de todos esos datos científicos es como se empieza o se continúa tratando de reducir todas esas brechas de género. Si no hay límite en el número de veces que podemos transitar, si no hay límites de tiempo, esto se alborota, se difumina, desaparece y ¿cómo demostramos que las mujeres cobramos 700 euros de pensión de media y los hombres 1.300? El tránsito es un derecho, pero no puede ir contra derechos de terceras personas.

P: Otra de las grandes críticas a la ley tiene que ver con los menores. ¿Le parece problemático el tratamiento de ellos en la norma?

R: Me preocupa mucho el tratamiento que se da a la infancia. Que se acuerde una mayoría de edad a los 16 años es un tema que habría que discutir, yo no encuentro razón para que no se generalice la mayoría de edad a los 16 años, ya estamos poniendo ese límite para decisiones muy importantes en la vida, quizá sería coherente. Pero de los 12 a los 16 años la ley se da una capacidad de decisión para el cambio de sexo, eso ya entra en colisión con lo que conocemos de lo que es la infancia y la adolescencia y lo que dicen las sociedades científicas. La Organización Mundial de la Salud cuando habla de la discordancia de género, dice que su diagnóstico no se puede hacer antes de la pubertad y en relación a la infancia dice que las variaciones en el comportamiento de género no son por sí solas una base para determinar el diagnóstico. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición ha hecho un posicionamiento en el que dice que las consecuencias parcial o totalmente irreversibles de los tratamientos hormonales están multiplicadas en la infancia y la persistencia de lo que llaman disforia de género en los niños es menor que en los adultos. Indican que entre un 80% y un 95% de niños prepuberales que dicen sentirse del sexo contrario no seguirá experimentando tras la pubertad disforia de género. En relación a la infancia la prudencia debe de ser la norma. El acompañamiento, el asesoramiento. Yo que me he dedicado al derecho de familia y que toda la vida nos han inculcado que los derechos de los niños son el principal interés que hay que atender, los encuentro totalmente desprotegidos en este borrador. Hay que ayudar a los padres y madres a serlo, pero son ellos quienes tienen que vigilar y tomar decisiones por sus hijos.

P: El Gobierno argumenta que las familias de menores trans reivindican la autodeterminación del género también para ellos. ¿Qué le parece?

R: La ley lo que hace es priorizar la manifestación de los menores sobre la de sus padres. A mí me parece que lo que hay que hacer es al revés: enseñar a educar a los padres y a las madres. Yo soy madre: si un hijo me manifiesta este u otro problema, yo y la mayoría vamos a procurar enterarnos bien, cuál es la mejor ayuda que le podemos dar… No hay que sospechar de los padres. Además, una vez formada su opinión, es su obligación oponerse a una decisión de los hijos que les pueda perjudicar. Es su obligación. Por eso tenemos que hacer hincapié en los servicios de asesoramiento, ayuda, para enseñar a los padres y madres qué hacer, qué es lo mejor para los hijos cuando se den esas situaciones. Yo siempre considero que quien más quiere a un niño o niña son sus padres, obviamente. Siempre intentamos hacer lo mejor por los hijos, nos confundimos muchas veces, por eso hay que hacer buenas escuelas para enseñar a educar a los hijos, instrumentos para todo el profesorado, para ayudar a los menores a explicar una situación que no tiene por qué ser problemática. A mí me parece que ahí tenemos más responsabilidad los adultos. En derecho de familia se les empieza a escuchar un poquito antes de los 12 años y decidir no deciden hasta los 18.

P: Antes hablaba de una experiencia adversa en los juzgados, hace años. ¿Cee que es necesaria más formación para los operadores jurídicos en cuestiones LGTBI?

R: Forma parte de la formación en género, formar en género es formar en igualdad. Las mujeres lesbianas, los hombres gais, las personas transexuales, sufren discriminaciones adicionales. Entonces sensibilizar, comprender, entender esas situaciones, requiere una formación en igualdad importante y es exactamente la misma formación que necesitan los operadores de justicia para atender las situaciones de violencia de género. Esa formación es muy importante porque es la única manera de que cambien las actitudes en los juzgados para las víctimas de discriminación.

