Aplausos a Aguirre y Mayor Oreja e insultos para la cúpula del PP

Hay un sector del Partido Popular (PP), en el que se integran gran parte de los más jóvenes de la formación, que tuerce el gesto cuando se les habla de "los principios y los valores". No es que reniegen de las señas de identidad de una formación que siempre ha presumido de un discurso único independientemente de las circunstancias y de los territorios. Su principal problema es que discrepan de que sea un grupo concreto de dirigentes, más veteranos, el que intenta hacer uso exclusivo de ese discurso. De monopolizarlo.

Lo que ha ocurrido este domingo en la madrileña plaza de Colón, en la concentración de la AVT AVT, tiene mucho que ver con este choque de sensibilidades dentro del partido. Los "duros", contra los "blandos", los "halcones", contra las "palomas".

Así, mientras la dirección nacional del partido, representada por los vicesecretarios Esteban González Pons, Javier Arenas y Carlos Floriano, y el PP de Euskadi, representado por su líder, Arantza Quiroga, y su secretario general, Iñaki Oyarzábal, recibían todo tipo de críticas a su llegada y a su marcha del acto, los integrantes del ala dura quedaban al margen de los abucheos

No sólo quedaban al margen, sino que fueron jaleados por los asistentes. La presidenta del PP de Madrid, y expresidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, fue recibida al grito de "¡Presidenta, presidenta!". "¡A tí sí te queremos!", le regalaba desde la zona del público un joven que rondaba la treintena y que después cargaría con un "¡Hija de puta, traidora", dirigido hacia Arantza Quiroga.

Jaime Mayor Oreja, portavoz del PP en el Parlamento Europeo, fue de los últimos en llegar a la zona de autoridades. Su entrada fue acompañada de aplausos. "¡Queremos a Mayor Oreja. A Esperanza. A María San Gil", gritaba una señora de mediana edad. "¡Eso. Eso!", secundaban los que estaban a su alrededor mientras mostraban su deseo de "otra derecha" para España.

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Minutos antes de que Mayor Oreja hiciera su aparición por la plaza de Colón le habían precedido Pons, Arenas, Floriano y otros dirigentes del partido como diputados y senadores. Pudieron escuchar todo tipo de insultos: desde "ladrones" a "traidores" pasado por un "no os merecéis el pueblo que tenéis. Poneos a trabajar". Ni el presidente del Gobierno ni ninguno de los integrantes de su equipo estuvo presente.

Fuentes del partido consultadas coinciden en señalar que gran parte de la presencia de la dirección nacional del PP en Colón este domingo tiene que ver con las presiones del ala dura y de los más veteranos. No en vano, Esperanza Aguirre, fuera de la política pero con un gran respaldo electoral, fue la primera dirigente conservadora en dar su apoyo a la cita y en confirmar su presencia. No esperó, pues, a que el partido emitiera un comunicado el jueves anunciando que secundaba la convocatoria y que estaría presente.

Su sucesor, Ignacio González y otros cargos de la Comunidad de Madrid tampoco esperaron a la fijación de postura por parte de la dirección nacional para sumarse. Se trata de algo que tampoco hizo la alcaldesa de Madrid, Ana Botella. Su marido, el expresidente José María Aznar y líder de FAES, otro de los puntales del sector más conservador del partido, no estuvo. Desde su fundación precisaron que iba a ausentarse por no "restar protagonismo a las víctimas".

Hay un sector del Partido Popular (PP), en el que se integran gran parte de los más jóvenes de la formación, que tuerce el gesto cuando se les habla de "los principios y los valores". No es que reniegen de las señas de identidad de una formación que siempre ha presumido de un discurso único independientemente de las circunstancias y de los territorios. Su principal problema es que discrepan de que sea un grupo concreto de dirigentes, más veteranos, el que intenta hacer uso exclusivo de ese discurso. De monopolizarlo.

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