P: Hay quien compara las alertas en torno a la ley con las que saltaron cuando se aprobó la ley del matrimonio homosexual. ¿Qué opina?

R: No tiene nada que ver una situación con otra. Cuando tú contraes matrimonio, primero te exigen estar soltero, un requisito que tienes que acreditar y además contraes obligaciones con la persona con la que te estás casando. Tiene consecuencias jurídicas. Yo no recuerdo que en el año 2005 [el matrimonio igualitario] fuera un motivo de discusión ni muchísimo menos. Solo se opuso el PP, el resto de la sociedad estábamos de acuerdo y estábamos reclamando esto.

P: ¿Le preocupan las secuelas que puede estar teniendo este debate dentro del movimiento feminista?

R: No, todo lo contrario, este es un debate enriquecedor, un debate que obliga a todo el mundo a reflexionar y a posicionarse. El movimiento feminista hemos luchado toda la vida contra todas las discriminaciones y la discriminación que sufren las personas transexuales es una discriminación más, como pueden sufrir las personas discapacitadas u otras personas. Desde el feminismo siempre se ha luchado por los derechos de las personas trans. Toda la vida. Las hemos acogido como personas del movimiento feminista. Ahora, yo creo que por parte del movimiento queer se está utilizando a los y a las transexuales. Yo veo claro que hay una utilización. En el fondo no se está proponiendo un aseguramiento de sus derechos, sino un totum revolutum que perjudica a transexuales y a mujeres. Hay muchas cosas que pensar. En algunas comunidades se han aprobado leyes que han pasado sin hacer ningún ruido, pero lo más sorprendente es que se han aprobado por todos los partidos por unanimidad, algo inconcebible en nuestra sociedad, sobre todo cuando se trata de un sector discriminado, conseguir un mínimo derecho es una batalla de años y de riesgo. ¿Por qué razón todos los partidos de derechas apoyan esto?, ¿por qué razón el Ayuntamiento de Zaragoza ha puesto plazas para personas transexuales? Son cosas que me hacen meditar.

Por otra parte, la invocación del derecho total al yo soy libre para autodeterminar mi género, mi sexo, yo soy libre para utilizar mi cuerpo, para venderlo, es una manifestación de una fase del capitalismo, que es el neoliberalismo, en el que el rey soy yo. Y yo soy lo más importante de este mundo, siempre que yo tenga dinero para hacer lo que quiera tengo la libertad para hacerlo. Y yo creo que llevamos toda una vida luchando por una vida en sociedad en la que todos podamos ejercer nuestros derechos sin tener que pisar los derechos de los demás, favoreciendo a las personas más discriminadas. Creo que detrás subyace esta mentalidad y parece que quienes nos oponemos somos personas antiguas, obsoletas, que nos hemos quedado con un discurso viejo. Yo creo por el contrario que no hemos logrado alcanzar nuestro sueño que es justo, el sueño de la igualdad de las mujeres. Cuando terminemos con esas brechas, dará igual que seamos mujeres, que hombres, que no binarios. Seremos iguales. Pero que ahora se nos quiera llamar a las mujeres como se propone en el borrador, personas con capacidad de gestar, pues no.

P: Ha mencionado el género no binario, ¿qué opina de su encaje legal? El borrador otorga el plazo de un año para estudiarlo.

"Cuando se legisla hay que legislar para mayorías. No se puede legislar para minorías, para las excepciones"  

R: Yo no tengo conocimientos científicos para opinar al respecto, tengo experiencia de vida y sé que hay muy pocas personas que puedan ubicarse ahí. Pero yo no tengo conocimientos científicos y parece ser que quienes han hecho la ley tampoco, porque lo han pospuesto para un momento posterior. Sé que es una situación que se da en muy pocas ocasiones en la vida, no tengo ningún problema en que se reconozcan los derechos necesarios para ejercer una vida plena como la de todos los demás, pero cuando se legisla hay que legislar para mayorías. No se puede legislar para minorías, para las excepciones. Esta ley está pensada para minorías, si ya hablamos de género no binario, no digamos. No hay estadística de cuántas personas transexuales hay en España, hay un estudio del Hospital Clínic de Barcelona que habla de un 0,1%. Todas las personas somos importantes, pero los números también.

P: ¿Cómo cree que está afectando este debate a la idea de sororidad entre mujeres, tan reivindicada desde el feminismo?

R: Yo no veo tan roto o tan dividido al movimiento feminista. Yo no lo veo en el movimiento feminista que yo conozco de las organizaciones de mujeres, yo pertenezco al Consejo de Participacion de la Mujer del Ministerio de Igualdad. Este es un debate en el que hay una opinión consensuada, otra cosa es que tengamos que concretar cómo habría que acreditar, cuánto tiempo habría que marcar. Pero lo que es la filosofía, yo creo que hay un amplio acuerdo: las personas trans tienen derecho a poder transitar de un sexo a otro sin necesidad de intervenciones médicas, pero con seguridad jurídica para el resto de las mujeres. En el movimiento feminista toda la vida hemos discutido mucho, hay cuestiones en las que estamos muy unidas y otras en las que hay divergencias. Pero eso también lo enriquece, el debate siempre es bueno. Sí veo con esperanza cómo está el movimiento feminista en este momento: está activo, está preocupado, los 8 de marzo que hemos tenido no surgen de la nada.

P: ¿Y cómo asiste a las divergencias entre la izquierda?, ¿qué sensación tiene respecto a los choques en el Gobierno?

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R: Es normal. Es un Gobierno que no es monocolor, es de coalición, tampoco hay cultura en España de gobiernos de esta manera. Yo creo mucho en el consenso, en la discusión, creo que los dos partidos estaban convencidos de que es obligatorio llegar a un acuerdo, no me cabe duda que se va a llegar y por eso tienen que perfilar bien cuáles son las líneas rojas de cada partido. Se llegará a una situación de consenso y será una ley todavía más querida porque será una ley consensuada y que no genere situaciones de desprotección para ningún sector, especialmente las mujeres.

P: ¿Cómo espera que sea este 8M?

R: No va a poder haber manifestaciones, porque el año pasado nos echaron la culpa del covid a las mujeres. Siendo muy importantes las manifestaciones, porque el calor y la unidad son una fuente de energía para seguir trabajando, no es lo más importante. Este 8M las mujeres vamos a afrontar una situación muy dura cuando podamos salir del covid. Van a desaparecer muchos puestos de trabajo, fundamentalmente formados por mujeres, servicios, turismo, empleos irregulares y va a haber una gran necesidad económica para las mujeres. Nos preocupa muchísimo. Loar los mensajes de cuidados, ponerlos en valor, para que las mujeres sufran menos por tener que quedarse ahí, puede ser un retroceso muy duro para las mujeres. Necesitamos independencia económica para poder tener independencia personal. Por tanto hay que reivindicar un trabajo digno, acorde con nuestra preparación, que nos permita sobrevivir con dignidad, es esencial. Ahora vamos a estar en una situación en la que están en peligro muchos puestos de trabajo de mujeres y además se va a querer revestir eso con que los cuidados son muy dignos. Sí, pero nos dignifica más tener nuestros medios económicos para tomar nuestras decisiones personales. Es un objetivo para el 8: cómo salir del covid para que las mujeres no resultemos más perjudicadas.

Altamira Gonzalo (Zaragoza, 1949) lleva toda una vida dedicada a defender los derechos de las mujeres. Desde el derecho, pero también desde el activismo sobre el que se ha cimentado el movimiento feminista. La vicepresidenta de la Asociación Themis Mujeres Juristas observa con lupa los pasos que se están dando actualmente por los derechos de las mujeres, pero también los cambios relativos a la autodeterminación del género. La también presidenta del Consejo Asesor de Igualdad del PSOE celebra el debate sano, la diferencia desde el respeto.

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